A las seis de la mañana, las cortinas ya no estaban sobre el gran ventanal, Leonel ya las había separado provocando la entrada al radiante sol de la mañana.Se había despertado, como de costumbre, estando en la máquina trotadora mientras veía dormir plácidamente a su niña, a su hermoso cielo, ese que deseaba ver cada mañana en su cama sin nada de ropa en su cuerpo. Una sonrisa se le dibujó al recordar la ardiente madrugada que habían tenido, solo pensar en eso, su cuerpo reaccionaba. Miro la hora una vez más, estaba consciente de lo estricta que era su hermana con la puntualidad y no sería el causante de que Noelia llegará tarde.Lleno de sudor se acercó y besó su cuello, su espalda hasta llegar a sus hermosas y redondas nalgas. Dejando un pequeño mordisco.—Mmm —Suspiró dándose vuelta, haciendo que sus ojos recibieron la Luz solar, aun con los ojos cerrados.Leonel solo puso su vista en sus redondos senos.—Buenos días mi cielo —le habló Leonel con una sonrisa, viendo su cuerpo des
Con una sonrisa que solo Leonel Kigman podía sacarle, sonrojada al recordar la madrugada, es que mientras más pasaba algo entre ella y Leonel ella seguía deseándolo más. Arrepentirse de algo no estaba en su lista y sin duda, comerse a Leonel Kigman jamás sería un error, mientras pudiera y tuviera la oportunidad seguiría recibiendo las mejores noches de ese hombre.A pasos lentos se acerco a recepción, donde veía una discusión clara de la recepcionista con otra mujer. Quién insistía en ver a Braulio, sin aceptar que la chica le repetía que no estaba.—Buenos días, ¿pasa algo aquí? —interrumpió Noelia la discusión, ganándose unas miradas que la escaneaba de pie a cabeza.—¿Tú quién eres? —interrogó con molestia la mujer.—Disculpe, señorita, ¿a quién busca? —preguntó la recepcionista con amabilidad mirando mal a la otra mujer.—No te preocupes, espero al señor Urrutia y la…—¿Puedo saber para qué? —interrumpió la mujer, Noelia levantó una ceja por la pregunta de la mujer. Quién la veí
El día seguía avanzado, Braulio quedó en su empresa muy contento por todo lo que me estaba pasando, sentía que su vida mejoraba teniendo a su esposa a tu lado. Mientras que Cristina decidió ya ir a la suya y resolver un par de cositas, contenta por todo lo que vivió en esta mañana. Recordó la promesa de Braulio, de darle tiempo, solo le dio un beso en la frente, suficiente para ella, sanar sanar su corazón era lo primordial.Ámbar despidió a su padre con una sonrisa, más radiante que otros días, con su teléfono en mano y específicamente en Instagram, de algo le sirvió estar en la reunión y escuchar su nombre completo. Julián Guedel, su amor a primera vista.—Tiene buen humor tu amigo, no pare de reír —confesó Cristina riendo, cada tema hablado fue lleno de chiste.—¡Uy sí!, es más loco que yo, pero es un amor y un excelente amigo —admitió Noelia con orgullo.Ámbar estaba concentrada en su teléfono, viendo las fotos de Julián, estaba casi sonrojada por las fotos en el gym y la playa.
Fin de semana Ocuparse en varias cosas y alejarse de las redes sociales no fueron suficientes para Julián, seguía con esa preciosa niña en su cabeza, cada sonrisa que vio en ella ese día, su largo cabello, sus maravillosos ojos.La explicación más factible a eso, es que esté obsesionado con ella, no podía estar enamorado. Su cabeza estaba por explotar y su corazón por salirse al recordar que debía ir a casa de su futuro socio a jugar con esa hermosa niña.Para otra persona en especial, un par de días sin ver y sentir la fragancia de Leonel Kigman, era sin duda una tortura, tanto, que no estaba para ser molestada.—¿Noelia, puedes ir a casa de mi madre y llevarle esto, por favor? —le pidió Cristina, había olvidado dejarle unos documentos importantes.—Sí señora —Respondió con una sonrisa, salió lo más rápido posible, no quería perder de vista a su amigo y a Ámbar, estaba segura que esa niña no le importaba quién estuviera para coquetear con Julián. El chofer de Cristina se detuvo fr
Un nuevo día, el día anterior había sido de pura adrenalina, Noelia dejó de pensar por un momento en su amigo y la sobrina de su gran amor, enfocándose en sí misma y en que ya era otro día más solo se tenía que conformar con mensajes y fotos de Leonel.Ya era casi una semana sin ver a su guapo y rico hombre, para ella rico en todos los sentidos, no había lugar de él que ella no quisiese probar y descubrir. Pensaba en la locura de ámbar y se reía agradecía y se sentía tranquila, que Julián debió regresar a Colombia y así no debía estar pendiente de que Ámbar y él, le dieran rienda suelta a su deseo y que explotara una bomba.Por lo menos su amigo entendía que debía esperar a que ella tuviera más madurez para una relación, donde no solo él, tenga conocimiento en lo sexual. También ella, la responsabilidad de empezar una vida sexual a temprana edad y no saber hasta dónde la llevaría eso y con una familia que estaba acostumbrada a lo correcto.Acostada en su cama y sin nada qué hacer
Dos días despuésSeguían pasando los días y ya todo había empezado a extrañar a Leonel, pero sin duda Cristina sabía que quien más sufría era su querido hermano.—Mi pobre hermano debe estar sufriendo —habló Cristina con dolor en su rostro, causando en su madre confusión.—¿Sufriendo? —indagó Carlota con el ceño fruncido.—Sí abuela, mi tío extraña a su novia —agregó Ámbar, con una sonrisa.—¿Su novia es tu asistente?, ¿Pero escuché que te dijo que solo eran amantes? — Continuó Braulio, haciéndose el que no sabía nada y buscaba información, ocultando las ganas de reír por la cara de trauma que puso Carlota.—¿¡Esa niña tan ordinaria, grosera y mal educada!? —Interrogó casi gritando.—¿Y solo son amantes?, que conveniente para ella —murmuró molesta.—Así le gustó a él, no lo molestes. Que ahora sonríe más y todo gracias a esa niña ordinaria —le dejó claro, Cristina muy sería.—Esa no será la madre de mis nietos, a Leone se le pasará la calentura —Afirmó carlota roja de la rabia.—Eso
10:30 AMLeonel llegaba a su ciudad natal, como era costumbre, fue a recibir un abrazo de su bella madre, a pesar de ser como era, no dejaba de ser importante para él.La mujer que le había dado la vida la crianza y una excelente educación familiar. Permitía que se metiera en su vida porque no había llegado la mujer a la cual él sintiera que merece respeto y todo su amor y entrega. Pero estaba seguro que las cosas iban a cambiar en cualquier momento y debía dedicarse a su futura esposa y brindarle los mejores momentos de su vida. —¡Hijo mío! —exclamó Carlota feliz de ver entrar al jardín a su guapo hijo.—Madre, qué feliz te hace verme —sonrió Leonel recibiendo un abrazo de su madre, aunque rápido se apartó y lo observó.—Me alegra que sea a mí, a quien quieras ver primero después de días fuera —Lanzó su primera indirecta.—¿A qué se debe esa indirecta?, Carlota, deberías saber que eso va a cambiar en cualquier momento —advirtió sentado frente a ella.—¿Tienes algo con esa niña? —
Después de observar unos segundos, le quitó la bolsa y la llevó a la cocina, Leonel imaginó que estaba molesta y cerró la puerta después de entrar, caminó detrás de ella con una sonrisa, buscando la manera de quitarle lo molesta. Sorprendiéndose al verla regresar rápido y subirse arriba de él, cruzando sus piernas a sus caderas.—Es maravilloso poder saciar el hambre que tengo de dos cosas al mismo tiempo —susurró en sus labios, antes de besarlo con tanta pasión que erizó la piel de Leonel y su miembro reaccionó.Sus manos estaban sobre sus glúteos para sostenerla mejor, mientras seguía invadiendo su boca y chupando sus labios.El deseo que ambos se tenían era incomparable, como sus cuerpos reaccionan de una manera incontrolable. La falta de aire los obligó a separarse, pero sus miradas seguían expresando las ganas que tenían de seguir.—¿Cómo estás? —preguntó después de besarlo y confesarle sus ganas.—Cielo, me encanta que me recibas así, estoy mucho mejor ahora que te veo —Susurr