—Hasta que un día note a mi amigo Derek muy extraño, de un momento a otro estaba molesto, se la pasaba muy amargado cada vez que el cura planeaba una salida, pues Derek decía que no se sentía bien y a mí eso me parecía muy extraño porque jamás había visto a Derek así, él siempre fue alegre

—Hasta que un día en la tarde le preguntó a una de nuestras cuidadoras ¿dónde se encontraba Derek? y ella dijo que estaba en la iglesia con el cura buscando unas frutas, enseguida le dije que sí podría ir y así poder ayudarlo y ella me dijo que sí, que era una buena idea ya que la iglesia quedaba al lado de la casa hogar

—Así que camine hacia la iglesia y me percaté que no había nadie allí, así que fui buscando en cada parte de la iglesia en dónde pudiese estar Derek, cuando de pronto al subir unas escaleras escucho el sonido de un llanto, cuando me fui acercando un poco más, note que una de las puertas de los cuartos estaba un poco abierta, así que me acerque y escuche la voz de Derek que decía