—¡Por todos los cielos, voy a desmayarme!— respiraba agitadamente Aimara mientras corría junto a Amaia y ambas seguían de cerca a Katerina, una pequeña sonrisa dominó el rostro de la hermana mayor. —Te dije que Katerina es una pesada... y eso qué ésto es solo el trote matutino... espera que entremos en el verdadero entrenamiento... y te podría asegurar que llegarás a odiarla...— dijo con voz agitada. —Como siempre, la señora exagera —aseguró en tono burlón con una pequeña sonrisa iluminando su rostro y con a penas síntomas de agitación. —¿Exagero?, digamos que ya mi cuerpo se acostumbró a levantarse muy temprano... Pero sabes perfectamente que durante los primeros días te odié... de hecho llegué a pensar que tú también me odiabas y que... por eso eras tan severa conmigo. —Nada más alejado de la realidad señora, me veo obligada a ser severa, si tengo al Señor respirando en mi nuca exigiéndome un resultado eficaz y pronto. —Sí, sí claro— dijo burlona mientras apretaba el p
La cena fue animada y Amaia junto con Aimara parecían dichosas, parloteaban alegremente del día agotador que habían tenido. —...Katerina es una verduga— dijo Aimara riendo — yo práctico deportes y aún así siento que casi no lo logro— se rió— no puedo imaginar todo lo que sufrió Maia, nunca fué de muchas actividades físicas. —Casi muero— rió la aludida— te juro que odiaba cada vez que Katerina venía a mi puerta a despertarme cada mañana, era como una pesadilla...— volvió a reir. —Es perfectamente comprensible— aseguró la menor de las Müller. —Estás un poco callado, querido, ¿sucede algo?— Amaia miró a Nikolay con repentina preocupación y su esposo le devolvió la mirada, en cuanto observó su rostro lo supo; algo muy importante estaba sucediendo. —Si—admitió— pero la mesa no es lugar para asuntos pocos agradables, querida esposa— sonrió— han surgido algunos asuntos en Rusia, así que debemos viajar mañana. Me apena está situación Aimara, porque pensaba enviarte a casa por la
Con la llegada del nuevo día llegó también el momento de afrontar los cambios en la rutina, eran aproximadamente las nueve de la mañana cuando el helicóptero se elevó llevando a Aimara con destino a la ciudad. La despedida fue bastante emotiva y ambas hermanas lucharon por no llorar, aunque una pequeña lágrima escapó de uno de los ojos de Aimara quién no podía evitar el momento de sensibilidad y la amarga sensación de la despedida. Amaia le sonrió con dulzura, le secó con ternura la lágrima y le sonrió diciéndole; —No hay motivos para estar triste, volveremos a vernos muy pronto pequeña, así que por favor, evitar llorar, eres una chica fuerte, inteligente y estoy orgullosa de ti. —Muchas gracias Amaia, espero que sea lo que sea que esté sucediendo se solucione pronto y de la mejor manera— le dio un gran abrazo a su hermana y luego se alejó. Nikolay estaba junto a ella y se sorprendió cuando la chica se giró hacia él y también lo abrazó, por un momento no supo qué responder, ni
—¿Qué te parece nuestra habitación?— le preguntó mientras caminaba hacia ella, Amaia quién estaba perfectamente embelesada con la belleza del paisaje que se podía apreciar desde su balcón, se sorprendió y se sobresaltó al escuchar la voz de su esposo detrás de ella, se giró con una amplia sonrisa iluminando su rostro. —La verdad es que es una habitación encantadora, me gusta cada detalle que tiene y he de decir que me sorprende realmente que hayas solicitado hacer todas esas compras para mí, creo que hay de todo.— sonrió agradecida. —Esa es la idea querida, que no te falte absolutamente nada— le dijo mientras le rodeaba la cintura generando cercanía. Amaia le rodeó el cuello y se puso de puntitas tirando de su cuello hacia abajo para poder besarle. —¿Y tú?, ¿qué tal te fue con esas llamadas?— preguntó acariciando los labios de su esposo con los suyos. —Bastante bien, estaba finiquitando detalles, mañana daremos una fiesta y recibiremos a muchos socios, además de encargarnos de
Se encaminaron hacia el sótano seguido de varios hombres, el sótano era un lugar frío además estaba oscuro, Yuri encendió las luces y se evidenciaron los cuerpos de los cinco hombres los cuales estaban encadenados a la pared, obligados a permanecer de pie se veían golpeados y algunos tenían un par de heridas abiertas en el rostro, todos sin camisa, sin pantalon y en calzoncillos, la ropa interior de seguro no les cubría lo suficiente como para tolerar el frío. Cinco hombres...Cinco traidores...Cinco ratas traidoras...De solo verlos no podía evitar recordar a aquellos traidores que habían arrancado a Irina de su lado... Si odiaba algo del mundo de las mafias, era precisamente el hecho de que así como tenías la lealtad de muchos, nunca faltaba un traidor en las filas. —Jefe...— dijo uno de ellos con la voz apenas audible, se notaba que estaba bastante sediento. —¡No me llames así, infeliz!— le dijo con desprecio y girando el rostro escupió en el suelo— después de lo que hicieron
Nikolay estaba sumergido en sus pensamientos recordando la reunión con Yuri y es que se sentía muy a gusto teniendo a su primo apoyándolo en los negocios. Yuri era hijo de la hermana de su madre, él había sido un niño que había sufrido mucho durante su infancia ya que su madre había sido una mujer enferma que pasaba mucho tiempo en los hospitales, a su padre ni siquiera lo había conocido, así que cuando la madre falleció Yuri se encontró siendo un niño solo, huérfano, y destinado a vagar a su suerte, sin embargo siempre contó con el apoyo de la madre de Nikolay quién hizo el trámite pertinente para ingresarlo a un internado en donde el niño se pudo educar correctamente hasta su mayoría de edad. Ya cuando hubo alcanzado la mayoría de edad fue un poco más difícil controlarlo, se volvió un joven rebelde, impetuoso y con ganas de salir y conquistar el mundo, ella tenía tanto deseo de que su sobrino fuese una buena persona pero Yuri tenía otros planes, ya conocía que el esposo de su tí
Rocco la ayudó a bajar de la camioneta y la siguió en silencio hasta la entrada a su casa, Aimara abrió la puerta con destreza y le pidió entrar a Rocco también. —Por favor no te quedes afuera, pasa, te invitaré una limonada ha sido un viaje largo— le dijo con dulzura y amabilidad. —Se lo agradezco mucho señorita pero no es necesario, mientras más pronto pueda regresar a mi hotel más tiempo tendré para descansar un poco antes de mi viaje a Rusia. —Supongo que lo que está sucediendo allá es bastante delicado— suspiró— Espero que mi hermana esté bien, me angustia su bienestar. —No se preocupe por ella, la señora Amaia está en buenas manos, además ha estado entrenando muchísimo es perfectamente capaz de salir de un problema por cuenta propia. Pero eso no es necesario porque tiene a Katerina, a Vladimir y a muchísimos hombres a su disposición, eso sin contar con que el mismo señor en persona estaría dispuesto a todo por protegerla. —No te mentiré Rocco, no puedo evitarlo, q
—Jamás voy a admitir algo como eso y mucho menos que asuma con dignidad que Nikolay me creyó insuficiente para ser su esposa. ¡Por favor, Anette, no seas tan ridícula!— le dijo con burla mientras giraba para verse nuevamente en el espejo. —¡Mírame bien!, ¿ qué clase de mujer crees que soy? —¿Quizás una que asume cuando pierde?— preguntó con burla. —Por supuesto que no, ese tipo de mujer serías tú, no yo. — elevó un hombro orgullosa y agregando desde a sus palabras. —Espero que él tio tenga más sensatez que tú — Kira se giró hacia ella furiosa y la miró con desprecio. —¡Vete de mi habitación Anette!— exclamó enojada— ¡Vete, ahora mismo, antes de que le.pida a mi padre que te eche a ti, a tu madre y a tu hermano a la calle!— Anette presionó los labios con fuerza conteniendo la rabia de la humillación que su prima una vez más acababa de hacerle. —¡De acuerdo, adiós!— le dijo conteniendo las muchas palabras ofensivas que quería decirle a la malcriada de Kira pero no quería o