Parte 1...

Adriano...

Cuando se fue sentí un enorme deseo de beber. Sentí un cosquilleo en todo el cuerpo. Nunca había hecho algo así, pedir ayuda para conseguir algo para mí.

Llené un vaso de whisky y llamé a Alexandre. Tuve que contarle que su idea empezaba a nacer.

— Enhorabuena. No pensé que esto fuera a funcionar - el dijo riendo.

— ¿Cómo no iba a ser así? Fue idea tuya" - me senté en la silla del porche.

— Lo sé, pero pensé que serías tan duro de cabeza que no lo achacarías a casarte con una secretaria. Realmente es una santa. Si fuera otra persona te mandaría a la mierda.

— Ningúna santa. Le pagaré un buen dinero. Es tan interesada como las otras amantes que he tenido, así que aprovechó su oportunidad - torcí la boca y negué con la cabeza.

— Eres un idiota. Necesita dinero de verdad. No como tú, que sólo quieres satisfacer un capricho" - se quejó. — ¿Ni siquiera un poco? La chica tiene una vida pesada, Adriano.

— ¿Y debería notarlo? - bebí un poco — La mujer es aburrida, lenta