—Elena, nunca te he preguntado antes esto, porque pensé que era asunto tuyo, pero aún así estoy un poco preocupado, así que, ¿puedo preguntarte algo indiscreto? ¿Tú y Silvio...?

Marcio parecía un poco indeciso, quizás no sabía muy bien cómo plantear la pregunta.

Elena, al escuchar que mencionaba a Silvio, supo de inmediato de qué quería hablar.

Con resignación, sonrió levemente: —No hay nada que no pueda decirse, después de todo, todos saben muy bien que entre Silvio y yo hay algo más que una amistad.

—¿Es eso cierto?

Elena guardó absoluto silencio por un momento.

—Si no quieres hablar de ello, está bien. No es que me guste meterme en tus asuntos personales, solo me preocupo por ti, — dijo Marcio mientras acariciaba con delicadeza su cabello, con una amplia sonrisa comprensiva en el rostro.

Elena negó con la cabeza: —No, solo estoy pensando en cómo expresarlo.

La relación entre ella y Silvio no era algo que se pudiera explicar en una sola frase.

—La última vez que Carlos te llevó a cas