, le insistió Orión y fue cuando Xander se percató de que Isa se había ido. —Otra vez, volvió a utilizarnos, parece que soy su chiste—, gruñó Xander con una erección en todo su esplendor, que no bajaba a pesar de que Juliet no se había movido de s
Justo cuando Juliet y Xander estaban a punto de brindar, un guerrero irrumpió en la terraza, con el aliento agitado y la cara llena de preocupación. —Señor… Isa se ha escapado.Dejando la copa sobre la mesa, Xander se levantó con rapidez, y sin decir una palabra, salió corriendo de la terraza, deja
El espacio era el menos indicado, pero para ellos nada de eso tenía importancia.Llegó el punto en que empezó a besar su cuello y los colmillos se hacían presentes en busca de ser clavados en esa piel blanca y delicada, pero Xander no estaba dispuesto, y bajó sin alejar sus labios, trazando un camin
Juliet se encontraba en la sala principal de la casa, esperando pacientemente a que Xander regresara. Estaba ansiosa por saber si Isa lograría irse, pero más deseosa de hacerle tomar esa pócima a Xander, puesto que en unos días habrá luna llena y es el momento cuando surte el efecto. Cuando vio su f
—Tienes tres días para que la regreses a su manada—, le ordenó a Rael, quien tras ser soltado se fue con Lily entre los brazos.—Mátalos en cuanto salgan del territorio, porque aquí el que desobedece las reglas debe morir.…….En la manada Nocturnal.Isa sintió la pesadez de unos brazos que la rodea
«¡¿Qué ha sido eso?!», había pensado Isa después de esa visión, que pareció ser más una revelación y su loba ronroneó feliz. , le pidió autoritaria, y antes de que pudiera responderle, Xander que sabía que estaban comunicándose la jaló del brazo sa
—Eres como mi hermano Néstor; siempre finges que no disfrutas algo cuando en realidad lo haces —, comentó, mirándolo con complicidad. En medio de la conversación, Isa le hizo la salvedad a Xander del alboroto público que se armará en unos días si ella no cumple con algunos contratos que ha firmado
“Acaba con el asesino de tu madre”Isa sintió que su mundo se volvía aún más gris.—¡¿Por qué?! —, gritó con voz rota, percibiendo un ardor tan insoportable que parecía como si el mismo fuego del infierno le quemara el pecho. —¡Por qué me lo dices ahora después de tanto tiempo! Padre, ¿por qué? —Po