Una noche realmente diferente, llena de sorpresas y declaraciones que cambiarían la vida de todos. Un beso apasionado que cambiaba toda la situación entre dos personas muy diferentes y aún más si la cobardía llegaba en el momento menos indicado.Cambios que traerán mucho estrés en quien ya estaba acostumbrada a estar sola en diferentes ocasiones importantes, restándole importancia el poco valor que le daba quien no se daba cuenta de lo mucho que tenía a su lado.Aunque eran muchas cosas difíciles para los involucrados, a una personita le haría feliz saber que todo se estaba arreglando entre sus padres y su tío, por fin sería feliz con una mujer que a ella le agradaba, eso sí él daba rienda suelta a sus sentimientos, a la pasión que llevaba dentro.A todo eso, con una jaqueca y un peso encima, despertó Leonel Kigman, abrió los ojos con dificultad y lentamente su vista se vio visible, una pierna y un brazo sobre su cuerpo, observó el rostro de quien se trataba y su corazón dio un vuelc
Horas después y ya estaba por llegar la noche; Noelia no solo se saltó el desayuno, también el almuerzo y si no fuera porque su teléfono seguía sonando, se saltaba hasta la cena.Sus ganas de seguir durmiendo, tenía más poder que el hambre que tenía.Adormilada tomó su teléfono sin ver quién era, solo deseaba saber quién molestaba su preciado sueño.Llamada—¿Dónde está, señorita? —preguntó la persona del otro lado.—¿Quién habla? —contestó Noelia en un susurró.—Leonel... —Susurró él.—No conozco a nadie que se llame así, ¡oh, sí! Conozco uno, pero no quiero saber de él —le respondió y de una trancó la llamada, con una pesadez se sentó en la cama y de una lo bloqueó.—No jugarás conmigo, Leonel Kigman —Habló mientras lo bloqueaba, no quería ni hablar con ese ser que la beso, la hizo dormir abrazada a él y luego se marchó sin decir o dejar una nota siquiera.Era mejor bloquearlo antes que volviera a marcar, decidió por fin levantarse, al ver la hora casi pega un grito de lo mucho que
Un nuevo día, con los mejores ánimos y dispuesta a todo, se levantó Noelia. Se aseguró de haber empacado todo lo necesario para esos días que estarían en Colombia. Trabajar con Cristina era el sueño más anhelado y que se hiciera realidad era maravilloso y satisfactorio para ella.Viendo sus cosas, se daba cuenta que debía mejorar muchas cosas de ella para una mejor representación como asistente.—Debo comprar otra maleta, la necesitaré —murmuró viendo ya lo desgastadas que están las ruedas, estaba consciente que con Cristina viajaría seguido.Revisó su teléfono y recordó a Leonel Kigman, pensó un momento en desbloquearlo, aun así no lo hizo, mejor debía estar bien concentrada en su trabajo y ese hombre tenía algo que la dejaba sin aire.—Mejor lo dejamos así, veamos qué hace para perdonarlo —Susurró con una sonrisa, ya extrañaba ser atrevida y lanzarse al vacío sin miedo.Cristina se levantó bien temprano, revisó por última vez todo lo que Noelia le había organizado y sonrió satisfe
Siete horas despuésBraulio bajaba de un avión que lo llevó a Colombia, ya no podía esperar a que Cristina siempre diera el cien en la relación, están aseguro que su posición en ese momento era la peor, tanto en el corazón de su esposa como en el de su hija.Buscarla en toda la ciudad era imposible, la única solución que encontró fue esperar pacientemente en el hotel donde se hospedaron, cosa que investigó con la secretaria.Estaba dispuesto a hacer lo que fuera, con tal de verla feliz y aún más a su hija.—Buenas tardes, ¿sabe en qué habitación se hospeda la señora Cristina Kigman Urrutia? —preguntó Braulio a la recepcionista.—Disculpe señor, esa información no se puede dar —le informo muy amable la chica.—Soy Braulio Urrutia, su esposo —Le dijo Braulio rogando que le diera la información. Noelia iba entrando y reconoció a Braulio.—Disculpe señorita, él es el esposo de la señora Kingman, ¿pueden llevar su maleta a la habitación de la señora? —pidió muy amable Noelia, Braulio la o
Dos días después, de duro trabajo para todos, de un lado para otro, entre papeles y miradas asesinas. Celos y deseos de apresurar todo trabajo y compromiso para poder ver y sentir a alguien importante cerca.Miles de sentimientos desbordados, imposibles de sacar y ocultar al mismo tiempo.Una verdadera tortura para Leonel Kigman, quien no había podido librarse de sus compromisos para ver a su niña; a ese ritmo no lograría obtener su perdón, su apartamento estaba lleno de flores y bombones, ya molestando a los vecinos. Se quedó pensando un momento en todo lo que empezaba a cambiar en su vida, se daba cuenta de que no lo hacía solo porque era algo que a ella le gustaba, no, era más que eso, a él le llenaba sentir ese deseo de ver su reacción, estaba ansioso por sus sentimientos en ese momento, le asustaba volver a sentir la preocupación por alguien. Un sentimiento que había olvidado, la muerte de su padre, cambió muchas cosas tanto en él, como en su hermana.Su soledad no era producto
Al día siguienteDespués de tres días llenos de trabajo y buenos negocios, era tiempo de regresar a casa, tomarse un descanso y resolver detalles que estaban pendientes.Junto a Cristina, sin mucha prisa, salían del hotel donde se habían hospedado, ya habían terminado todo lo que tenía Cristina pendiente. Francisco se despedía como todo un caballero, esperando poder verla en cualquier momento, aunque sabía sin lugar.—Regresaré el mes que viene, tengo otros negocios que atender —Le habló Cristina besando su mejilla, aun estando su esposo al lado.—Fue un placer servir de ayuda —Se dirigió a Braulio, quien lo veía con mala cara.—Agradezco toda la ayuda brindada a mi esposa —respondió tragando sus ganas de darle un golpe. Aún no olvidaba la confesión de que se había acostado con él.—Fue un placer volver a verte Ámbar —le habló Francisco acariciando su cabello.—Gracias, cuando vuelva a Argentina me llevaré postres —bromeó ella, haciendo reír a todos.Braulio se tragó su orgullo y cel
Hay quienes pueden dormir por largas horas sin problemas, donde no hay nada que los despierte, así tal cual era Noelia Cabral, cuando decía que quería dormir por un día entero, no la despertaba ni el rugido de su estómago.Aun así, la insistencia de quien tocaba el timbre, interrumpió su preciado sueño levantándose casi arrastras.—Espero que por lo menos me traigas el desayuno amiga mía, solo así te perdono que interrumpas mi sueño —se quejó Noelia, saliendo de su habitación con su diminuta pijama. Casi con los ojos cerrados, imaginando que se trataba de su querida amiga abrió la puerta.—Que me despiertes a esta hora debe valer la pena, ¿qué me preparaste? —dijo sin ver quién era, caminando de vuelta a su habitación a pasos super lentos.—¿Esperabas a alguien más? —La voz de quien habló detuvo los pasos de Noelia, hizo que abriera los ojos y quedará inmóvil por varios segundos.Su mirada bajó al pijama que cargaba, la parte de arriba de tirantes abierta que cubría solo sus pechos, l
El amor y la pasión hacen el mejor equipo, porque no hay nada más rico que dormir en brazos de quien te llena de manera romántica y despertar con todas las ganas de seguir así.Leonel Kigman despertó y observó a la mujer que estaba entre sus brazos, despeinada y con muchas marcas; sonrió al recordar el día anterior, lo pasional que fueron y lo realmente bien que se sintió. Noelia era la chispa que su cuerpo y corazón necesitaban, su entrega sin medida lo volvió loco de amor. Sus expresiones seguían intactas en su cabeza, su disfrute en cada acción de él. Tratar de explicar lo que en este momento sentía era imposible solo sabía que Noelia, sacaba ese lado adolescente de él de joven pasional y hombre maduro que disfrutaba sin medida recorrer todo su cuerpo.Con una sonrisa tonta en sus labios se levantó, ya empezaba a conocerla y dormir plácidamente hasta muy tarde mientras no tenía trabajo, era una de sus cosas favoritas; decidió tomar un baño en primer lugar, sonrió al ver que su ch