Sentí unas suaves cosquillas sobre mi brazo, gruñi y tome más fuertemente de la tela grisácea. Pude escuchar mi nombres dicho muy despacio en mi oído, abri mis ojos encontrándome con los suyos y detrás de él, la cortina estaba corrida dejando ver el oscuro cielo.
- Debemos irnos, ahora. - mencionó Evans y se sentó a mi lado cabizbajo.
-¿Sucedió algo? - pregunte y me reincorpore sobre el colchón. - ¿Por qué estás así? Algo pasó.
-No ha pasado, solo debo volver rápido a la empresa. - sonrió a penas y suspiró profundamente perdiendo su mirada en alguna parte de la habitación.
Eran las 5
Termine por tirar el décimo quinto bollo de papel en el cesto de la basura, tome de mis cabellos y me deje caer sobre los otros cientos de bocetos debajo de mi.- Tranquila,Rachael.- levante mi vista encontrándome su apacible sonrisa.- No debes frustrarte.Lys se levantó del sofá y caminó hacia mi, apoyo sus manos sobre mis hombros descubiertos y comenzó a frotarlos.-Bueno en fin... este no está tan mal. - dijo pero podía notar su poco entusiasmo.Llevábamos más de tres horas y media tratando de encontrarnos, de que ella me dijera lo que quería en su colección y otro tiempo más tratando de que yo captara la idea. Sin duda, esto no estaba yendo
Bajamos del vehículo y nos encaminamos hacia la entrada, me mantuve en silencio hasta que el bullicio del restaurante me hizo prestar atencion. Caminamos junto hasta una mesa libre del lugar, en el transcurso me encontre con unos rostros conocidos y levante mi mano saludandolos, pero mi intento fue en vano.Doblaron sus cabezas como si no me conocieran, como si fuera un ente en sus vidas. Deje de repetir la accion y baje mi mano, que pronto fue tomada por Evans y la llevo hacia sus labios besandola.- Todo bien ¿no?- pregunto y asenti mientras dirigía mi mirada en el largo menú.Suspire y deje el papel de lado, me cruce de brazos y pasee mi vista por el salon hasta dar con aquella mesa. Mi sangre parecio hervir al verlos hablar mirando hacia aqui, sus risota
La música del ascensor era lo único que se escuchaba entre nosotros y cada uno se mantenían en cada esquina de la caja metálica.De reojo miraba a Evans, desde que habíamos salido del restaurante no ningún comentario ni objeción. Su semblante parecía tranquilo y despreocupado.-¿Vienes?- pregunto y me avergoncé al saber que me había sumido en mis propios pensamientos.Entramos al departamento y la calidez de la calefacción nos envolvió. Deje mi bolso en el sofá y, acostada desde allí, podía ver un breve espectáculo que estaba dándome el azabache desde la cocina.Apretaba con fuerza el vaso y tomaba con prisa un
La Cita Cincuenta Y Siete. Me removí en mi posición y sus brazos estrecharon mas mi cuerpo, comencé a despabilarme al sentir como sus dedos se movían inconscientemente detrás de mi nuca. Abrí mis ojos y a pesar de estar en la plena oscuridad, aprecie sus relajadas expresiones, sus labios estaban entreabiertos que dejaban escuchar sus respiraciones profundas, y de vez en cuando, uno que otro ronquido. Las sabanas azules cubrían nuestros desnudos cuerpos y me sentí bien al estar rodeada de su caluroso cuerpo, lo había extrañado mucho. Deslice mis manos por su cintura abrí completamente a el, sin dejar un mínimo de espacio. -¿A qué se debe tanta fuerza?- su adormilada y ronca voz me tomo por sorpresa.- Te aferras como si pensara irme.
Los finos tacos de mi zapatos negros resonaron al subir los tres escalones de piedra blanca, alise mi pollera acuadrille y comencé a avanzar por la blancura del cerámico. Atravesé las costosas puertas francesas, donde las cortinas color crema remolineaban sin parar producto a la brisa de afuera, dos ballestero de chaqueta roja me sonrieron y abrieron las inmensas y antiguas puertas del salón. Sonreí de gusto al sentir el delicado olor de flores naturales, una melodía clásica resonaba por el salón a un nivel muy mínimo y agradable. La galería era extensa, y variados cuadros y esculturas se expandían en el. - Me alegra que estés aquí.- gire y Bernardo estaba en su impecable traje azul a mi lado.- ¿Todo bien? -Perfecto... Es decir, estoy perfecta.- moje mis labios y trate de tranquiliz
La Cita Cincuenta Y Siete. -¿Estas segura de llevarlo allí?- era la quinta vez que el Señor Ross me preguntaba mientras los bartelleros trataban de guardarlo bajo prisión en el extenso vehículo. -Muy segura.- los muchachos suspiraron de alivio al terminar de colocar el cuadro y cerra la puerta. Me acerque aplaudiendo y Bernardo les ofreció una proponía ante su gran ayuda. Me senté en el asiento copiloto y observe como la felpa roja me hipnotizaba por el espejo, ansiaba de ganas de verla reluciendo en la pared de alguna habitación de la casa. -Mark te tiene mucho aprecio para hacerte una obra exclusiva.- menciono desairadamente mientras encendía el motor del vehículo.- El no suele regalar obras tan fácilmente. -Estaba en falta conmigo.- dije y sonreí al recordar su rostro fruncido en un dulce puchero.- Es un pedido de disculpa mas que un regalo. -Lo se.- musito y emprendimos viaje sobre la carretera. El silencio
- ¿Y él como tomo la noticia?Nos adentramos al ascensor y Alice se apoyo sobre la pared metálica. Ambas estábamos muy sensibles y su mano se aferraba a mi antebrazo.-Lo tomo por sorpresa. Cuando llegamos a casa se tomó de la cabeza y me imploro que cambiara de decisión; se arrodillo, Rachael. Jamás pensé verlo así.- Así que esta cambiando...La puerta se abrió y encaminamos hacia la puerta de vidrio, el vehículo negro estaba estacionado frente a la entrada y la ventanilla del mismo estaba abierta un par de centímetros.-Él esta allí, quiere hablar contigo
Mark dobló la esquina y las luces del departamento resplandecian por si solas. Entre la oscuridad, observe un cigarro prendido y reconocí su figura. Evans salió hacia nuestro encuentro, al parecer había estado corriendo,por lo cual, estaba toda su espalda y frente completamente sudados.- ¿Qué tal, primito?Ross apoyo sus brazos sobre la ventanilla y sonrió viéndome, se acercó lentamente a mi y dejo un pequeño beso.-¡Ay, por favor! no hagan estas cosas en mi coche. - se quejó Mark mientras simulaba arcadas en su lugar.La ronca risa de Evans se resonó y yo rei en silencio mientras me sentía enrojecer. La puerta fue abie