Ángela Smith

Los agentes entran a rescatar a mi hermana, pero después de las detonaciones que escuche, estoy segura que es demasiado tarde, estoy llorando escondida afuera del edificio, no puedo creer que mi madre fuese capaz de todo esto, tengo meses tratando de asimilarlo en silencio.

El colmo es que mientras los agentes están adentro veo salir la figura de ella en su vestido rojo, ella corre en dirección de su auto y en ese momento me le atravieso en el camino.

Al verme sus ojos se desorbitan— ¿Qué haces tu acá?—. Cuestiona con la respiración agitada.

—Evitar que mates a mi hermana, pero ya es tarde ¿no es así?— Cuestiono con la voz quebrada, y la respiración agitada.

— ¡Ella no es tu hermana!, vete de aquí te puedes meter en problemas. — Responde indignada, con un arma en las manos.

—La única que está en problemas aquí eres tú. — Le respondo si ella quiere salir de aquí tendrá que pasar sobre mi cadáver—.

— ¿Fuiste tú, quien los trajo aquí?— Pregunta o asegura sin poder creerlo.