Capítulo 86 — Ella es mi destino

— ¡Vamos! ¡Dime! ¡¿Todavía sientes algo por Isabella?! — Repitió Máximo al no obtener respuesta, pues Diego seguía paralizado.

— Yo… Pues, yo…

Diego inspiró profundo, sopesando que opciones tenía, era obvio que Máximo estaba muy bien informado, que lo sabía todo y que quizás lo estaba probando.

El hombre se llenó de coraje y levantó la barbilla con dignidad.

— Sí, yo la amo…

— ¿Qué? — Los ojos de Máximo se oscurecieron, mientras que apretó los puños a los costados.

— Quieres que sea sincero, ¿No es así? Pues aquí tienes la verdad… La amo, siempre la he amado, desde que éramos muy jóvenes y creo que siempre la amaré…

— Infeliz… — Murmuró Máximo.

— Y sí, soy hijo de Maximiliano, o de Gustavo, como gustes llamarlo, estuve trabajando para él, pasándole información sobre tus empresas y tus movimientos… — Afirmó Diego.

— ¡Eres un desgraciado mentiroso, un traidor…! — Máximo se acercó, tomando a Diego con fuerza por el cuello de la camisa.

— ¿Traidor? ¡Hice lo que tenía que hacer!
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