*—Callen:
—Él te gusta —dijo una voz femenina.
Callen, quien había estado llevando un conteo, alzó la cabeza rápidamente hacia el lugar de donde venía la voz. Observó que Anabelle estaba apoyada sobre el umbral de la puerta del almacén de la tienda.
—¿Ah?
Anabelle sonrió y entró por completo a la estancia. Tomó asiento en una silla que estaba cerca. Rápidamente Callen miró la hora en el reloj en su muñeca, este mostraba una hora más allá del mediodía, lo que significaba que Anabelle estaba en su descanso.
—El señor Edevane no ha regresado desde que estuvo aquí la semana pasada y has estado suspirando intensamente —señaló la chica sin dejar de sonreír.
¿Callen suspirando por el señor Edevane? Movió la cabeza. No iba a
*—Callen:No entendía para nada el mensaje recibido antes.¿La había cagado? ¿Era algún tipo de broma o qué diablos? Debería llamar para verificar.Estaba a punto de realizar la llamada, cuando la puerta que conectaba la pequeña cocina con la tienda, se abrió. Callen miró hacia allí para ver a Chloe entrar. La chica la divisó y se acercó a ella.—¿Tienes un momento, Callen? —preguntó la misma.Callen arqueó las cejas y asintió.—¿Sucede algo? —le preguntó Callen curiosa. Había notado que el día anterior había estado un poco decaída y el que la misma requiriera hablar con ella, era porque algo había sucedido.—¿Podemos hablar después que termines de comer? —pidió la chica viéndola con
*—Sebastián:La había cagado.Había creído que con el consejo de Callen, un buen restaurante y los ánimos correctos, podría arreglar su relación con su pequeño ángel, pero todo fue en vano.Sebastián apoyó la cabeza en el cabezal del asiento de su vehículo. Estaba en pleno tráfico e iba de camino a la tienda de Callen para hablarle sobre lo sucedido.Todo había comenzado en buen pie. Cuando le hizo la invitación a Chloe de que cenarían juntos el domingo para tener un acercamiento y tiempo de calidad en familia. La misma había aceptado y Sebastián había estado emocionado porque su hija no se había negado.Obligó a Joseph a encontrar el mejor lugar para ello, que tuviera privacidad y un amplio menú para que su hija escogiera lo que deseara comer y se sintiera a gusto. A
*—Sebastián:Así que Callen tenía una cita.Sentía curiosidad por saber más, pero no quería satisfacer la misma sacándole información a Anabelle, pues tenia que tener cuidado con esta chica. Después se le iba la lengua creyendo cosas que no eran.—De acuerdo —dijo Sebastián sin preguntar nada más.Entendía, Callen no estaba disponible esta noche y no sabía porque, pero darse cuenta de ello le hizo sentir una sensación extraña en la boca del estómago. ¿Qué era eso?—¿Te pone eso celoso? —escuchó que Anabelle preguntaba y Sebastián desvió la mirada rápidamente hacia ella.¿Qué había dicho?Vio como la sonrisa de la chica se ensanchaba, parecía estar burlándose de él.¿Estaba di
*—Sebastián:—Padre —susurró como una advertencia ante la pregunta de su progenitor sobre cuando sentaría la cabeza. Sabía que su padre no iba a dejar que se fuera de su casa sin soltarle tan importante pregunta.Le dio una mirada a su padre y movió la cabeza. Era increíble. Después de tanto tiempo venía a casa y era lo primero que preguntaba. ¿No quería saber cómo estaba? ¿Cómo iba su negocio? ¿Alguna otra pregunta que le interesara más que cuando iba a contraer nupcias?—¿Qué tiene eso que ver con lo otro?—¿No lo ves? —le preguntó su padre y soltó una carcajada—. Necesitas una buena mujer para tu hija, una que no vaya detrás de nuestro dinero y que sea del mismo círculo social que nosotros —continuó y lo único que Sebasti&a
*—Sebastián:No quería que su madre lo viera cuando estaba tan encolerizado por la discusión con su padre. Temía hablarle mal, pero ya su madre estaba a su lado con su atuendo de noche, por lo cual, no pudo escapar.Vio como la mujer sonreía y se acercaba rápidamente hacia él. Lo envolvió en sus delgados brazos. Cerró los ojos disfrutando de la sensación de su madre abrazándolo. No entendía cómo era que una mujer tan amable y buena como su madre había terminado casada con el tirano de su padre. No lo entendía.—Madre… —susurró Sebastián cuando se separaron.Su madre sonrió y acunó su mejilla libre de barba.—¿Por qué no me dijiste que venias? —preguntó su madre aun sonriente.La vista de Sebastián se dirigió hacia la puerta
*—Callen:—¿Cuéntame sobre ese bombón de ojos grises que está pisando tu tienda, Callen?La mencionada se atragantó con el Gin-tonic que tomaba y miró a su mejor amiga a la cara con mucha confusión.¿El bombón de ojos grises?Espera.¿Cómo diablos sabía de Sebastián?Anabelle.Su querida compañera de trabajo y empleada debía de ser la que había informado a Natasha sobre este cuando Callen ni siquiera le había hablado de él. Ahora entendía por qué la insistencia de su amiga para verla en la semana.No había querido comentarle aún a Natasha sobre Sebastián, pero parecía que estaba tan al tanto que ni bien recibieron sus bebidas, le soltó la pregunta sin ni siquiera trabajar el terreno.—Es solo el padre de mi emplead
*—Callen:Caer entre las redes de Sebastián Edevane estaba fuera de sus límites. Estaba segura que debía de haber varias mujeres besando el suelo que pisaba, solo que esperaba no convertirse en una más.Para evitar seguir dando vueltas, Callen le contó la versión estructurada de lo que había sucedido el día que Sebastián fue a pedirle ayuda y como gracias a un accidente, este terminó sin camisa, mostrándole su hermoso cuerpo.Natasha chilló de felicidad cuando describió lo que había visto debajo de la camisa de Sebastián, desde su piel como la porcelana hasta sus oscuros tatuajes. Recordarlo le hacía preguntarse a sí misma si tendría más tatuajes en otros lugares, como sus muslos o piernas. No se sorprendería si fuera así, ya se había llevado la sorpresa de saber que un hombre como &eacut
*—Sebastián:Lo había arruinado.Agarró el vaso de cristal y de un largo trago, empujó el líquido ambarino que contenía este en su boca. La sensación de ardor que le provocó el Whisky le hizo toser, pero necesitaba otro. Al dejar el vaso vacío sobre la barra de aquel bar de mala muerte donde estaba ahogando sus penas, le hizo señas al barman para que le trajera otra ronda.Había pasado tiempo desde que se había sentido así, tan patético y tan detestable. No se había odiado así mismo desde que Orlidy lo dejó el día de su boda plantado frente a lo que podría decirse que era un altar improvisado.Maldita sea.No quería pensar en ese episodio de su vida tan patético, pero todo lo que acontecía hoy en día, era producto de aquel error suyo.Su hija lo odiaba y parec&