CAPÍTULO 79: EL ÚLTIMO DÍAMaxwellAlgunos días han pasado desde esa desastrosa reunión con mi abuelo. Todavía me hierve la sangre de la furia al saber que está consiguiendo salirse con la suya. Como si no fuera suficiente, Clara sigue aferrada a mi casa cual caracol que ha encontrado un caparazón, y se niega a irse a pesar de que ya he conseguido compradores para la mansión.Hannah y yo estamos dejando listos los últimos detalles para nuestra mudanza, de hecho, ahora mismo creo que me espera en la casa. Sin embargo yo tengo que sacar a Clara de la mansión pues el agente inmobiliario me dijo que, si no la echaba, no podrían concretar la venta.Mis hijos regresan hoy de Disney World, así que veré si con esto mato dos pájaros de un tiro.Estaciono en frente y dejo salir un largo suspiro antes de bajarme. Dejar este lugar significa mucho más para mí de lo que pensé. Aquí forjé muchos recuerdos con Celeste, el nacimiento de mis hijos y también su muerte. Pero además, Hannah también se con
CAPÍTULO 80: UNA AMENAZA QUE NO PUEDO IGNORARMaxwellLa cabeza me da vueltas, me siento pesado y atontado. Lentamente regreso a la realidad. Hago el amago de abrir los ojos y el pánico me invade al descubrir que no puedo ver nada. Una tela gruesa me cubre el rostro. Intento mover las manos, pero están atadas en mi espalda. No necesito ser un genio para comprender la situación bastante rápido: estoy secuestrado.—¡Den la cara! ¡¿Quién eres, maldito?!La pregunta es meramente confirmativa, porque con la llamada que me hizo Félix, no me queda ninguna duda de quién está detrás de todo esto.—El luchador estrella se despertó —canturrea el lobo.—¡Maldito, hijo de…! —De pronto siento que me ponen una mordaza en la boca, está húmeda y ni siquiera quiero poner mi lengua contra la tela, pero no me dejan opción.—Cállate un poco, ¿sí? Antes de ponerte a insultar deberías escucharme.Trato de removerme en la silla, patalear, gritar, pero estoy atado de pies y manos y ahora no puedo ni hablar.La
CAPÍTULO 81: ¿ESTO ES UNA PESADILLA?No había podido dormir en toda la noche después de que los gemelos y Francis llegaron a la casa. Se suponía que Maxwell llegaría pronto y por fin estaríamos juntos como una gran familia, pero eso no pasó porque él nunca llegó.Pensé lo peor, creí que lo habían asaltado o golpeado como la última vez. Llamé a la policía, incluso a su mejor amigo, pero Félix no me contestó. Traté de disimular mi preocupación frente a los niños, pero eso no evitó que se dieran cuenta de que algo malo pasaba.Sin embargo, ahora que veo a Maxwell frente a la puerta con una mirada tan sombría, mi corazón se agita y no puedo evitar pensar que lo que ocurrió es mucho más grave de lo que imagino.—Hannah, tenemos que hablar —suelta con seriedad.Esas son las tres peores palabras que cualquiera podría escuchar en una relación. ¿Es que acaso ocurrió algo más?—¿Qué sucede?—Tiene que ser en privado.—¡Papá! —exclama Sofía, los gemelos se sorprenden porque todavía no les he dic
CAPÍTULO 82: LO HAGO POR TIMaxwellNo sé cómo contengo el nudo en mi garganta mientras veo a Hannah marcharse con nuestra hija. Se sube a un taxi ante la mirada atónita de Francis y de mis gemelos que no entienden lo que sucede. Odio tener que hacerles esto una vez más. ¡Maldit4 sea, le firmé el divorcio!Tengo el documento en mi bolsillo con ganas de hacerlo mil pedazos, estoy a punto de decirle que regrese, pero entonces observo hacia el lugar desde donde calculo que el degenerado de mierd4 las observa y aunque no lo veo, no puedo quitarme la sensación de que está ahí.No puedo hacer que regresen, no hasta que me encargue de todos y cada uno de ellos. Sofía se sube en el taxi con los ojos rojos, está a punto de llorar y yo solo puedo sentirme una completa mierd4. ¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Realmente esta es la mejor forma de protegerlas?Aunque quisiera, ya no puedo retroceder. Echarme para atrás no es una opción.Una vez que se van, me encierro en el baño a pesar de que mis hi
CAPÍTULO 83: NO DE NUEVO—Mami, ¿por qué nos estamos yendo sin papá? ¿y por qué estás llorando?A pesar de que estoy intentando no demostrarle lo que me pasa a Sofía, los sentimientos me ganan. Tomé el primer vuelo que encontré disponible para Cancún, ni siquiera me ha importado dejar lo de la demanda a medias. Ricardo todavía sigue en Miami, así que lo dejé a cargo de todo eso. No puedo quedarme ni un segundo más en este lugar.De alguna forma sigo en negación, mi corazón se niega a aceptar lo que mi cerebro me repite sin descanso: él se volvió a burlar de mí.—Tenemos que volver a casa, hija. Ha pasado algo con tu abuelito.No quería tener que decirle sobre la muerte de su abuelo, pero prefiero que llore por eso a saber lo que dijo su padre de ella. Se le rompería el corazón en mil pedazos si supiese que Maxwell no la quiere. Ver que va aferrada a ese peluche de pingüino solo hace que mi corazón se estruje aún más haciendo de esto un dolor insoportable.—¿Qué pasó mami?—¿Recuerdas
CAPÍTULO 84: MOVIENDO MIS FICHASMaxwellComo un condenado a muerte, llevo la cuenta de los días que han pasado desde que tuve que romperle el corazón a Hannah. Cada día es una maldit4 tortura, cada segundo que pasa en el que no la tengo a mi lado desgarra mi corazón y destruye mi alma. A veces paso horas mirando dubitativo su número de teléfono en la pantalla, deseando llamarla y acabar con esta gran mentira que me he inventado.Sin embargo, la amenaza del lobo sigue latente. Se enteró a las pocas horas que Hannah se había ido, pero la advertencia sigue en pie, ahora contra mis gemelos.Siento que no puedo protegerlos a todos; estoy cansado de luchar contra la corriente, pero no puedo rendirme, si cualquiera de ellos saliera lastimado por mi culpa, no sé qué haría.—Señor, ¿está seguro de esto? —Francis está a mi lado, mientras observa cómo compro tres boletos de avión para Londres.—Nunca había estado tan seguro de algo en mi vida. Tienes que irte con los gemelos y no puedes volver
CAPÍTULO 85: EL TESTAMENTO DEL ABUELOTengo la mente en blanco. O al menos eso es lo que intento para no pensar en él. Pensé que sería igual que la última vez, pero por alguna razón su traición me duele mil veces más ahora.Es curioso, porque durante cinco años pensé que había dejado de ser la señora Kingsley. Cuando descubrí que eso nunca había dejado de ser, me sentí casada otra vez con él. Como si esos años nunca hubiesen pasado. Sin embargo ahora que realmente estamos divorciados, debería sentirme diferente. La realidad es que no, no siento nada.Ahora mismo estoy en la playa, tomando el sol bajo una sombrilla. Las aguas cristalinas acarician la orilla y se mezclan con la arena blanca. Estoy en el paraíso, pero nada de esto me reconforta, no puedo ser feliz con este vacío en mi pecho.Sofía corre alegre jugando con una pelota y construyendo castillos de arena. No he sido capaz de decirle la verdad y creo que es mejor que por ahora no lo sepa.—¡Mami, mira! —me dice señalando su ca
CAPÍTULO 86: LA ÚLTIMA PELEAMaxwellEl tintineo de los cubiertos sobre los platos es lo único que se escucha en la mesa mientras Clara y yo cenamos. Estas han sido las tres semanas y media más largas de mi vida. Se siente como una eternidad desde que Hannah y mis hijos se fueron. Lo único que me mantiene a flote y evitando caer en la depresión es la idea de que esta noche le pondré punto final a esta maldit4 pesadilla.Clara levanta el rostro ocasionalmente para mirarme y aunque sospecho que quiere decirme algo, no termina por soltar lo que lleva atorado en la garganta. Sinceramente no me importa. Siento tan distantes esos momentos en los que consideré sentir una atracción hacia ella que es como si hubiera ocurrido en otra vida.De verdad intento mantener una fachada de indiferencia, sin embargo, me es difícil cuando todo lo que siento hacia esa mujer es desprecio. Tal vez estoy evocando todos mis sentimientos reprimidos en ella, lo sé. Pero no puedo decir que no se lo merezca.Sient