••••••••••En el castillo de las concubinas. —¿Estás segura que saldrá bien? —preguntó Juliana a Karla, esa mañana. —Sí, te dije que podíamos buscar comprometer al caballero de la tercera concubina, un buen chantaje para que esté a nuestro favor y deshacernos de esa fea extranjera~ —reía Karla Gerkan maliciosamente. La mujer de cabello largo oscuro, sacó de una bolsa elegante, un pequeño frasco con un líquido rosa pálido. —¿Aún tenías más? —preguntó Juliana—, creí que lo que me diste la noche de la cena de la nobleza era todo. —Claro que tenía más. Solo te dí la mitad, y aún así lo has desperdiciado. —¡No lo desperdicie!, ¡agregué el afrodisíaco en el vino de Landel y esa tonta mujer tiró la copa!, no sé cómo se infiltró pero probablemente el futuro Vizconde la ayudó. —¡Ash!, ¡eso ya es pasado!, ahora… Ella tendrá un día apasionado con su propio caballero~ jaja no podrán salir del castillo de las concubinas y los atraparemos en el acto~ haremos que nada pasó, esa tonta confia
—¡¡SU ALTEZA!!Se escuchó la voz alterada de Dimitri que recién llegaba corriendo con una pequeña caja de madera en sus manos del encargo pedido por la tercera concubina. El Conde Heliar escuchó el ruido de varios pasos y volvió a ver a la entrada de esa sala. El hombre pelirrojo se detuvo bajo el marco de la puerta y atrás de él, el Rey Maitano. Yurina dirigió su mirada esmeralda a Landel. Cuando el Rey vió a su tercera esposa en el piso, con su rostro rojo, su respiración agitada y las lágrimas cayendo por sus mejillas y al lado, al Conde Heliar. Hizo a un lado a Dimitri Arlik y en cuestión de segundos desenvainó su espada. —¡¿QUÉ LE HICISTE?! —gritó Landel lanzándose sin pensarlo sobre Alfred Heliar que cayó al piso golpeando su cabeza. —¡¡AGH!! —hizo el Conde un gesto de dolor. La espada del Rey Maitano se dirigió al cuello del hombre castaño que se quedó "congelado" de la impresión. —¡¡¡SU MAJESTAD, NOOO!!! —gritó Dimitri Arlik quien de inmediato agarró el brazo derech
—¡Por que no me gusta compartirte! El Rey Maitano se quedó atónito ante la respuesta de su tercera esposa. —¡Ellas me intentaron matar una vez y tú lo sabes!, ¿por qué no podía tenderles una trampa?, ¡claro que sabía del veneno por eso envié a Dimitri a mi laboratorio para contrarrestarlo! —Pero… Arriesgando tu salud… —¡No la arriesgué!, ¡sabía lo que hacía aunque estaba un poco aturdida pues no sabía que era tan potente esa sustancia que me dieron! Landel apartó sus manos enguantadas de los hombros de su esposa y se cruzó de brazos. —¡No quiero que vuelvas a hacer algo asi, Yuri! —¡Entonces tú deja de ser tan lindo con cualquier mujer! —exigió ella—, ¡sabes que te amo!, ¡no sabes lo mucho que me duele! Landel frunció el ceño. —Lo que dices me hace ver cómo un mujeriego que ama el libertinaje y yo no soy así, lo sabes. —No, claro que no, solo tienes 3 esposas y en el evento ví que tan atento eras con Juliana… Cómo ella te tocaba y como la dejabas hacerlo… —Tenía que aparen
••••••••••Al día siguiente, en la oficina del Rey Maitano. —¡Quítame la sanción!, es lo mínimo que puedes hacer como disculpa por quererme decapitar —pidió el Conde Heliar, al Rey Landel.Landel se le quedó viendo seriamente a ese hombre que andaba su cuello vendado y su traje formal holgado de ese sector. —Está bien… Lo haré. —¿En serio?, jaja pensé que no ibas a aceptar~ —reía él con nerviosismo. — También te ofrezco una disculpa, actúe impulsivo y como Rey no debería- —¿Lo hiciste por ella, no es así? —preguntó Alfred interrumpiendo a su amigo. Landel asintió. —Me sorprendió demasiado tu reacción, ni siquiera me dió tiempo de defenderme —continúo hablando el Conde Heliar, posando sus ojos azules claros en Landel—. ¿Quién diría que eras un hombre tan posesivo y celoso?, jamás reaccionaste así por la cercanía de ningún noble a una de tus otras mujeres~ —Yuri no es cualquiera. —Jajaja~ realmente estás enamorado, aunque creí que eras de gustos más… Finos y no tan si-—¿Qué es
••••••••••Reino de Maita. 4:00pm. Castillo de las concubinas:••••••••••El Conde Heliar dió la carta de autorización del Rey, para poder visitar a su hermana menor. Los caballeros a cargo de la estricta vigilancia accedieron a que pasara. El hombre elegante de cabello castaño, caminaba por el largo pasillo, pensativo. "Que extraño… ¿Por qué hay tanto silencio?" "Ninguna doncella, ningún guardia por los alrededores" Sospechaba el Conde apresurando sus pasos, hasta que observó una puerta abierta y se asomó de reojo. ¡Impactado! Alfred Heliar vió a varios caballeros inconscientes en el piso de ese salón, habían unas tazas de té con el líquido derramado. Cuando el hombre se agachó tocando el pulso de uno de ellos, respiró con alivio. "¡Que bueno, está vivo!" De inmediato Alfred reviso a los otros cinco hombres, dándose cuenta que todos estaban simplemente inconscientes. Él salió de ahí apresurado, alertando a los guardias del exterior y regresando en busca de su pequeña herma
••••••••••5: 30 pm.Al sur de Maita. En el castillo ubicado en el territorio perteneciente al Linaje Real Lamparth. —Ya van diez días desde la última vez que tuve una respuesta de Tiana… —confesó preocupada la Reina retirada, Virginia Wiztan, saliendo al balcón donde estaba su esposo. —¿Diez?, es poco, pero probablemente descubrieron que lograba enviarte cartas aún con la estricta vigilancia de Gorian —opinó el Rey retirado, Lance Lamparth. —¿Crees que fue Jhonn? —Fue él. —No lo digas con tal seguridad… Él no es un mal chico y- —Virginia —la interrumpió Lance—, es momento de que te des cuenta, nuestro hijo decidió cortar él mismo cualquier lazo con nosotros. Tendremos que aceptar ese hecho aunque no nos guste. Virginia tenso su expresión, posando su mirada al jardín que se observaba desde ese balcón. Mismo jardín en el que se veía al príncipe Rehyan Lamparth, practicar esgrima esa tarde con uno de sus guardianes. —¡NO PUEDO!, ¡NO HARÉ ESO!, Lance no puedo simplemente dejarl
••••••••••8: 40 pm. Toc~ toc~ Cuando Yurina escuchó que tocaban a la puerta de su habitación esa noche, se dirigió de inmediato a abrir. —¡¿La encontraron?! —preguntó ella preocupada, a su caballero Dimitri Arlik. El hombre pelirrojo asintió. —Sí. Sin embargo… Sin vida. —¿Eh? —Yurina pensó que había escuchado mal—, ¿qué dijiste? —La primer concubina del Rey… Fue encontrada sin vida en el bosque. Fue envenenada, los secuestradores, todos parece que por decisión propia u órdenes también se quitaron la vida. Es todo lo que averigué. Yurina llevó su mano a su boca sorprendida. Se sintió horrorizada al escuchar eso. ¿Quién pudo planear ese supuesto secuestro que terminó en un crimen? De pronto, sintió su cuerpo débil y se fue a sentar al sofá en su sala. El caballero seguía bajo el marco de la puerta, observando a la tercera concubina. Yurina se quedó inmóvil unos momentos, cientos de preguntas cruzaban por su mente en ese momento. ¿Cómo estaba su esposo al respecto? ¿Qué m
Yurina miró a sus alrededores asegurándose que no hubiera nadie más. —¿Estás… Solo? —preguntó ella tímidamente. Landel se levantó del sofá en el que se encontraba, acercándose a su esposa. —¿Cómo sabes de… —el Rey hizo una pausa al darse cuenta, que solo había una persona que pudo informarla— ¿Fue mi tío? Yurina asintió, ahora nerviosa. —Sí… Pero… Bueno, es con un buen motivo y yo- —¿Qué motivo? —preguntó Landel interrumpiendo a su esposa—, ¿cómo lograste huir del sector sur?, ¿has venido sola?, ¿por qué estás llena de un raro polvo púrpura?, ¿qué- —¡Ya, no más preguntas! —exclamó ella viendo a ese hombre. El joven Rey suspiró con pesar y se volvió a sentar en el sofá individual en el que estaba anteriormente. Landel apoyó el codo de uno de sus brazos en su pierna mientras a su vez cubría con su mano su rostro. —Olvídalo. Ahorita no importa cómo o para qué has conseguido los pasadizos secretos… Tampoco quiero discutir contigo… La mujer de cabello corto, notó que ese joven