Se retiró de su boca e Isa sintió su cuerpo sobre ella, tocando cada rincón, cada palmo de su piel, sus muslos, que abrió con urgencia para rozarle con su lengua las ingles, su sexo, pero sólo rozar, con mucha suavidad, de manera que ella se derretía esperando que fuera más allá, apremiándolo con su
—Debemos poner guerreros en este punto y en este otro, porque si los sorprendemos podríamos acabar con más híbridos. Vamos con Billy y los guerreros —, le decía Xander a Maximus y este, frunció el ceño mientras lo observaba, puesto que algo parecía estar perturbándolo y su usual compostura de alfa s
……….. Estaban en pleno almuerzo cuando el teléfono de Xander sonó y él, al ver el nombre del gerente en la pantalla, frunció el ceño. Hacía días que intentaba evitar la llamada, consciente de que tenía una reunión pendiente y estaba a punto de rechazarla, cuando Isa le habló a través de su vínculo
Como el alfa de la manada, Xander estaba sentado en el asiento principal, con el beta y el delta a su lado, mientras que enfrente de ellos, el alfa híbrido, también estaba siendo flanqueado por su beta y delta, todos y cada uno viéndose con furia. En cambio, el alfa supremo, en su papel de árbitro
—Está bien. Te entregaré a Juliet, pero no olvides lo que ha sucedido aquí hoy. Con el ceño fruncido, Xander apretó la mano de Isa con fuerza firme, pero cuidadosa; pues la seguridad de su luna era su prioridad, y no iba a dejar que nada ni nadie la dañara. —Vamos, mi luna —, murmuró con recelo.
Néstor estaba sentado en el sofá, con el rostro contraído en una expresión furiosa. —Debes liberarla, hermana —, gruñó con voz cargada de frustración y ansiedad. Con expresión inescrutable, Isa no respondió, ya que se encontraba atrapada en un dilema, puesto que Hope como la compañera destinada d
El monstruoso animal se abalanzó sobre ella sin piedad, sus colmillos afilados y su mirada despiadada eran una muestra del odio y la venganza que albergaba la manada que veía con deleite la agonía de Juliet, saboreando cada momento de su sufrimiento. Para ellos, esta era la justicia que merecía y
En ese momento, Isa atrapó las manos de Xander, buscando transmitirle confianza. —¿Confías en mí? Xander asintió, esbozando una sonrisa. Como respuesta, el lobo interior de Xander ronroneó, mostrando su acuerdo. Sin soltar la mano de Isa, Xander comenzó a de