《Anashia》Luego de haber quedado en buenos términos con Alexei, regresé a la casa de los padres de Sebastián. Apenas crucé la puerta, Sebastián me abrazó con fuerza.—Es momento de que mis padres sepan que no soy el padre del pequeño —dijo, con un tono de voz firme pero gentil.Suspiré, sintiendo el peso de sus palabras. —No quisiera eso, Sebastián, pero no hay de otra. No obstante, siempre serás el padre de mi hijo.Sus ojos se suavizaron y me acarició la mejilla. —Gracias, Anashia. Me toca compartir al pequeño Ángel y créeme, eso no me molesta en lo absoluto.Lo abracé con nostalgia, sabiendo que sus palabras eran sinceras. Sebastián siempre había sido así: sincero y constante. Nadie lo cambiaría.Más tarde, nos reunimos en la sala. Estaban Sebastián, sus padres, mi madre y yo, con Ángel en mis brazos. Miré a Sebastián y él asintió, dándome la fuerza que necesitaba.—Tengo algo importante que decirles —empecé, sintiendo el nudo en mi garganta apretarse—. Ángel no es hijo de Sebastiá
《Sebastián》Quería morir de una vez. Como era posible que este golpe era peligroso.—Pero porque si te sientes mal no te quedas quieto —Grito mi hermana llorando mientras me abrazaba. —Lamento mucho que el dolor provoque síntomas de mareo ahora debemos esperar que sane ese golpe para luego realizar una cirugía. Recuestece, debemos realizar una tomografía. *****Despues de que el médico me realizó varias radiografías, sentí un nudo en el estómago. La preocupación por el diagnóstico me dejó consternado.—Sebastián, parece que el golpe ha sido más serio de lo que pensábamos. Necesitarás tratamiento inmediato y posiblemente una cirugía —dijo el médico con voz grave.Mientras me explicaba los detalles, noté que Valentina estaba a punto de romper a llorar. No sabía qué hacer ni qué decir. Me acerqué a ella y le tomé las manos.—Valentina, por favor, contrólate. Si nuestros padres te ven así, se preocuparán más.—¿Por qué esconderles esto? No es algo que debas ocultar. Tienes que hablarles,
《Natalia》Era posible que él estuviera visitando a Anashia. Maldito Alexei, parece ser que no aprenderá la lección. Escucho atentamente al detective que contraté en Nicaragua para que esté detrás de cada movimiento de Alexei. Darme cuenta de muchas cosas me hace tener deseos de irme, y con Luna, ni crea que me la va a quitar, no lo permitiré. Por otro lado, ha estado frecuentando a un niño, o sea, al hijo de esa perra. ¿Cómo es eso posible? Veo las imágenes una por una, agrando las fotos. El niño tiene un parecido extraordinario. Esto no puede ser, Alexei es estéril.Golpeo la mesa con fuerza. ¿Cómo es eso posible? Estoy enfurecida, a punto de tirar todo en mi habitación. Eso es mentira, no puede ser el hijo de Alexei. No puede ser un hombre fértil porque yo misma hice los exámenes con William. No, por favor.Marco el número de Alexei disimuladamente para preguntarle cuándo piensa regresar, pero él no contesta. Nuevamente le marco, y al instante acepta la llamada.—¿Qué quieres, Natal
AlexeiEsta mañana ameneci ansioso de saber de Luna; por lo que marque el número de karla y de mi hija, pero ninguno respondía. Me había levantado exaltado pensando en Luna, pero sólo era una pesadilla. Aun así, insistí y marqué los números, pero nadie contestaba. —Debe ser que Karla y la niña ya están en la escuela— pensé. Decidí entonces marcar el número de Natalia, pero tampoco respondía. Solté un respiro y exhalé sofocado. ¿Qué estaba sucediendo? Siempre llamaba a mi hija a esta hora y siempre contestaba. Eso era lo que no entendía.Decidí llamar a mi hermano para preguntarle si podía ir a ver a la niña. Él aceptó y me dijo.—No te preocupes, Alexei. Yo te doy información. Llegaré y cualquier cosa te aviso.—Es que no confío en Natalia. Ella me amenazó ayer diciéndome que no me dejaría ver a la niña y ahora sí estoy preocupado. Tú sabes que ella es capaz de todo Christopher.—Lo sé, hermano. Lo sé. Déjame ver y yo te aviso.—Okay, está bien. Gracias. Con cuidado, ¿sí?Luego de eso
NataliaLa miré a los ojos y le dije con una voz firme.—Luna, escucha bien lo que te voy a decir. Si llegas a hablar de esto con alguien, no volverás a ver nunca más a tu padre ni a tu niñera, Karla.La niña, asustada, me miró con ojos llenos de lágrimas y respondió:—No te preocupes, mamá. No diré nada, pero por favor, no les hagas daño a ellos.Sonreí con frialdad.—¿De verdad quieres tanto a tu padre? —pregunté.—Sí, él es mi padre. Me ha dado mucho amor y cariño. ¿Por qué no me quieres, mamá? ¿Qué te he hecho yo? —Luna respondió, su voz temblando.—¿Qué me has hecho? Desde que naciste, Alexei no me prestaba atención. Nunca estuvo para mí, siempre para ti. ¿Crees que eso es bueno? ¿Cómo te voy a querer si nunca te deseé? —contesté, mi tono lleno de resentimiento.—No puedo creer que me estés diciendo eso... pero ahora ya veo la clase de madre que eres murmuró, más para sí misma que para mí.—Así es. Así que ponte bonita, porque te voy a llevar donde tu padre. Pero recuerda, estoy
Matias Mientras la penetraba, pensaba en la manera de matarla. No permitiré que le haga daño a Anashia. Primero mataré a Alexei y a ese imbécil doctor. Luego me llevaré lejos a mi pelirroja para que seamos felices. Cuando veo que está más que excitada y perdida, coloco mis manos en su cuello para ahorcarla. Natalia rápidamente abrió los ojos y se alejó, horrorizada.—¿Qué demonios te sucede? —me miró fijamente, y sonriendo, le respondí.—Estábamos jugando. ¿Por qué lo tomas a pecho?—Eso no era un juego. No me digas que planeas matarme. William, estás loco —vociferó, levantándose de la cama y poniéndose rápidamente su ropa interior.—Eres una exagerada. No iba a hacerte daño. La excitación me estaba provocando esos deseos, casi como Christian Grey, nada más.—Eres un imbécil, enfermo. Me voy antes de que hagas algo peor.—Vete, estúpida. La enferma eres tú —reí a carcajadas. Natalia salió a toda prisa de mi apartamento. Me recosté sobre la cama, pensando en lo de anoche. Al parecer,
《Sebastián》Estaba desesperado llame muchas veces a Anashia, su móvil sonó pero luego se corto la llamada y ahora marque de nuevo pero estaba en buzón, eran mas de las seis de la noche, asi que sali y la fui a buscar. Todo el día había pasado sin noticias de ella, y no contestaba mis llamadas. Me dirigí al supermercado donde solía ir hacer compras con una foto suya en la mano, y le pregunté al guardia de seguridad si la había visto. Su negativa aumentó mi preocupación. Decidí ir a la estación de policía para reportarla como desaparecida. Eran más de las diez de la noche cuando, ansioso, llamé a Alexei para informarle.—Buenas noches Alexei, disculpa la hora.—Buenas noches, como estas, y tranquilo. Sucede algo.—Pregunto con tono preocupado.—Alexei Anashia esta desaparecida, salió después de mediodía hacer compras al supermercado y estás son las horas que no llega. Su móvil está en buzón, estoy muy preocupado.—¿Cómo es posible eso? —gritó Alexei, desesperado al teléfono.—Necesito tu
Anashia.No podía creer que estaba secuestrada por William, el primo de Alexie, con que objetivo. Luego lo que me dijo de Sebastián, ¿sera eso cierto?La pequeña Luna estaba amarrada de manos y pies, llorando desesperada. Natalia, entre risas, mantenía una conversación con William, planeando quién sabe qué. Luna temía que Natalia matara a su padre y a su nana. Traté de calmarla diciéndole que no le iba a pasar nada.Sentía mis manos y pies entumecidos. Esperaba que mi hijo y mi madre estuvieran bien, incluso Alexei y Sebastián. No quería que les pasara nada. Sabía que estaban tratando de buscarnos, porque vi a Natalia molesta mientras discutía por teléfono. Veo a la nena esta temblando del miedo.—Mi papi, debe estar preocupado. No quiero que pase nada por mi culpa.—Luna, tranquila. No te preocupes. Tu papi vendrá a rescatarnos y no es tu culpa, —le dije a la niña.—Mi mamá está loca. Necesita un psiquiátrico y es capaz de todo —respondió Luna, temerosa.—Lo sé, pequeña. Pero por fa