Zoé lo observa tratando de ser fuerte, mientras que por dentro solo quería abrazarlo y no hacerlo sufrir de ese modo, pero jamás podría olvidar el daño que él le hizo, así que se mantuvo fuerte, aunque sentía que iba caer en llanto en ese instante y le dice:

— No llores, por favor no lo hagas, sabes que debo irme, te lo dije cuando llegue, pero quiero decirte que mediante a mi Papá estaré enviándote fotos de los ultrasonidos de nuestra hija, de verdad quiero que sepas que no te alejaré de nuestra hija, siempre tendrás contacto con ella, sabrás de ella y te mandaré muchas fotos para que cada día la mires ¿ok? —Cada instante para ella era una bomba de tiempo, el cual terminaría explotando en llanto.

—No Zoé, no es lo mismo que tenerte a ti y a mi hija cerca de mí, no es lo mismo que verlas todos los días, no es lo mismo que observar tu rostro, sentir tu piel, no es lo mismo Zoé, no sabes cuánto te he extrañado, te amo con mi vida Zoé y no me cansaré de pedirle a Dios perdón por el daño