Eso era muy típico del comandante, levantando su fuerte barbilla y testarudamente declarando que no temía a nada. Eran las mismas palabras que Helena le había dicho hacía mucho tiempo. Y sus palabras en ese momento la asustaron, porque contenían la verdad...

En ese momento dijo que no temía a nada, pero era mentira. Helena temía disfrutar el toque de las manos que le quitaron la vida a su primer amor... Y se sentía tan mal y aterrador, pero era inevitable. Su corazón ya era de John incluso si ella no lo sabía todavía, incluso si negaba que ya era suyo. Ahora esos ojos negros la miraban con evidente ira, sin embargo, no podía entender cómo el comandante podía ser tan egoísta...

Debería haber estado feliz con su evolución, sin embargo, ahora estaba tratando de prohibir su avance.

Tienes miedo de que me haga fuerte. Que ya no te necesite, Comandante. Ella lo enfrentó, su corazón latía con fuerza y ​​la ira la hacía sentir extraña, sus manos sudaban y sus labios temblaban mientras contin