—¿Lista para irnos?— preguntó Nikolay llegando a donde Amaia se encontraba, ella sonrió al ver que él solo traía unos pequeños pantalones cortos, el cabello atado hacia atrás con una liga y su pecho completamente desnudo bronceado con aquel tuaje del león imponente sobre su pecho y una pequeña parte del escorpión y la rosa saliendo desde el borde de su pantalón, se veía tan sexy, tan ardiente... era increíble el efecto que su sola presencia tenía sobre su piel y sobre todo su ser, una sensación de ansiedad... un deseo latente y constante. —Completamente lista— le respondió con una enorme sonrisa, mientras daba un giro sobre su eje, mostrandole una vision completa de su atuendo, Nikolay por su parte observó el esbelto cuerpo de su esposa, cubierto únicamente por un traje de baño color azul, un azul casi tan intenso como el color de sus ojos, su cabello suelto y unas gafas para sol sobre su cabeza, además de eso un lindo pareo atado a su cintura, la sola imágen le encendió la piel y
Bebieron del vino mientras compartían sonrisas pícaras y cargadas de deseo, Amaia se sorprendió de cómo había pasado de ser una mujer que no disfrutaba del sexo, para convertirse en la esposa de un ardiente ruso que era capaz de enloquecerla solo con mirarla o decirle una palabra. —¿Seguro que nadie nos verá desde casa? —Completamente seguro, di órdenes expresas de no acercarse y no vigilar pues seguramente tendríamos tiempo a solas.— dijo con una sonrisa. —En ese caso...— dejo la copa a un lado, sobre la arena y ya con las manos libres y mirándolo, se quitó la parte superior del traje de baño con mucha lentitud, la mirada de Nikolay fue directa a los turgentes senos y una sonrisa de satisfacción bailó en sus labios.— se cuánto te gustan así que quiero devolverte las buenas vistas. —Me encantan— dijo alejando su copa, y buscando en la canasta sacó una fresa y un contenedor de chocolate fundido, aún tibio, untó la fresa hundiendola en la espesura del chocolate, para luego ll
—Lo entiendo Amaia y agradezco que como siempre, te preocupes mucho por mí — la miro con un profundo agradecimiento— aceptaré colocarme el localizador. ¿Duele mucho?— pregunto con la mirada llena de turbación.— ya sabes que odio las agujas y esas cosas. —Lo sé y por eso agradezco tanto que aceptes, se lo que significa para ti una inyección, no te mentiré Aimara, es un poco incómodo, al principio cuando se inserta bajo la piel hay un poco de dolor y ardor, supongo que al ser un un factor extraño nuestro propio cuerpo intenta rechazarlo, pero con un par de días olvidarás que está allí. —Bien— dijo con seguridad y la firmeza se vio reflejada en sus ojos— si esto contribuye a mi seguridad y a que tú puedas estar más tranquila entonces acepto hacerlo. —Muchísimas gracias Aimara, no sabes cuánto te agradezco esto— le dijo mientras la abrazaba y besaba su frente. —Y yo te agradezco que te tomes tantas molestias por mí, sé que tu vida últimamente ha estado bastante complicada y me
—¡Por todos los cielos, voy a desmayarme!— respiraba agitadamente Aimara mientras corría junto a Amaia y ambas seguían de cerca a Katerina, una pequeña sonrisa dominó el rostro de la hermana mayor. —Te dije que Katerina es una pesada... y eso qué ésto es solo el trote matutino... espera que entremos en el verdadero entrenamiento... y te podría asegurar que llegarás a odiarla...— dijo con voz agitada. —Como siempre, la señora exagera —aseguró en tono burlón con una pequeña sonrisa iluminando su rostro y con a penas síntomas de agitación. —¿Exagero?, digamos que ya mi cuerpo se acostumbró a levantarse muy temprano... Pero sabes perfectamente que durante los primeros días te odié... de hecho llegué a pensar que tú también me odiabas y que... por eso eras tan severa conmigo. —Nada más alejado de la realidad señora, me veo obligada a ser severa, si tengo al Señor respirando en mi nuca exigiéndome un resultado eficaz y pronto. —Sí, sí claro— dijo burlona mientras apretaba el p
La cena fue animada y Amaia junto con Aimara parecían dichosas, parloteaban alegremente del día agotador que habían tenido. —...Katerina es una verduga— dijo Aimara riendo — yo práctico deportes y aún así siento que casi no lo logro— se rió— no puedo imaginar todo lo que sufrió Maia, nunca fué de muchas actividades físicas. —Casi muero— rió la aludida— te juro que odiaba cada vez que Katerina venía a mi puerta a despertarme cada mañana, era como una pesadilla...— volvió a reir. —Es perfectamente comprensible— aseguró la menor de las Müller. —Estás un poco callado, querido, ¿sucede algo?— Amaia miró a Nikolay con repentina preocupación y su esposo le devolvió la mirada, en cuanto observó su rostro lo supo; algo muy importante estaba sucediendo. —Si—admitió— pero la mesa no es lugar para asuntos pocos agradables, querida esposa— sonrió— han surgido algunos asuntos en Rusia, así que debemos viajar mañana. Me apena está situación Aimara, porque pensaba enviarte a casa por la
Con la llegada del nuevo día llegó también el momento de afrontar los cambios en la rutina, eran aproximadamente las nueve de la mañana cuando el helicóptero se elevó llevando a Aimara con destino a la ciudad. La despedida fue bastante emotiva y ambas hermanas lucharon por no llorar, aunque una pequeña lágrima escapó de uno de los ojos de Aimara quién no podía evitar el momento de sensibilidad y la amarga sensación de la despedida. Amaia le sonrió con dulzura, le secó con ternura la lágrima y le sonrió diciéndole; —No hay motivos para estar triste, volveremos a vernos muy pronto pequeña, así que por favor, evitar llorar, eres una chica fuerte, inteligente y estoy orgullosa de ti. —Muchas gracias Amaia, espero que sea lo que sea que esté sucediendo se solucione pronto y de la mejor manera— le dio un gran abrazo a su hermana y luego se alejó. Nikolay estaba junto a ella y se sorprendió cuando la chica se giró hacia él y también lo abrazó, por un momento no supo qué responder, ni
—¿Qué te parece nuestra habitación?— le preguntó mientras caminaba hacia ella, Amaia quién estaba perfectamente embelesada con la belleza del paisaje que se podía apreciar desde su balcón, se sorprendió y se sobresaltó al escuchar la voz de su esposo detrás de ella, se giró con una amplia sonrisa iluminando su rostro. —La verdad es que es una habitación encantadora, me gusta cada detalle que tiene y he de decir que me sorprende realmente que hayas solicitado hacer todas esas compras para mí, creo que hay de todo.— sonrió agradecida. —Esa es la idea querida, que no te falte absolutamente nada— le dijo mientras le rodeaba la cintura generando cercanía. Amaia le rodeó el cuello y se puso de puntitas tirando de su cuello hacia abajo para poder besarle. —¿Y tú?, ¿qué tal te fue con esas llamadas?— preguntó acariciando los labios de su esposo con los suyos. —Bastante bien, estaba finiquitando detalles, mañana daremos una fiesta y recibiremos a muchos socios, además de encargarnos de
Se encaminaron hacia el sótano seguido de varios hombres, el sótano era un lugar frío además estaba oscuro, Yuri encendió las luces y se evidenciaron los cuerpos de los cinco hombres los cuales estaban encadenados a la pared, obligados a permanecer de pie se veían golpeados y algunos tenían un par de heridas abiertas en el rostro, todos sin camisa, sin pantalon y en calzoncillos, la ropa interior de seguro no les cubría lo suficiente como para tolerar el frío. Cinco hombres...Cinco traidores...Cinco ratas traidoras...De solo verlos no podía evitar recordar a aquellos traidores que habían arrancado a Irina de su lado... Si odiaba algo del mundo de las mafias, era precisamente el hecho de que así como tenías la lealtad de muchos, nunca faltaba un traidor en las filas. —Jefe...— dijo uno de ellos con la voz apenas audible, se notaba que estaba bastante sediento. —¡No me llames así, infeliz!— le dijo con desprecio y girando el rostro escupió en el suelo— después de lo que hicieron