[MATÍAS]
Siento su cuerpo enredado con el mío mientras que su cabeza está apoyada sobre mi pecho, y yo solo puedo inhalar el aroma que desprende su cabello. Me intoxica la mezcla de su champú, perfume y noche de sexo; es un vicio. Siento su respiración sobre mi piel mientras inhala y exhala en silencio, me imagino que debe haber mil cosas pasando por su mente y solo necesito saber que está bien.
—¿En qué piensas? — Me animo a preguntarle.—Obviamente en lo que sucedió... — Me responde y puedo darme cuenta de que esta sonriendo.—Me imagino, pero... dime por favor que no te he hecho daño... que estás bien. — Murmuro.Ella apoya su barbilla sobre mi pecho para mirarme y caigo rendido a sus pies al verla con su cabello todo alborotado a causa de mis manos y esa enorme sonrisa que me lanza. —Estoy muy bien... y no, no m[MATÍAS]—No quiero separarme de ti. — Le digo reteniendo su cuerpo entre mis brazos después de que la ayudo a bajar del auto. Realmente pasaría el resto del día a su lado y me hubiese encantado quedarme en aquella habitación con ella.—No puedo Matías... Daniel debe haber despertado ya, y sé que debe estar preguntándole a Katy porque no pase la noche aquí. — Me explica.—Quisiera entrar a verlo... ——Recuerda nuestro trato. Si quieres puedes pasar más tarde a verlo, pero primero cámbiate, sino se dará cuenta de todo.— Me pide.Está situación me causa un poco de gracia pareciera que soy el amante al cual el marido no puede ver. Sin poderlo impedir me comienzo a reír de la idea que se me ha pasado por la cabeza. —¿De qué te ríes? — Pregunta volteán
[MATÍAS]Abro la puerta y allí están ellos dos, mi hijo y mi novia, a la cual deseo besar, pero no puedo. Definitivamente esto de disimular se me va a hacer muy difícil. Se ve bellísima con ese corto vestido negro que deja apreciar esas largas piernas que tanto me gustan. —Hola, bienvenidos. — Les digo dejándolos pasar y cuando ella entra detrás de Daniel, aprovecho y rozo su mano con la mía haciendo que se escape una sonrisa de sus labios.Me encetaría poder saludar a mi hijo de una manera más correcta, abrazarlo preguntarle cómo le ha ido, pero sé que aun no puedo. —Gracias. Hola, buenas tardes. — Le dice a mi madre quien la mira a ella y luego clava su mirada en mi hijo.—Bienvenidos, hola, Aitana... Daniel, ¿Cómo te encuentras? — Habla mi madre.—Cariño, ve y saluda a la mamá de Matías. &mdash
[MATÍAS]Bajo la escalera siguiendo sus andares y disfrutando la vista y puedo parecer un loco, pero me cautiva cada uno de sus movimientos y podría convertirme en un esclavo entre sus brazos si me lo pidiese. —Definitivamente eres preciosa. — Le susurro al oído.—Gracias, pero ya por favor... tu familia está a pocos pasos de nosotros. — Me dice avergonzada.—Lo sé... pero ¿Cuál es el problema? — Cuestiono tomándola por la cintura en el último peldaño de la escalera.—Daniel... Tú y yo acordamos algo. — Me recuerda con una media sonrisa, y así definitivamente es complicadísimo no tentarme en besarla.—Me haces las cosas muy difíciles. — Le susurro a milímetros de sus labios.—¡Y tú a mí, pero basta! — Dice entre risas e intenta bajar el últi
[AITANA]Un lunes más en la clínica, pero no es cualquier lunes. Es un lunes que procede a lo que ha sido un fin de semana excedido de emociones. La punta de sus dedos rozando mi piel siguen latentes en mi ser, la manera que me besaba, su respiración agitada mientras me hacia suya… definitivamente valió la pena esperar, jamás hubiera imaginado algo tan perfecto. Por otra parte, ayer el almuerzo con su familia y ese primer encuentro entre Daniel y ellos, fue un momento muy fuerte emocionalmente. Puedo entender esa gran necesidad que sienten por querer decirle la verdad y disfrutar de él como lo que es; su familia, pero no quiero que Daniel termine lastimado.Abro la puerta de mi oficina luego de saludar a Nadia, y al entrar no me creo lo que veo. Hay un enorme arreglo de rosas blancas sobre mi escritorio y al acercarme veo una tarjeta. No puedo dejar de sonreír al ver este hermoso detalle, es tan especial... Suspir
[MATÍAS]La veo entrar a mi piso y puedo notar sus nervios, pero lo que no estoy muy seguro es ¿porque esta así de nerviosa? —Bienvenida cariño. — Le saludo mientras cierro la puerta y dejo nuestras maletas en el suelo.Su mirada recorre el piso como si no pudiese creer que esté aquí y luego me mira detenidamente. —No sabía que tenías un piso en Madrid. — Dice finalmente. —Creí que iríamos a un hotel o algo. — Comenta.Si hay una cosa en particular que me enloquece de ella es esto, esa mezcla de inocencia y sensualidad que posee y la hace tan única. Me acerco a ella lentamente y la rodeo colocándome detrás suyo, llevo una de mis manos sobre su abdomen y apoyo mi barbilla sobre su hombro; amo sentirla así de cerca, me genera paz, pero al mismo tiempo me altera, es una mezcla difícil de explicar, pero única. —Lo
La aprieto fuerte contra mi pecho, aun acostados sobre el sofá mientras que intentamos respirar con normalidad. Me siento enviciado por su fragancia y de verdad que desearía detener las agujas del reloj y quedarme en este momento por una eternidad con ella así entre mis brazos —Te has quedado callado. — Me dice inclinando su rostro para mírame.—Solo pienso. — Respondo enredando mis dedos en su cabello.—¿Puedo saber en qué? — Esa manera tan tímida y sensual a la vez de preguntarme eso me provoca querer comérmela a besos nuevamente.—En ti preciosa. En lo absolutamente perfecta que eres, en lo feliz que me haces. — Le confieso con mis ojos perdidos en ese bosque verde que son sus ojos.—Tú también me haces muy feliz. — Comenta sonriente y luego se acomoda boca abajo apoyando sus brazos sobre mi pecho y su
[AITANA]—¿Preparado? — Me pregunta antes de que abra la puerta del consultorio.Honestamente nunca he venido a un psicólogo y mucho menos para hablar de un tercero, no tengo idea de lo que me espera, pero aquí vamos. —No sé si preparado, pero vamos. — Le respondo mientras abro la puerta. —¿No hay recepcionista, ni nadie? — Cuestiono al ver el lugar completamente vacío.—Le he pedido que fuera una consulta totalmente privada. Le explique de quien se trataba, no quiero traerte problemas. — Me explica haciendo que me sorprenda.—¿Tanto me cuidas? — Indago tomando su mano.Me mira mientras que una sonrisa se dibuja en su rostro y aquí estoy yo muriéndome de amor por ella —Amor, no solo te cuido a ti, también lo cuido a él. Sé que esto no es fácil y mucho menos para ti, que eres una figura pú
[MATÍAS]—¿Donde me llevas? — Me pregunta por quinta vez, mientras mira los paisajes de la ciudad por el cristal del auto.La miro enamorándome más de ella con esa preciosa sonrisa que me da —No te lo diré, ya te permití que fuéramos donde tú quisieras todo el día, ahora es mi turno. — Le respondo divertido.—No te quejes que lo has disfrutado, además ya te dije que no vengo mucho por Madrid. — Dice riéndose.—Sí, claro que te he dejado llevarme por dónde has querido; sabes bien que me tienes a tus pies, pero tuve que ponerme mi gorra para que no me reconocieran en algunos sitios— Expongo.—Te quedaba tan bien esa gorra. — Me dice con un suspiro y me rio ante su reacción.—Si quieres vuelvo a ponérmela, con tal de robarte otro suspiro lo hago. — Le propongo con una me