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Capitulo 4: Sin Corazón, Sin Sentimientos

A la mañana siguiente, Sophia aprovecha que Gerónimo se había ido temprano para pedirle a Annys su empleada de confianza, que desapareciera las pastillas que ella le guardaba en su habitación.

Pero al bajar las escaleras, se encuentra con una desagradable visita.

_¡Hija! Buenos días_ Le dice emocionada su madre al verla.

_¿Mamá que haces aquí?_ Le Pregunta Sophía sin ninguna emoción.

_Queria visitarte hija_ Le responde ella con toda tranquilidad_ Mientras intenta darle un beso a Sophia.

Pero Sophia sin dudarlo aparta su cara y se aleja de ella, luego con un tono serio le dice:

_Sabes que a Gerónimo no le gusta que tú y papá vengan a esta casa, y para ser sincera, yo tampoco.

_¡Hija! ¿Cómo puedes decir eso? Soy tu madre, además se que tu esposo no está, lo ví salir muy temprano_ Le contesta ella acomodando su peinado.

_¿Estabas espiando mamá?.

_¡No! Bueno....Si, pero es que necesitaba hablar contigo, tu padre ha gastado mucho últimamente en el casino y ya el dinero que nos dió Gerónimo se está acabando.

Sophia la mira sorprendida, cruza sus brazos y aprieta sus labios, Luego le contesta.

_!Es increíble! No solo me vendieron como a un objeto, si no que ahora quieren que les de más dinero, lo siento mucho mamá, pero yo no tengo dinero, en esta casa soy solo un mueble más, no tengo derecho a nada, mucho menos ha tener dinero.

_¿Porque te quejas tanto? Vives como una reina !Mira a tu alrededor! Estás llena de lujos y comodidades, Gerónimo se nota que es un hombre maravilloso_ Le dice su madre con un tono de inconformidad.

_Si te parece que ese hombre es maravilloso ¿Porque no fuiste tú la que se casó con él?_Le responde Sophia con enojo_ Y camina hacia el comedor.

_Lo hubiera hecho de haber podido, eres una mala agradecida_ Le responde ella_ Mientras camina a su lado.

Sophia pide el desayuno y se sienta a tomar té sin invitar a su madre, la cual le reclama inmediatamente el gesto, pero mientras alega, es interrumpida por Gerónimo quien llega impredeciblemente.

_Señora Soler ¿Qué hace aquí?_ Le Pregunta él secamente.

Ella voltea inmediatamente y al ver a Gerónimo se turba enseguida.

_Le hice una pregunta_Le vuelve a decir Gerónimo_ Mientras la mira fijamente sin espabilar siquiera.

_Yo....Solo quería ver a Sophia, tenía mucho tiempo sin verla, ya me hacía mucha falta_ Le responde ella nerviosa.

_Hicimos un trato, ni usted ni su esposo podían venir a esta casa, Sophia solamente puede verlos cuando yo así lo decido, y teniendo en cuenta de que ni ella misma los quiere ver, no entiendo su visita.

_Si, lo lamento mucho, ya me voy Gerónimo_ Le contesta ella casi temblando_ Intenta besar a su hija pero ésta se niega, así que se va rápidamente, en esos tres años Nataly y su esposo habían conocido muy bien a Gerónimo, sabían que no era un hombre de juegos.

Gerónimo mira a Sophia quien seguía sentada en la mesa con una taza de té en las manos en total silencio.

Luego se sienta en su lugar y ordena el desayuno, la empleada se apresura a traerlo lo más pronto posible.

Mientras espera, pone su mano en su rostro y con un tono de molestia le pregunta a Sophia.

_¿Porque permites que tu madre venga a esta casa sin autorización?.

_Cuando me dí cuenta ya estaba en la sala, yo no sabía que estaba aquí_ Le contesta ella sin mirarlo.

_Entonces tenemos un personal poco confiable_ Le contesta él muy serio.

Cuando la empleada llega y pone al desayuno, él le aprieta el brazo y con voz fuerte le dice:

_tú y todas las demás empleadas de esta casa están despedidas, recojan sus cosas y díganle a Fabricio que les entregue su liquidación.

La pobre mujer quedó asombrada, sin discutir nada solo asienta y se va con los ojos empapados.

_¿Porque hiciste eso?_ Le Pregunta Sophia indignada.

_Porque no voy a tener en mi casa a gente incompetente, cómo es posible que tu madre llega y ellos no te informan, eso es una falta grave.

_Solo fue una equivocacion, seguramente pensaron que no era necesario porque era mi mamá, por favor, ellos son gente humilde que necesitan trabajar, además siempre han hecho muy bien su labor ¿Solo por esto los vas a despedir?.

Gerónimo golpea la mesa con fuerza y mirándola furioso le responde:

_!En está casa mando yo! !Y si yo decido que se van ¡Se van! ¿Entendido?.

Sophia se levanta de la mesa inmediatamente, pero Gerónimo la detiene tomándola por el brazo bruscamente.

_No quiero estar aquí contigo_ Le dice ella enojada.

_¿Y eso que? ¿Acaso tú eres quien decide eso?.

_!Ya basta!_ Le grita ella soltando su brazo_ Y agrega_ ¡Estoy cansada de ti! ¡Prefiero estar muerta que tener que soportar un día más a tu lado!.

Gerónimo la vuelve a tomar por el brazo y con brusquedad la lleva hacia la pared, pone su mano sobre su cuello y le dice mirándola con rabia.

_Mira Sophia, pagué por ti, te compré, ahora eres mía, así que no vuelvas a alzarme la voz nunca más, porque voy a olvidar que eres mi esposa, ya te lo dije antes.

Sophia tenía mucho miedo en ese momento, pero no quería darle el gusto de que él lo supiera, así que se mantiene firme.

Él la jala por el brazo y la obliga a sentarse nuevamente, como si nada, sigue desayunando mientras que Sophia lucha para que sus lágrimas no la delaten.

Ese mismo día, nuevos empleados habían llegado a la casa, Fabricio el mayordomo se había encargado de traer el nuevo personal en cuestión de horas, él era un hombre fiel a Gerónimo, lo conocía desde que era niño, así que todo lo que Gerónimo le ordenaba lo cumplía al pie de la letra.

Sophia sentía que estaba hundida en un profundo mar, podía sentir como el agua salada le destrozaba la garganta, su vida era un total infierno, no había un solo momento en que no deseara salir corriendo de ese lugar para nunca volver ¿Pero como iba a hacer eso? ¿Cómo iba a lograr huir de su verdugo?.

Mientras que Sophia seguía sufriendo, Gerónimo seguía su vida como si nada, al llegar a la oficina, su secretaria apresurada le entrega una invitación.

_¿Esto que es?_ Le Pregunta él.

_Es una invitación para una fiesta mañana en la noche señor, será en un yate.

_¿Un yate?.

_Si señor, eso me informaron.

Mientras Gerónimo habla con su secretaria, recibe una llamada del anfitrión de la fiesta.

_¡Geronimo! Espero que ya te haya llegado la invitación, voy a celebrar mi cumpleaños y lo haré solamente con mis amigos más allegados.

_Si, la tengo justamente en las manos, ¿Así que en un yate?.

_Si, mañana por la mañana llegará mi avión privado a recogerte y llevarte a ti y a tu esposa a portofino, será una gran velada.

_No se si ella quiera ir.

_¡Claro que querrá ir! Mañana los espero.

Gerónimo deja la invitación sobre el escritorio y empieza a balancearse en su silla.

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