Tal y como Rita lo planeó, cerca de las cuatro de la tarde oyó cómo peleaba con uno de los guardias para sacarla de su habitación pese a que Henry había dado órdenes estrictas de no dejarla salir.
–¡Soy la señora Hammil! ¡Tengo toda la autoridad en esta casa cuando él no esté! Tan solo quiero dar un corto paseo por el jardín con ella. No estoy pidiendo llevarla de compras o fuera del país. Si quieren pueden venir con nosotras no me importa.
Al final logró llevarla al jardín fingiendo conversar sobre la descendencia del anillo que le había dado momentos antes. Emily se había puesto unos jeans y una camiseta un poco más elegante para aparentar, además, llevaba zapatos planos para no tropezar al correr.
–Olvidé que mi futura esposa tiene dos fieles defensores. –Bramó con cierto sarcasmo mientras recuperaba la compostura ante el golpe de Drew.– Me las vas a pagar Drew Lee, te lo prometo.Guardias de seguridad avisados por el secretario llegaron hasta el lugar. Lían señaló con la mirada a Henry y todos se fueron contra él para ordenarle de forma indirecta que abandonara el edificio.–No creas que te has librado de mi. –Le dijo a Emily antes de ponerse en marcha pese a que esta ni siquiera lo miraba.– No vas a durar ni una semana con ellos.–Señor Hammil, por aquí por favor. –ordenó un guardia, guiandolo hasta la salida.Henry Hammil manteniendo el org
–Vayanse unos días. –Ordenó Lían a Drew en un descuido. No comprendió sus palabras a la primera. – Llévate a Emily unos días lejos de la mira de Henry Hammil. Si ha sido capaz de venir hasta aquí para llevarsela a la fuerza, puede hacerlo de nuevo.–¿Ir con ella? Pero ¿A dónde? ¿Te has vuelto loco? Acaban de romper el contrato millonario por el que tu padre pasó mucho para conseguir. Sin contar los rumores falsos que ha hecho correr por todos los diarios e internet. Vas a tener que empezar a demandar y a tomar cartas en el asunto, te va a llevar un montón de tiempo y trabajo, se supone que tengo que ayudarte.–Mientras hago todo eso también deberé estar pendiente de que no se lleve a Emily y para ser sincero, no tengo gana
Sofía tuvo que traerle un poco de agua a Lían para que al menos pudiera soportar otro embrollo como el que estaba por venir.–Soy hijo del primer matrimonio de Andrés Rivera. –Comentó Kevin, sintiéndose algo intimidado por la acusadora mirada de Lían en todo momento.– Era amigo de la infancia de la madre de ustedes dos. Elianne engañó a Liam con mi padre y de allí nació Emily. –El muchacho daba por sentado que ya sabían la procedencia de la muchacha, sin imaginar todo el problema que había causado mantener en secreto aquella misma verdad.– Mi padre siempre la amó, su primer matrimonio falló por eso según me contó. No soportó verla casada con otro y decidió alejarse para siempre.–Está clar
Drew lanzó un par de maldiciones al cielo en cuanto vio como Emily se acomodaba en el sofá mientras aquel tipo extraño sacaba de un raro portafolio negro de plástico un sin fin de herramientas de diferentes tamaños y tintas de varios colores.Cuando Emily sacó de entre sus cosas la tarjeta de aquel tatuador que había conocido mientras estaba perdida en el pleno centro de la ciudad, quiso salir corriendo. Los tatuajes no le iban para nada bien en la piel, por lo que guardaba la esperanza de que el tipo le dijera que no hacían trabajos a domicilio, sin embargo no fue así.–Quiero que pongas en letra cursiva "Drew". Así nada más. Que parezca caligrafía.Albin, el mismo chico por el que habían peleado la vez en l
–Dijiste que iban a venir ayer, mira, ya es de noche. –Sentenció su hermana siendo más que obvia. Decidió ignorarla metiendo las cosas de Sofía mientras la castaña se dedicaba a abrazarla tras tanto tiempo separadas. ––¡Por todos los cielos Emily! ¿Estás bien? –Emily tenía un par de heridas en el labio y un moratón en la mejilla que habían estado peor los días anteriores. Sin contar los grandes raspones en las rodillas y piernas. ––Tranquila, no me ha pasado nada. Aquí estoy más fuerte que nunca, ninguno de estos dos hombres en esta casa se van a poder librar de mi. –Drew rodó los ojos y Lían continuó ignorandola. Pese a parecer muy segura y orgullosa Sofía sabía que hab&iacut
Lían recibió a Sofía de inmediato. Pasó a la habitación cerciorándose de que nadie los captara y se sentó al borde de la cama con confianza, observando cómo daba vueltas por todo el perímetro, ensimismado. Debía ser un asunto muy delicado para haberle pedido mediante un mensaje al celular que lo buscara.–¿Le has comentado a Emily algo sobre Kevin Rivera? –Los ojos de la castaña se abrieron rápidamente. ––¿Qué? Claro que no, eso ni me corriesponde. –El sobresalto en defensa la hizo pronunciar una palabra incorrecta. No estaba segura de como Emily tomaría la confesión pero tampoco iba a descubrirlo hiriendola sin razón.– Eso debería que decírselo tú o tu papá. Seguro y meto
Su hermano le había dicho que eran amigos, pero ¿Desde cuando Lían tenía amistades?. Podía haber vivido la mayor parte de su tiempo en un internado, pero, conocía bien el carácter que tenía y a él ni siquiera le gustaba la compañía de las mascotas.La anciana se secó las lágrimas con un pañuelo que le ofreció el tal Kevin y se disculpó aludiendo que eran emociones típicas de su longeva edad.Sentarse en la sala fue incluso más perturbador, quiso regresar a la alberca pero Lían no pudo resistirlo más. Emily era adulta y podía con ello, además, conociendo su carácter extraño le reclamaría luego no habérselo dicho antes. –El único padre que conozco es Liam Dunhee. –Dijo Emily haciendo llegar su última palabra a todos los de la sala.– Tampoco estoy interesada en esa tal herencia. Mi interés nunca ha sido el dinero.–Tienes que aceptarlo… –Murmuró la abuela sintiendo el rechazo de su reciente nieta. Sus ojos habían perdido la expresión de emoción del inicio.– Tu padre sufrió mucho por no poder conocerte. Se fue a la tumba sin siquiera poder hablar contigo.–¿Ah sí? Pues él conocía el colegio, conocía a Elianne de sobra, tenía dinero. Pudo encontrar la manera de ponerse en contacto conmigo.–No es tan simple como suena. –Intervino Rihanne, la esposa de Kevin, poCapítulo 92: Devuelvemelo