*—Callen:Cerrar un ciclo para comenzar otro siempre le había parecido tan difícil de llevar.La mirada se Callen se enfocó en la camioneta blanca de doble cabina, donde sus pertenencias, las cuales eran pocas, habían sido depositadas en la cama trasera de esta. Podía ver las maletas y los muebles que había traído consigo al mudarse con Sebastián. Eran tan pocos que parecía que solo estuvo allí de pasada. Bueno, viendo que su matrimonio solo había durado un mes y medio, parecía ser ese el caso.Un pesado suspiro salió de ella.Sebastián aún no había aparecido desde que tomó la decisión de mudarse. Había creído que volvería y que cuando Callen le comunicara lo que planeaba hacer, la detendría, pero seguía sin saber nada de este.Todo había terminado y ahora tenía que seguir el camino.No tenían un lugar fijo donde mudarse, pero Natasha había ofrecido su hogar mientras tanto. No obstante, desde que Callen encontrara un trabajo fijo y pudiera alquilar un espacio para ella y sus hermanos,
*—Sebastián:Lo había dejado.Callen lo había dejado.Sebastián bajó la vista hacia el vaso de cristal vacío en su mano, en el cual había estado tomando whisky a las rocas. Se había dicho que no iba a volver a tomar y mírenlo allí, en un bar de mala muerte tomando en un día de semana para ahogar sus penas.Aun no podía creer que Callen lo hubiese dejado, pero lo tenía merecido.¿Que había pensado que pasaría luego de abandonarla sin darle ni una explicación? ¿Que lo esperaría por siempre? Era obvio que Callen había decidido lo que había estado a punto de pasar. Al final, sabía que no iba a funcionar. Su relación desde el principio fue frágil y con esto que sucedió, solo hizo que se diera cuenta sobre cuál iba a ser el final entre ellos.¿Por qué se estaba diciendo que había sido lo mejor cuando sabía que no era así? Amaba a Callen y quería estar a su lado, pero también amaba a su hija. Chloe no estaba a gusto con su relación y lo menos que quería era que sucediera otra vez lo que paso
*—Chloe:—¡Esto es inaudito! —exclamó Chloe dando un portazo a la puerta de la habitación donde su padre se estaba quedando en la casa de sus abuelos.Su padre, quien estaba sobre la cama acostado, se sobresaltó en la misma y la miró con confusión. Chloe dio un pisotón y entró en la habitación se detuvo al lado de su padre con los brazos cruzados sobre su pecho.—¿De qué hablas? —preguntó su padre y luego bajó la vista hacia el libro en su mano. Este soltó un suspiro y lo dejó a un lado para prestarle atención a Chloe. Si, que le prestara atención porque iba a escucharla.—Sé lo que está pasando —espetó mirándolo y vio como las cejas negras de su padre se arqueaban—. Si, sé que le pediste a tu abogado que redactara el divorcio —le gritó al hombre quien la miró en ese momento con sorpresa—. ¿Cómo pudiste hacer eso? —quiso saber.—¿Como es que sabes todos mis movimientos? —le preguntó su padre y Chloe sonrío con orgullo. Era obvio que siempre se la buscaba y tenía todos los ases en la m
*—Chloe:—¡No te daré la dirección de Natasha! —espetó Dante frente a ella mientras compartían en un café durante una calurosa tarde. Chloe había preferido algo frio y Dante, como el adulto que era, tomaba café.Una sonrisa apareció en los labios de Chloe al escuchar la respuesta de su padrino cuando le preguntó al mismo sobre la dirección de su nueva novia o lo que sea que fuera Natasha de Dante. Solo le había lanzado la pregunta esperando dar en el clavo con esta, pues era lógico que Callen estuviese en casa de Natasha, pero, de igual forma, había creído que Callen sería más inteligente. Sin embargo, su padrino confirmaba sus sospechas.Soltó una carcajada y su padrino la miró con confusión.Había citado a su padrino aquella tarde luego del colegio para que hablaran sobre Callen. Su padrino se había negado a verla, pues estaba enfadado tanto con su padre como con ella, pero luego de varias suplicas había aceptado. No obstante, ni bien la vio, le lanzó que no iba a ayudarla, pero si
*—Callen:Volver a sus viejas andanzas se sentía un poco extraño y se reía de sí misma por haberse acostumbrado tan fácil a las comodidades de la casa de Sebastián.El apartamento de Natasha era pequeño. Solo tenía dos habitaciones, un pequeño baño y la sala de estar era compartida con la cocina. Le había encantado siempre el pequeño espacio de su amiga cuando la misma se mudó allí, era tan coqueto y pequeño, pero debía de admitir que solo dos personas podían vivir allí y ellos eran cuatro.Callen y Kamille dormían juntas en la habitación extra de Natasha mientras que Kellan insistía en quedarse en el gran sofá a pesar de que estaba herido. Este reclamaba cada noche que era un hombre y que la herida en su costado solo lo iba a hacer más fuerte.Natasha estaba en el trabajo y Kamille se quedaba después de clases en la biblioteca a estudiar mientras Callen y Kellan se quedaba en el apartamento. Callen estaba usando la laptop de Natasha para hacer su búsqueda de un empleo y había estado
*—Sebastián:Se colocó de cuclillas ante la lápida de color gris que había visto mejores días.Sebastián había decidido comenzar un viaje en busca de su paz mental que le ayudara a recuperar lo que había perdido en el pasado, su viejo yo. Y aquel día había ido a visitar a la persona que había hecho de él un etcétera.No había ni una frase sobre su lapida y eso era triste.Cuando Orlidy falleció, había sido quien se había encargado de todo y había estado tan dolido por lo que pasó con ellos, que ignoró el pedido de la funeraria de pensar en algún mensaje para la misma. Además de ello, su antigua pareja no había tenido familia que la apoyara, pues su personalidad había hecho que estos se alejaran y que la misma se haya adentrado en un solitario mundo por si sola. Por lo cual, Sebastián no pudo hacer caso omiso a ello y decidió darle por lo menos un digno descanso.Sin embargo, no se había preocupado de cómo estaba su lugar de descanso, había creído que el lugar donde había sido enterrad
*—Sebastián:El hombre sonrió con una cálida sonrisa y Sebastián pudo reconocer la misma. Era como si el mismo fuera una versión muy mayor de Kellan. Ahora entendía porque el chico se veía más mayor de su edad, los rasgos de aquel hombre eran muy fuertes.Sebastián extendió una mano, esperando que la misma no esté sucia.—Es un placer conocerlo, señor Townsend —respondió Sebastián dando a entender que lo reconocía.—Llámame Klaus —dijo el hombre aceptando su mano sin importarle un comino si estuviese sucia o no. Sebastián noto que al igual que el, tenía unas manos fuertes y toscas, como si también hubiera hecho mucho uso de estas durante toda su vida.—Klaus —murmuró Sebastián viendo divertido al hombre. Su propio padre tenía el aspecto de un moderno Santa Claus, pero el padre de Callen tenía su nombre. Si Dios le permitía volver con Callen, haría que estos dos hombres se conocieran. Sebastián presentía que se llevarían muy bien—. Soy Sebastián Edevane —se presentó Sebastián, aunque s
*—Callen:Miró su reloj en su muñeca por cuarta vez aquella tarde.Estaba sentada en el área al aire libre de un restaurant elegante mientras esperaba a Natasha que llegara con un conocido que le ofrecería un trabajo a Callen. La misma se había vestido muy formal para dar una buena imagen. Llevaba un traje de chaqueta y falda de color gris que era de Natasha con una camisa negra por debajo y unos zapatos picudos negros. Su cabello estaba atado en una coleta baja y su maquillaje era uno suave.Esperaba dar una buena impresión porque Callen necesitaba ese trabajo, pero, ¿cuánto más iba a durar Natasha? Estaba cansada de esperar y tenía que ir a hacer la colada. Mientras estaban en casa de Natasha le ayudaban con los oficios y las comidas. Aunque su amiga le decía que no tenía que hacerlo, pero Callen quería ayudar lo más que podía a su amiga que les estaba tendiendo una mano en su peor momento.Soltó un suspiro y paseó la mirada por el lugar.Este lugar no se sentía cómodo para ella, ha