Yurina sostuvo en sus manos enguantadas el libro que se le entregó, esto mientras ella seguía de rodillas. —Levántate —pidió Landel extendiendo su mano hacia la mujer de cabello corto oscuro ofreciendo su ayuda. —¿Me dejarás quedarme? —Sí —aceptó el Rey viéndola seriamente. "¿Por qué cambió de decisión tan rápido?" "¿Ahora quiere ayudarme?" Pensó Yurina incómoda viendo la mano enguantada de ese Rey luciendo el hermoso anillo de la familia Real Maitana. Los ojos verdes de la tercera esposa se posaron con cautela en esos dorados finos que la observaban siempre con desagrado. Yurina tomó la mano de Landel y él la ayudó a ponerse de pie. Justo cuando quedaron uno frente al otro, el Rey Maitano habló: —Serás mi esposa favorita. —¡¿Ah?! —Yurina soltó su mano del agarre de la de Landel, sorprendida—, ¡¿Qué estupidez estás diciendo?! —preguntó ella sin pensar ni siquiera en como se expresaba ante ese gobernante. Landel exhaló y volvió a sentarse en el sofá en el que se encontraba.
Árboles por doquier, lodo, humedad y lluvia. ¡Yurina lucía un desastre! La lluvia se había intensificado, la oscuridad de la noche no le permitía ver por dónde había seguido, si se había extraviado en ese territorio boscoso o no. Sus piernas le dolían de todo lo que había corrido, sus rodillas estaban lastimadas por las veces que se cayó tropezando con raíces, ramas o resbalando con el lodo y sus pies con algunos cortes en ellos no eran la excepción. Finalmente escuchó a distancia un sonido familiar. Agua… No de la lluvia, si no de una fuerte corriente…¡Había un río…! Yurina se apresuró hasta llegar al río, tenía que haber alguna manera de cruzarlo, algún puente, ¡algo…!Ella caminó por la orilla en dirección del este. Horas pasaron, la lluvia se había detenido y ella sentía que en cualquier momento iba a colapsar. Finalmente sus ojos verdes vieron un puente, Yurina corrió pero sus cansadas piernas no le respondieron y tropezó con una roca terminando por caerse en el frío sue
—¡¿Por qué no me lo habían dicho antes?!, Yo… Nunca he tratado un caso tan serio… Es posible que se deba a las secuelas del veneno en su cuerpo, pero… Aún si es así, no hay muchos que causen eso. —comentaba Yurina analizando la situación. —¿Muchos?, Tenemos el veneno identificado, mi tío me dijo que ya te comentó del laboratorio en Luterd. Yurina recordó que el marqués Forsten le había mencionado un laboratorio donde se trataba de encontrar alguna cura completa para el Rey Maitano. "Cierto… Ese lugar siniestro donde ese maldito marqués prueba con personas sus antídotos" Yurina abrió sus ojos de par en par sorprendida al tener ese pensamiento. —¡No puede ser! —exclamó ella poniéndose de pie—, si es como dice… —ella caminó rápidamente hasta el sofá donde estaba Landel y apoyó sus manos en los descansa brazos del mismo, inclinándose hacia ese Rey— ¿Usted ha tomado medicamentos estos años? Landel alzó una ceja. —Esa es una pregunta muy estúpida. —Responda entonces, por favor. Es
••••••••••—Es aquí —dijo Landel al encontrarse frente a las puertas de la quinta planta, eso en el sector sur del castillo principal. Yurina esperó a que los guardias que estaban en la entrada abrieran las puertas. —Al menos hay guardias en las puertas… —comentó Yurina intentando ser positiva. —Sí, pero básicamente esos dos son toda la seguridad que hay, eso hoy. Hasta mañana que el comandante de seguridad organice los caballeros que van a protegerte aquí. —¿Por qué son tan escasos los caballeros?, Digo, debería haber suficientes para ser enviados a esta zona. Maita es grande y poderoso me cuesta creer que tengas tan-—¿Acaso te gusta avergonzarte sola? —preguntó Landel con sarcasmo interrumpiendo, él vió a su tercera esposa de reojo mientras ambos caminaban por el largo pasillo. Yurina frunció el ceño. —¿Por qué me dices eso? —Lo sabes. Nadie está dispuesto a dar su vida por ti… No eres nada. Yurina detuvo sus pasos y Landel que ya había avanzado unos pocos volvió a ver haci
—¿Una llave?, ¿por qué me das esto? —preguntó Yurina Beforth confundida. —Ven. El joven Rey tomó de la mano enguantada de su concubina la llave y se acercó a la pared de la izquierda, donde había una muy angosta puerta a penas par el paso de una persona, y que parecía más la de una bodega. Eso pensó Yurina… Hasta que Landel usó la llave de plata y abrió la puerta, mostrando un pequeño espacio como un armario sin terminar, él ingresó y volvió a ver hacia ella. —Ven, no te quedes ahí. Yurina asintió e ingresó al reducido espacio.¡Sus ojos se abrieron en gran manera con sorpresa!Había un pasillo de unos seis metros al fondo que llevaba hacia unas escaleras apenas visibles con la ayuda de una farola única en la pared. Landel la tomó y continúo caminando iluminando a su paso y Yurina simplemente lo siguió. Una vez que subieron varias escaleras por unos minutos, Landel abrió la puerta. —Finalmente estamos aquí, la azotea del sector sur… Bueno, una parte de ella —comentaba el Rey ha
—¡Es cierto! ¡Esa m*ldita agenda!, ¡¿Acaso te estabas vengando de mí?! —preguntó Yurina exigiendo una respuesta. —¿Venganza?, ¿por qué querría hacer eso? —¡Te lo dejaré claro, Rey Landel! No me interesa en lo absoluto saber nada de Maita que no sea relevante para mi trabajo aquí. —Sí. Lo sé, ya lo dijiste antes —respondió el Rey Maitano con una expresión de aburrimiento. La mujer de cabello corto oscuro suspiró apoyando las palmas de sus manos enguantadas sobre su cintura. —Si todo ha quedado claro entre nosotros, veré esa biblioteca, me quedaré a dormir en la habitación de esta planta y fingiré delante de los demás que estoy tontamente enamorada… Si tienes algo que decirme, deberías aprovechar para- —Sobre mi padre, ¿es realmente urgente que lo veas? —preguntó el joven Rey seriamente. Yurina guardó silencio por unos segundos, para después asentir. —Lo es. Hay cosas que solo él sabe a la perfección, era tu padre. Tú solo un niño que apenas recuerda bien algunos eventos de tus
—No sean tan irrespetuosos, bajen sus armas y no apunten a mi esposa de esa manera —ordenó Landel a sus guardias que totalmente atónitos y sorprendidos obedecieron. "¿Qué le pasa a su majestad?" "¿Habré escuchado bien?""¿Mi Rey hablando así de una de sus mujeres?" Pensaron algunos de sus guardianes. Yurina apenas tuvo paso libre hacia Landel corrió a él y se lanzó a sus brazos posando su rostro en el hombro de ese gobernante Maitano. —Lo siento tanto… No debí decir eso querido… —decía Yurina con un tono dulce de voz y el suficiente para que los guardias escucharán. Landel correspondió el abrazo, rodeando con sus brazos el delgado cuerpo de esa ex Reina. "¿Querido?" Pensó Landel resistiendo las ganas de reír.Seguidamente el Rey Maitano apoyó sus manos en las mejillas de su tercera esposa, causando que las miradas de ambos se encontraran. —Tienes mi perdón, Yuri… —susurró él, ella sonrió con "dulzura" y cerró sus ojos. "Así que lo llevará así de lejos, Mmm, no está mal…" Pe
"¡¿Qué fue eso?!" Pensó Yurina al sentir el fuerte golpe, ella aturdida volvió a ver hacia atrás, las figuras de varios hombres encapuchados le causó escalofríos. Tenía una terrible corazonada de que esta vez no era como en el secuestro de su noche de bodas. Los hombres del marqués no buscaban herirla, estos a primera… ¡Querían hacerle daño! Yurina intentó levantarse rápidamente, pero su tacón pisó el borde de su vestido, ella tambaleó y perdió el equilibrio cayendo sentada nuevamente. Uno de los hombres encapuchados lanzó una bomba de humo que comenzó a acusar que la visibilidad se perdiera para esa mujer extranjera. Yurina comenzó a buscar el silbato que estaba segura de haber guardado en el bolsillo de su pomposo vestido. ¡Efectivamente ahí estaba! Pero antes de llevarlo a su boca otro de los hombres la jaló del brazo, justo en el que sostenía el silbato. —¡AAAAHHHH! — gritó ella con todas sus fuerzas esperando ser escuchada por los de la entrada, aunque estaban bastant