Capítulo 48El temblor en el cuerpo de Amelia era incontrolable. La loba sentía cómo aquella presencia oscura no solo había invadido el ambiente, sino también su alma, impregnándola de una angustia fría.—¿Sabes qué es? —susurró, buscando en los ojos de Matthew la respuesta.El lobo negó lentamente, su mirada opaca por secretos que aún no se atrevía a confesar.Había cosas de su pasado que Matthew no se atrevía a compartir con Amelia.Greta había sido importante, sí, no porque su corazón siguiera perteneciendo a ella, sino porque formaba parte de una historia que temía cambiar la manera en la que Amelia lo veía.No quería que lo mirara diferente, no quería perder su mirada de ternura y amor.En aquella ocasión, como tantas otras veces, había elegido el deber sobre sus propios sueños. Había elegido a la manada, sacrificándose a sí mismo en el proceso.Y esto no pasaría con Amelia, se lo juro internamente.—No lo sé —murmuró con voz baja, ra—. Solo he escuchado esa voz un par de veces…
Capítulo 49El caos estalló como una tormenta sin aviso. En cuestión de segundos, la paz que querian construir se desmoronó.Amelia, con el corazón latiéndole en la garganta, se vistió a toda prisa. El miedo le nublaba la mente, pero su instinto era claro: proteger a su hijo. Corrió por la habitación como un suspiro, lo envolvió en una manta y lo estrechó contra su pecho.Larios llegó con el rostro tenso, la mirada preocupada . Sus palabras fueron un puñetazo.—Uno de mis lobos escuchó que los ancianos han ordenado aplicar la ley de sangre —explicó con voz ronca—. Van tras un hijo ilegítimo.El aire se volvió denso. Matthew sintió que los ancianos pasaban por encima de su liderato y de nuevo quedaba confirmado.—Váyanse a la cabaña del norte —ordenó él, girándose hacia Amelia y Matthew—. Amelia conoce el lugar. Es seguro. Yo me quedaré a enfrentarlos.Ella lo miró, incrédula. El pánico brilló en sus ojos, sintio una cruda preocupación golpearle el corazón.—¿Te pueden hacer daño? No..
CAPÍTULO 50Los besos eran hambre de amor, eran necesidad de estar con el otro.Matthew despojó a Amelia de su ropa con una facilidad desesperada, deseoso de sentir su piel cálida bajo sus manos.La misma piel que había estado en sus pensamientos, suave y tersa.La loba jadeaba al contacto, embriagada por las caricias firmes y devotas con las que el Alfa la reclamaba. En ese momento, nada más existía. Solo ellos. Solo el deseo desenfrenado de dos lobos destinados encontrándose.Cuando llegaron a la cama, Matthew se detuvo un instante, contemplándola. La escena era perfecta. Amelia, desnuda, con los ojos oscurecidos de deseo, se mordía el labio inferior mientras su pecho subía y bajaba con respiraciones entrecortadas. Se frotaba los muslos con una urgencia silenciosa, ansiosa, vulnerable de pertenecerleSolo comprobó que ella seguía siendo suya.Él no pudo resistirse más. Se inclinó sobre ella, llenándola de besos que descendían lentamente por su abdomen hasta llegar a su ombli
Capitulo 51Noel cerro la puerta del estudio con un leve empujón antes de despedir a su BetaSirvi una copa de whisky, la sostuvo unos segundos entre los dedos, saboreando la espera, y bebio con lentitud. La madera de la gran puerta del estudio, resonó de golpe cuando la puerta se abrió de par en par.—Sabía que vendrías —dijo sin girarse, con ese tono cínico que lo caracterizaba —. Mi Beta no es bueno guardando mis secretos de ti.Iris entro en la habitación, el rostro rojo y lleno de furia, los ojos firmes con un odio que la desbordaba. Gruñía entre dientes, incapaz de contener la rabia que le recorria en las venas.—¿Qué planeas? —escupió—. ¿Por qué quieres matar al esposo de esa maldita?Noel sonrió, deslizando lentamente el borde de la copa entre sus dedos, disfrutando del momento.—Quiero darte una satisfacción, Iris. ¿Eso es malo? —preguntó, con una dulzura falsa burlándose irónico de ella.La loba golpeó con fuerza la mesa, lastimándose la mano. Pero el orgullo le apret
Capítulo 52Apenas las palabras del Alfa retumbaron en el salón, los ancianos se volvieron contra Aurelio, heridos y sintiendose traicionados.—¿Es cierto lo que afirma nuestro líder? —gruñó uno de ellos, golpeando la mesa con el puño mientras sus ojos se abrían de indignación.Aurelio bajó el tono de su voz, sosteniendo la mirada de Matthew, sintiéndose traicionado. Jamás imaginó que el Alfa revelaría su secreto para salirse con la suya.Pensó que lo guardaría por el bienestar de Cecilia y de su propio cachorro, Pero Matthew no tendría compasión, no cuando nadie lo había tenido por Amelia.El ambiente se tornó denso, se podía sentir la tensión que provocaba la traición. Los ancianos, enardecidos, le gritaban sin piedad, acusándolo de haberlos engañado, de haberles hecho creer que Cecilia era la loba destinada a ser su Luna.—¡Es una bastarda! ¡Nunca debió rozar el trono de la manada! —exclamo uno de ellos, dejando escapar su rabia.El más anciano del consejo, con movimientos lentos
Capítulo 53Los ojos de Noel se abrieron curiosos, aquella noticia era un baldado de agua fría.Una sonrisa ladina se dibujó en su boca, al ver cómo las manos de Cecilia temblaban, con un evidente nerviosismo.—¿Qué acabas de decir? —pregunto acercandose hacia ella, para asegurarse de que su mente no le estaba jugando una mala pasada.Cecilia apretó los labios, dispuesta a todo por esa obsesión de ganar el corazón de Matthew, y golpeó la silla al levantarse con determinación.—¡Yo sé quién es la loba blanca! —soltó en un gruñido frio, las palabras le secaban la garganta.Noel, le pidió con un gesto que se calmara, el lobo estaba disimulando la alegría que aquella información le causaba. Le ofreció un trago rápido, el también necesitaba uno, para disimular la felicidad que brotaba por sus poros.Sabía que, si quería que esa información , debería negociar con cautela, y evitar que la negociación se fuera al diablo, debía pensar con cabeza fría.—¿Que precio me pedirás a cambio de la
Capítulo 54Después de aquella amenaza que le heló la piel con una voz tan fría como cortante, lo único que Matthew deseaba era llegar hasta Amelia.Ella lo esperaba en la pequeña cabaña, con el alma nerviosa, pensaba en el fondo de su corazón, que la respuesta de los ancianos no sería favorable. Y aún así, estaba dispuesta a enfrentarlo todo… por su cachorro, por su amor incondicional por Matthew, su Mate.Cuando Matthew cruzó la puerta, no dijo nada. Se acercó sin pensarlo tomó su rostro entre las manos y le dio un beso suave, Con el le daba la seguridad de una buena noticia. Amelia se aferró a él, no quería que ese momento entre los dos desapareciera, aferrarse a amor de Matthew le daba paz.—¿Te dijeron que no... verdad? —susurró ella, con los ojos llenos de pesomismo, sin alguna esperanza después de haber luchado tanto por amor.Matthew sonrio coqueto y travieso, esa sonrisa una que solía usar cuando quería molestarla un poco, pero esta vez no pudo seguir el juego. Sabia que
Capítulo 55Cecilia sabía que estaba a punto de perderlo todo, hizo una pequeña pataleta, mientras sus manos temblaban y su corazón latua con tanta fuerza en su pecho que la hacia sentirse agitada, el aire le faltaba y hablaba con dificultad.—¡No puedes someter a tu hijo a esa humillación! Jake es tuyo —rugió, golpeando con los puños el pecho de Matthew.Estaba desesperada, su mentira podía salir al descubierto.El Alfa se mantuvo firme como una roca, La sostuvo de los brazos, apretándolos con una fuerza mientras la miraba fijamente a los ojos.—¡Siempre será mí hijo! — respondió con los ojos enfurecidos —. No me importa si todo fue una mentira, si usaste alguna artimaña. ¡Él es mi hijo! —su voz se quebró un instante—. Pero necesito saber la verdad. Necesito saber si nos engañaste a Amelia y a mi para separarnos.Cecilia, con los ojos abiertos de miedo, se giró hacia Amelia. En un arranque de desesperación, e hizo algo que nunca pensó, le pidió ayuda.—Por favor… evita que esto pas