MINA
La pasarela había sido un éxito, estaba agotada y aun así tuve fuerzas para ir con mis compañeras al bar. Necesitaba un trago. Las noticias de mi futuro como modelo no eran prometedoras. Aunque no era vieja, comenzaba a tocar esa edad donde dejarían de contratarme, y estaba preocupada. La vida de modelaje era lo único que me apasionaba, me gustaban los reflectores sobre mí y la admiración de todos.
―Así es esta vida… ―dijo mi amiga intentando reconfortarme―. De seguro encontraremos otro lugar que nos permita seguir creciendo, tal vez hacer nuestra propia agencia de modelos. ¿No crees?
―O podrían casarse con un hombre rico. Muchos buscan una chica linda que lucir como esposa ―agregó la más joven del grupo y todas comenzaron a reír
Cuando la fría brisa chocó contra mí, terminé de despertarme. Fue cuando me di cuenta de esa sonrisa tierna en el rostro de Viktor, parecía que la forma en la que ahogaba mi berrinche infantil, le era adorable. Trotamos por el parque, sabía que Viktor podía ir mucho más rápido, pero mantenía mi paso para ir a mi lado. Era curioso como todas las mujeres que pasaban cerca le dedicaban miradas lascivas y deseosas, pero Viktor seguía con la vista al frente y dedicándome de vez en vez una sonrisa tierna. Siempre que había un espacio para tomarme de la mano, lo hacía. Me sentía especial y afortunada. ۻ VIKTOR Llegamos al gimnasio y se me estrujó el estómago, conforme Layla se despojaba de sus abrigos, la mirada de cada uno de los
―¡Viktor! ―grité en cuanto se levantó del sillón y se acercó feroz hacia Armin, tomándolo por el cuello de la camisa y poniéndolo contra la pared.―¡¿Qué se supone que estás haciendo?! ¡Suéltalo! ―exclamó Mina furiosa.―Como no pudiste acercarte a Layla, ¿ahora intentas acercarte a Mina? ―preguntó Viktor entre dientes mientras su hermana se colgaba de su brazo, queriendo rescatar a Armin.―¡Suéltalo, Viktor! ¡¿Estás loco?! ―gritó Mina frustrada por no poder separarlos.―¿Tu hermana? ¡Vaya que tengo suerte! ―dijo Armin con una sonrisa torcida antes de empujar a Viktor haciéndolo retroceder―. Mina, yo
VIKTORPor petición de Layla había aceptado no meterme en la vida de Mina, por lo menos no de esa forma tan abrupta, y tenía razón. Mina era muy terca, entre más le decías que no, más se aferraba a las cosas, el ejemplo claro era su alcoholismo.―¿Señor Volkov? Lo busca el señor Ferdinand… ―dijo Elise asomándose por la puerta de mi despacho. Haciendo que mis músculos se tensaran y mi mal humor regresara.¿Qué hacía ese maldito en mi puerta? ¿Cómo tenía el atrevimiento de venirme a buscar? Apreté los dientes y antes de dar una respuesta, un par de manos se posaron en los hombros de Elise haciéndola a un lado con gentileza. Armin entró, dedicándole una sonrisa coqueta a mi se
―¿Vendrás conmigo o te quedarás con él? ―dijo Viktor con molestia, abriendo la puerta para mí.Apesadumbrada entendí que el día de asesorías había terminado. Ignorando su mala actitud, regresé sobre mis pasos, llegando ante el señor Volkov que en silencio se torturaba con las palabras de su hijo.―Gracias por la clase de hoy ―dije con una sonrisa tierna, queriendo consolarlo, pero sin saber cómo. Sin que se lo esperara, lo abracé con ternura, como hubiera hecho con mi padre si hubiera sido por lo menos la mitad de bueno conmigo, como lo fue el señor Volkov. Antes de disolver el abrazo, agregué: ―Nos vemos la próxima semana. Le ofrecí una sonrisa dulce y di media vuelta, alcanzando a Viktor que parecía descontento con mi gesto rebelde. No me importaba lo que pensara, no podía dejar a ese hombre solo en esta cabaña, tan lejos de la civilización y de sus hijos. Me había vuelto su única compañía y notaba que le era grato recibirme y volver a trabajar en lo que él había hecho por tantos a
Pude ver a Armin a lo lejos buscándome mientras Zayn me abrazaba con fuerza y escondía su rostro contra mi cuello, su aliento cosquilleaba en mi piel. Con la poca fuerza de voluntad que aún me quedaba, lo aparté. ―Esto está mal… ―Le entregué su abrigo, pero me tomó por la muñeca, no estaba dispuesto a dejarme ir. ―¿Acudirás al llamado del hombre al que finges querer? ―preguntó clavando su mirada en la mía―, o… ¿te quedarás al lado del hombre que en verdad te hace sentir algo? ―Tu arrogancia y exceso de confianza son insoportables ―contesté fingiendo estar molesta. ―Eso no responde mi pregunta… Me liberé de su agarre y me alejé, no tenía intenciones de quedarme con él ni un segundo más, tenía que despertar de ese cuento de hadas, yo no pertenecía al mundo de Zayn, no era un príncipe caballeroso que me amaría por la eternidad. ¿Armin sí? Giré sobre mis talones y vi a Zayn aún en el balcón, viéndome fijamente, atrayéndome con la mirada, enloqueciendo mi corazón. Respiró de su ab
Dejé que el amigo de Armin me llevara a casa. Fingí todo el camino darle la razón y una vez sintiéndome segura comencé a llamar a Viktor, necesitaba hablar con él con urgencia. Me sentía cautiva. Mientras llamaba, me asomé por la ventana, el amigo de Armin estaba afuera aún, prendiéndose un cigarro.De pronto sacó su celular y vio la pantalla con curiosidad, en cuanto la llamada entró, volteó hacia la casa mientras pegaba su teléfono al oído. ―¿Mina? ¿Qué ocurre? ―escuché a Viktor, su voz era de preocupación y me di cuenta de que no estaba enojado conmigo, por el contrario―. Mina… escúchame… Lo que ocurrió ese día, yo solo…―Olvídalo… Me equivoqué al marca
―¿Es su novia, señor Ferdinand? ―preguntó Zayn bajando del caballo con elegancia y plantándose a mi lado. Ni siquiera me veía, pero yo estaba absorta en su piel canela y esos ojos con pestañas tan negras. ―Así es, su alteza… ―respondió Armin agachando la cabeza―. Lamento mucho su comportamiento. ―Parece una chica rebelde… ―agregó Zayn con media sonrisa―. ¿Cuánto quieres por ella? ―¿Cómo? ―pregunté desconcertada. ¡Esto era una venta de caballos no de esclavas! ―¿Quiere comprarme a Mina? ―preguntó Armin confundido. ―Así es, te daré lo que me pidas. Es una mujer hermosa y parece que ya no la quieres a tu lado o ¿sí? ―Pero… El camino hacia el bosque fue silencioso, Zayn estaba pensativo, con la mirada clavada en la ventana mientras las casas comenzaban a ser menos y los árboles cubrían el horizonte. Al llegar, me siguió de cerca, ayudándome a sortear esos troncos viejos y podridos, así como la nieve profunda.La puerta de la cabaña estaba abierta y mi corazón dio un vuelco. La chimenea estaba prendida y no parecía que el lugar estuviera abandonado. Rebusqué en la cocina y la habitación principal, pero no encontré nada. Cuando regresé a la pequeña, sala vi a Zayn frente a las viejas fotos, entre sus manos descansaba una donde yo apenas había cumplido nueve años, lucía mis trenzas rubias y ese rostro pecoso, mi padre me cargaba con júbilo.―Siempre has pCapítulo 97: El mundo no te acepta si no eres perfecto