La madre de los vampiros caminaba por el interior de la iglesia, examinando todo con una mirada crítica. Su piel pálida y sus ojos parecían brillar en la luz de las velas. El bebé híbrido estaba durmiendo en sus brazos, envuelto en una manta negra.

— Pronto, Lykos. Pronto serás más fuerte de lo que jamás hemos imaginado — Fueron las palabras de la vampiresa hacía su hijo híbrido.

— Madre, ¿Esa cosa es mi hermano? — Aarón era el último hijo de la madre de los vampiros, tenía una apariencia muy angelical, sus rizos dorados, serían envidiables para cualquier estatua que representara un ángel.

— No es una cosa, Aarón, es el primer híbrido de Vampiro y hombre lobo. Quisiera saber qué habilidades tendrá cuándo sea mayor — Desde que nació, no podía dejar de verlo con maravilla en sus ojos.

Los FitzGerald habían aparecido en la Iglesia, habían recibido la noticia de que el experimento había sido todo un éxito. Britanny no podía evitar pensar, que ese bebé era una ofensa, y una abominación.

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