*—Sebastián:
—¿Qué vas a hacer? —la pregunta salió tan rápidamente que Sebastián no podía dejar de mirar con sorpresa a Dante, quien estaba sentado al otro lado de la pequeña mesa del café en el que estaban tomando el almuerzo. Ni bien llegó y se sentó, Dante le soltó la pregunta así sin más, sin ni siquiera saludarlo.
Un suspiró pesado salió de Sebastián mientras se acomodaba en la silla de hierro. Lo ignoró y tomó la carta para pedir algo de su gusto.
—Pedí por ti —escuchó que Dante decía.
—Eres un hijo de… —Sebastián no terminó la frase y maldijo en voz baja.
Dante se encogió de hombros.
Los ojos de Sebastián rodaron y dejó la carta en la mesa para luego cruzar los brazos desnudos por su
*—Callen:Nada estaba funcionando.En un arrebato de rabia por no encontrar lo que necesitaba, lanzó la sección de clasificados por encima de la mesa de comedor de su cocina, cayendo al suelo.Callen se tomó la cabeza entre las manos mientras suspiraba cansada.Desde el incendio que afectó la tienda, Callen se había propuesto comenzar de nuevo con otro trabajo. A pesar que tuvo mucho apoyo de los clientes fieles, donde estos pidieron que no se retirara, había decidido que, por el momento, dejaría el sueño de su madre en pausa y se enfocaría en sacar su familia hacia delante.Estaba resultándole muy difícil.Otro suspiro salió de Callen y esta se puso de pie para caminar hacia las puertas de cristales de la cocina que daban hacia el patio. Se detuvo ante estas y miró hacia el cielo oscuro y un poco estrellado.No quer&iacut
*—Sebastián:No podía sacársela de la mente.Ni las largas horas en el gimnasio, ni meterse de cabeza en el trabajo, ni salir con otras mujeres le hacía olvidarse de Callen Townsend.No lo entendía. Callen lo había rechazado como ninguna mujer lo había rechazado antes en su vida. No había sido grosera, pero sus palabras habían hecho mella en él, haciéndole pensar que no estaba hecho para el amor y que, ya que había fallado una vez con Orlidy y con ella, estaba destinado a fallar una y otra vez en el tema del amor.Apretó el volante con fuerza mientras conducía hacia su destino aquella noche.Sebastián no entendía porque seguía pensando en ella tan intensamente. Solo la había besado, no la había tocado con todas las ganas que tenía y tampoco la había hecho suya, aunque ganas no le f
*—Sebastián:Su mejor amigo lo miró con confusión, sus cejas arqueadas ante lo dicho por Sebastián.—¿En serio? —preguntó Dante riéndose.Sebastián se encogió de hombros.Era la verdad. Ninguna de esas mujeres iba a tornarse la indicada porque Sebastián ya había catalogado a una en específico como la especial y no eran estas mujeres con las que había salido desde que Callen lo rechazó.—No puedo sacármela de la cabeza —Sebastián cerró los ojos mientras pensaba en Callen y en cómo la misma se había metido debajo de su piel de forma tan sutil y discreta que ni se había dado cuenta de ello—. Por donde sea que lo mire, Callen es la mujer indicada para mí, Dante.Los ojos mieles de Dante lo miraron con sorpresa y luego su boca cayó abierta. Es
*—Sebastián:La mirada que le dirigió a su amigo por su sugerencia fue una enfadada. ¿Cómo se atrevía a traer algo tan dañino a su conversación? No todos los matrimonios de conveniencia eran fructíferos. Si, conocía a personas de su circulo que había pasado por uno, pero no a todos le iba bien.—No creo que sea lo ideal, Dante —solo le dijo. Sus padres y sus hermanos habían tenido matrimonios de esta índole, y aunque les haya ido bien, dudaba que para su caso fuera igual. Además, Sebastián quería casarse por amor.—Es lo que estabas tratando con estas estúpidas citas, ¿sabías? —dijo Dante y los ojos de Sebastián se cerraron. Quizás no debió de venir allí a buscar un consejo. Definitivamente Dante debía de estar tomado para sugerir tal cosa a Sebastián
*—Callen:No creía lo que estaba viendo.El hombre frente a ella dio un paso hacia delante y la luz de la sala, reflejó en su bello rostro.El corazón de Callen comenzó a latir con frenesí al ver a Sebastián frente a ella y unas urgentes ganas de acortar la distancia entre ellos se apoderaron de su ser. Tenía un fuerte deseo por sentir su calor. No tan solo eso, deseaba sentir sus brazos alrededor de su cuerpo, que este le dijera que todo iba a estar bien y que iban a encontrar la solución a todo lo que estaba aconteciendo en su vida.Movió la cabeza, reprimiendo esas estúpidas ganas de dar un paso hacia él y se preguntó que hacia allí. No debería estar frente a ella, o sea, habían terminado muy mal la última vez que se vieron. Callen lo rechazó, cumpliendo la promesa que le hizo a Chloe, ignorando lo que sent&iacut
*—Callen:Estar en los fuertes y cálidos brazos de Sebastián hizo que se fuera en llanto. Sus sollozos se hicieron más ruidosos, tanto que se avergonzó de ello, pero no podía detenerse. Quería dejarlo salir todo. Ya no quería ser aquella chica fuerte.Sintió las grandes manos de Sebastián acariciar su espalda, como si estuviera consolando a una niña, pero era así. Callen estaba llorando como una niña. Desde la muerte de su madre, se había estado reprimiendo. Las veces que lloro por lo difícil que se había tornado la vida, se había detenido ella misma diciendo que todo iba a estar bien, pero maldita sea. Nada estaba bien. Ya no podía con esta carga. Se sentía sofocada y desesperada. No sabía qué hacer.—Callen… —escuchó que Sebastián decía su nombre en un susurr&o
*—Sebastián:No había venido aquella noche para esto que hacían, pero…Sebastián apretó a Callen entre sus brazos, sintiendo todas sus delicadas y hermosas curvas contra su cuerpo mientras inclinaba su cabeza y le devolvía el beso con la misma pasión con la que Callen lo estaba besando.Antes, cuando llegó a la casa de Callen y al tocar el timbre, pensó que debería conservar el orgullo y darse la vuelta para no volver nunca más, pero cuando Callen abrió la puerta y vio lo vulnerable y triste que se veía, Sebastián no pudo echarse hacia atrás.No esperó que ella se lanzara a sus brazos para buscar cobijo y que Callen dejaría caer sus muros ante él luego de lo sucedido, pero al notar que la misma necesitaba un abrazo y alguien que le dijera que todo iba a estar bien, Sebastián se dijo así m
*—Sebastián:Estar con Callen era como estar en el cielo.Sacó las manos de su trasero y las subió por su espalda con un poco de lentitud, pero solo para hacer que Callen se sintiera un poco desesperada por su toque y fue así. La chica gimió en respuesta y arqueo su espalda, acercando sus pechos más a él. Sebastián llevó sus manos hacia los tirantes del top, los cuales tomó entre sus dedos y los deslizó por sus hombros, bajándolo por sus brazos y con esta acción haciendo que el top se deslizara hacia abajo, revelando la dorada piel de aquella hermosa mujer.Jadeó al ver sus hermosos globos hinchados y deseosos de ser tocados. Había notado lo endurecido que estaban sus pezones, pero verlos libres era otra cosa, una cosa muy hermosa. Eran de un tono rosa oscuro y se fruncían tanto que debían de dolerle. Se relamió los