"¡¿Qué fue eso?!" Pensó Yurina al sentir el fuerte golpe, ella aturdida volvió a ver hacia atrás, las figuras de varios hombres encapuchados le causó escalofríos. Tenía una terrible corazonada de que esta vez no era como en el secuestro de su noche de bodas. Los hombres del marqués no buscaban herirla, estos a primera… ¡Querían hacerle daño! Yurina intentó levantarse rápidamente, pero su tacón pisó el borde de su vestido, ella tambaleó y perdió el equilibrio cayendo sentada nuevamente. Uno de los hombres encapuchados lanzó una bomba de humo que comenzó a acusar que la visibilidad se perdiera para esa mujer extranjera. Yurina comenzó a buscar el silbato que estaba segura de haber guardado en el bolsillo de su pomposo vestido. ¡Efectivamente ahí estaba! Pero antes de llevarlo a su boca otro de los hombres la jaló del brazo, justo en el que sostenía el silbato. —¡AAAAHHHH! — gritó ella con todas sus fuerzas esperando ser escuchada por los de la entrada, aunque estaban bastant
••••••••••—Su alteza. El Rey ha venido a verla —informó Margoth a Yurina. La tercera concubina veía por su hermoso y amplio balcón, el paisaje de ese sector sur en el territorio Real Maitano. Un hermoso paisaje diurno. —Dejalo ingresar, quiero verlo~ —Sonrió Yurina falsamente, mostrándose como una mujer ansiosa a la espera de su amado hombre. CLAC~ Una vez que Landel ingresó se sorprendió al ver a Yurina perfectamente bien en el balcón de la habitación nueva de ella. Él pidió de inmediato a todos los presentes que se fueran, quedando únicamente con su tercera esposa en esa habitación. Landel Lamparth se acercó a ella yendo a ese balcón. —Creí que estarías en cama. Escuché que te atacaron y drogaron —comentó Landel casualmente—, ya estaba por llamar a mis médicos Reales —añadió. —Conocía la droga que utilizaron en mí, así como sus efectos secundarios. La neutralice pues anteriormente he hecho medicamentos para hijos de nobles en Romian. Una semi sonrisa curvó los labios de
—¡Rey Landel! —exclamó ella deteniendo a ese alto hombre de su mano enguantada. Él posó sus ojos dorados en ella. —¿Qué ha dicho? ¿No escuché mal? ¿De verdad puedo? —preguntó Yurina emocionada. Él asintió. —Sí. De todas maneras, desde el inicio has dejado claro que no te importa como te vean los demás, así que si se burlan de ti, no te afectará en nada. Solo sigue tu papel y sobre todo cumple tu trabajo. "Es cierto, le dije que no me importaba mi dignidad y que podía dejar de lado mi orgullo sin problemas, pero… Él quiere que finja ser una esposa tan bella como una flor" "Si visto de esa manera y ando una espada pareceré un soldado o un hombre, tampoco tengo un cuerpo con atributos provocativos y mis pechos no son grandes como los de esas dos esposas" Pensaba Yurina inconforme, jugando con un mechón de su cabello, hasta que en ese instante volvió a ver el mismo. Una sonrisa curvó sus labios. —¡Ya sé! ¡Si dejo crecer mi cabello me hará lucir más femenina! Cuando lo manejaba la
••••••••••Tres días más tarde. ••••••••••11: 30 am. En el castillo de las concubinas: —¡Es una desgracia! —exclamó Juliana Heliar llegando a interrumpir la hora del almuerzo de la segunda esposa, Karla Gerkan—, ¿ya viste a esa cualquiera caminando por ahí como si fuera la mismísima Reina?, ¡LA ODIO! —¿La extranjera? —¡¿Quién más?!, ¡por supuesto que hablo de ella! No se supone que sería así… No debió… ¿por qué nos pasa esto? —se preguntó Juliana desanima, tomando asiento cerca de Karla. La segunda esposa, posó sus ojos grises en su mayordomo y este pidió a todos los sirvientes que salieran, para seguidamente retirarse y dejar a ambas mujeres esa mañana en el salón comedor de Karla. —La ví, estaba vistiendo al estilo de las soldados femeninas Maitanas, de pantalones —comentó la segunda esposa—. Una vulgaridad si me lo preguntas, parece un hombre, es tan fea y simple; tan poco femenina y nada refinada, ¡Me cuesta creer que esa cosa haya sido la última Reina del exterminado Ro
Dimitri clavó sus ojos azules oscuros en su Rey, por otra parte Caroline guardaba silencio sentada en una de las cómodas sillas acolchadas. —Seré franco con usted, su majestad. Soy el heredero de los Arlik, pero tampoco es un secreto que fuí adoptado y mi nacionalidad era Romiano; aunque sea un Reino que ya no existe. Tengo enemigos en la familia del Vizconde que se oponen fuertemente a mi sucesión. —Asi que, ¿quieres trabajar para mí, para ganar influencia en tu Linaje? Dimitri asintió. —Sí. El marqués Forsten me comentó que sería beneficioso para mí, he ayudado también a los médicos Reales en mi adolescencia como un aprendiz y se me informó del talento de su tercera esposa por parte del marqués. "Si mi tío le habló de ello, debe ser un hombre confiable""Él también lleva unos años aprendiendo el trabajo en las fronteras con mi tío…""Parece que aspira a un cargo militar de renombre" Landel que había estado hasta el momento de pie, se sentó en la elegante silla trás su escritor
"¡Es un tonto!""¡Landel es un completo tonto!""¡Enojarse conmigo solo porque me preocupé por él!""Solo porque le dije la verdad…" "Me importa mucho que haga o que le pase a él y a Maita" "Él es mi primo, es mi familia… Maita mi tierra, mi cuna, donde nací y crecí" Caroline caminaba rápidamente por el largo pasillo del castillo principal, seguidamente varios guardias tras de ella a una distancia considerable. Las lágrimas comenzaron a asomarse por esos hermosos verdes limón que había heredado de su madre, la ex concubina Real, Abril Brown. ••••••••••En la oficina del Rey Maitano. Landel se dirigió a su silla. "¿Soy más inmaduro que Jhonn? ¡Ja! Ella dice eso porque lo ama" "Jhonn es solo un niño con demasiado poder en sus manos" "Aunque… Mis padres le enseñaron muy bien a ocupar su puesto de Rey Gorianito" "Aún así. Él tiene un trabajo más simple y una vida más tranquila que la mía" "Él no fue envenenado, yo he pasado buscando soluciones a mis problemas de salud por años
—Siéntase segura, daré lo mejor de mí por protegerla —le dijo sonriente, el caballero pelirrojo de la casa Arlik. Yurina asintió y antes de ella decir algo, vió a distancia a una persona que se le hizo inmediatamente familiar. "¡¿Caroline Forsten?!" Pensó Yurina sorprendida, al ver a la mujer rubia que resaltaba como una hermosa flor veraniega acercarse a ella. Cuando Yurina sonrió hacia Caroline, como un gesto de educación. Dimitri volvió a ver hacia atrás, para ver qué sucedía. Él observó que Caroline se acercaba. La joven rubia se detuvo frente a Yurina y ambas de quedaron viendo fijamente. "Se nota lo joven que es, escuché que tenía solo diecisiete años" "Tiene un rostro angelical" Pensó Yurina de Caroline. —Señorita Forsten, no pensé que vendría tan rápido —dijo Dimitri sin pensarlo. Yurina volvió a ver a su caballero y le preguntó: —¿Se conocen? Dimitri desvío su mirada avergonzado por haberse metido entre ambas mujeres que ni siquiera se habían conocido formalmente
Yurina ingresó a su laboratorio en el sector sur del castillo principal. Ella de inmediato notó que su escritorio estaba distinto a como lo había dejado. Alguien lo había ordenado e incluso limpiado...Tap~ tap~ Yurina caminó hasta detenerse frente al escritorio y sostuvo en sus manos las hojas apiladas. ¡Se sorprendió! ¿Cómo no estarlo? Jamás se su vida había visto dibujos tan bien hechos y detallados, aunque la letra no había sido puesta al lado de cada dibujo de plantas...Era reconocible a simple vista de cual se trataba por tan buen trabajo artístico. Ella dirigió su mirada al basurero que había llenado de trabajo mal hecho… Estaba ahora vacío. —Pero quién hizo… —susurró la ex Reina Romiana paseando su mirada a sus alrededores. Nadie estaba en el laboratorio además de ella, pero pocos eran los que sabían de su existencia y ubicación… Y solo un hombre capaz de algo así cruzó por su mente. —¿El Rey? Yurina tomó los dibujos y los guardó cuidadosamente en uno de los cajones