CAPÍTULO 86: LA ÚLTIMA PELEAMaxwellEl tintineo de los cubiertos sobre los platos es lo único que se escucha en la mesa mientras Clara y yo cenamos. Estas han sido las tres semanas y media más largas de mi vida. Se siente como una eternidad desde que Hannah y mis hijos se fueron. Lo único que me mantiene a flote y evitando caer en la depresión es la idea de que esta noche le pondré punto final a esta maldit4 pesadilla.Clara levanta el rostro ocasionalmente para mirarme y aunque sospecho que quiere decirme algo, no termina por soltar lo que lleva atorado en la garganta. Sinceramente no me importa. Siento tan distantes esos momentos en los que consideré sentir una atracción hacia ella que es como si hubiera ocurrido en otra vida.De verdad intento mantener una fachada de indiferencia, sin embargo, me es difícil cuando todo lo que siento hacia esa mujer es desprecio. Tal vez estoy evocando todos mis sentimientos reprimidos en ella, lo sé. Pero no puedo decir que no se lo merezca.Sient
CAPÍTULO 87: INESPERADOMaxwell—¿Qué estás haciendo aquí? —cuestiono ni bien la policía nos deja a solas.—Creo que soy yo quien debería hacerte esa pregunta, Maxwell.—Hasta donde yo sé, nunca has sido mi abogado, así que no te debo ninguna explicación. Lárgate, no te necesito.—¿Podrías dejar de estar a la defensiva solo por un minuto? Por como veo las cosas, sí que necesitas mi ayuda.—Si has venido a regodearte al verme así, no gracias. Puedes irte. ¡Policía! —llamo en voz alta, pero de la nada, el corre y se sienta a mi lado cubriendo mi boca con su asquerosa mano.—Mira, tú tampoco me caes bien, de hecho, si hubiera querido verte preso simplemente me habría dado media vuelta y ya. No tengo ninguna obligación de ayudarte.—Entonces vete, yo no quiero que te involucres —espeto apartando su mano de mi cara.—No tengo la obligación, pero… siento que te lo debo —murmura con mucho esfuerzo.¿Acaso el golpe que me di en la cabeza me está haciendo alucinar?—¿Qué? ¿Perdiste la memoria
CAPÍTULO 88: FELICIDAD DOLOROSALlevo todo el día bajo las sábanas y sin ánimos de levantarme. Hay días peores que otros, pero este, sin dudas es el peor en mucho tiempo. Los días transcurren tan lentos como una tortura, no soy capaz de sacar de mi mente a Maxwell. A pesar de que he tratado de mantener mi mente ocupada en la empresa o en Sofía; ayudando a mi madre con la fortuna del abuelo; nada de eso es capaz de hacerme olvidarlo.Sofía inició las clases otra vez, así que al menos durante la mañana estoy completamente sola. No sé si eso es bueno o malo, porque por una parte, me permite demostrar mi verdadero estado de ánimo, pero, por el otro lado, con ella al menos intento sobrellevarlo.Recibo una llamada en mi celular, no tengo demasiados ánimos para contestar, pero acabo haciéndolo solo porque se trata de Kendra.—Hola —saludo sin ánimos.—Han, ¿cómo estás?—Bien, hasta donde cabe, ¿y tú?—Bueno, por eso te llamaba, es que… tengo que contarte algo importante y no sé qué vas a pe
CAPÍTULO 89: EL DATO QUE ESPERABAMaxwellQuince días más desde que la redada fue un absoluto fracaso. Quince días buscando como un desquiciado a esos tres miserables. Pero es como si la tierra se los hubiera tragado, no puedo entenderlo.La policía los buscó en todas partes, todos los lugares que les di donde podrían esconderse. Es claro que tienen muchos más contactos o sitios, quizá se fugaron del estado o del país, porque no hay rastro de ellos.Me siento en el sillón de la casa con un intenso dolor de cabeza. No sé cuánto más voy a aguantar esta agonía sin saber de ella, sin poder verla.Francis quedó de llamarme por video y es lo que hago ahora, esperar su llamada.De repente mi celular comienza a sonar, contesto de inmediato esperando ver a mis gemelos, pero solo me recibe ella.—Hola, señor Kingsley.—Hola Francis, ¿cómo estás? ¿Cómo están mis hijos?—Están bien, aunque todavía siguen un poco enfadados con usted. ¡Lucas, Isaac, vengan a saludar a su padre! —exclama.Los niños
CAPÍTULO 90: MI ÚLTIMA OPORTUNIDADClara BeaumontSiento mi corazón desbocado, no sé qué decirle a Maxwell. ¿Cómo demonios se enteró de todo? Lo tengo en frente, confrontándome con este bombardeo de preguntas que no sé responder.¿Lo amo? No podría decir que sí a ciegas. Sin duda siento algo por él, pero eso es lo de menos. Yo tengo que casarme con Maxwell porque…—Clara —habla llamando mi atención. No sé cuánto tiempo llevo en silencio.—Maxwell, ¿quién te dijo todo eso? ¿De dónde sacaste ese nombre?—Confórmate con saber que me sé la historia con lujo de detalles, así que no intentes mentirme.Mis ojos se llenan de lágrimas sinceras, lágrimas que salen de lo profundo de mi alma. Nunca pensé que tendría que decirle la verdad a Maxwell.—Perdóname. Por favor, Maxwell perdóname, yo…—Clara, no te equivoques. No estoy diciéndote esto porque exija una explicación. Los motivos por los que me engañaste hace cinco años están muy claros. Querías casarte conmigo, ese siempre ha sido tu objeti
CAPÍTULO 91: REDENCIÓNClara BeaumontBajo del taxi con las manos temblorosas sin saber muy bien qué se supone que le diré. Maxwell ni siquiera alcanzó a decirme el número de su habitación. Llego a la recepción y pregunto por él, pero la odiosa mujer no me da la información que quiero.—Lo lamento, pero eso es confidencial, no puedo decirle cuál es su habitación.—Solo quiero saber si está aquí, eso es todo.—No puedo darle esa información tampoco.—¡Eres una…! —me contengo de insultarla cuando veo por el reflejo de un jarrón reluciente a dos tipos de seguridad acercándose a mí—. Está bien. Gracias por nada.Suspiro con resignación. Si Caleb está aquí, de todos modos el hotel es demasiado grande como para ponerme a buscarlo. Me acerco a la terraza y tomo asiento en una silla libre junto a mi hijo. No sé qué voy a hacer ni a dónde voy a ir.Pego mi frente contra la mesa en un momento de desesperación.—Mami, no estés triste —me dice Max.—Está bien, no te preocupes. Lo resolveré.Me le
CAPÍTULO 92: PONIÉNDO LAS PIEZAS EN ORDENMaxwellA pesar de que me he liberado de Clara para siempre y casi consigo meter a todos los hijos de put4 de las peleas clandestinas en prisión, no me siento del todo satisfecho. Mucho menos que he conseguido lo que buscaba.El lobo y sus dos amigos siguen libres, esperando seguramente el momento para vengarse de mí. Porque a estas alturas del partido, dudo mucho que no estén enterados de que he sido yo el que los delató.Hace varios días que Clara se fue, y me he quedado a solas en la mansión. Pospuse la venta por ahora, porque no tengo ganas de ir a la casa nueva que compré con Hannah. Su recuerdo, aunque no duró demasiado, sigue perenne en cada pared, en cada parte de ese lugar. Estar ahí me recuerda todo lo que tuve que decirle y no soy capaz de lidiar con el dolor.De nuevo, igual que todos los días, la tentación por saber de ella es demasiado para mí. La última vez que lo intenté nunca me devolvió la llamada, lo que me deja claro que Ha
CAPÍTULO 93: NO QUIERO SABER NADA DE TILas semanas han pasado desde que me enteré de mi embarazo, y la carga solo parece volverse más pesada. Cada día se siente como una batalla cuesta arriba; una lucha constante contra la desesperación y la incertidumbre.Cuando fui al médico y supe que tenía apenas seis semanas de embarazo, sentí un nudo en mi garganta; incluso puedo saber exactamente el momento en que la concebimos. Ahora, con ocho semanas, la realidad de ser madre soltera una vez más se hace más evidente. Me preocupa cómo enfrentaré esta nueva etapa completamente sola otra vez.Sofía y el bebé en mi vientre son mi fuerza, mi razón para seguir adelante. Pero a veces me siento abrumada por la responsabilidad que tengo sobre mis hombros. ¿Cómo podré darles lo mejor sin Maxwell a mi lado? No es el dinero lo que me preocupa, sino el cariño que tanto anhela mi hija, quien no deja de preguntar por él ni un solo día desde que regresamos.Mantener el secreto de mi embarazo solo añade pres