—No, todavía no lo sabemos —respondo, tratando de inclinarme para darle un beso en la mejilla, pero Alec inmediatamente viene hacia nosotros.—No, no, Aria, no puedes hacer eso —me gruñe—. No sin ayuda.Pongo los ojos en blanco mientras me dejo ayudar por Alec para poder ponerme en cuclillas y logra
—No, treinta años es muy poco —dice Alec—. Es mejor que cuando pierdan todo interés en la reproducción. Los tres hombres asienten y yo pongo los ojos en blanco. Espero que esa etapa de celar enfermizamente a las niñas se les pase pronto. Por primera vez, tengo preferencias de género. Estoy deseand
Alec y yo nos colocamos detrás del primer pastel y tomamos nuestras respectivas copas, las cuales vamos a hundir en él. Esta idea no me parecía la más adecuada, pero Stacy insistió mucho y, además, eso hará que el pastel sea solo mío.—¿Lista? —me pregunta él.—No, pero vamos a hacerlo.Cierro los o
AriaMe quedo paralizada viendo mi prueba de embarazo positiva. Llevo algunos días sospechando sobre esto, pero el confirmarlo me hiela la sangre. Tenía la esperanza de que solo fueran imaginaciones mías y que el retraso menstrual y otros síntomas solo se debieran al continuo estrés al que mi jefe m
AriaGran parte de la noche la paso llorando desconsolada como cada vez que me sucede cuando veo la realidad de las cosas. Siempre que Natasha viene a verlo, él se olvida de mí. A ella le da sus sonrisas, su amabilidad, todo lo contrario a lo que a mí me da. Conmigo es un hombre exigente, frío y ni
AriaCuando salgo de esa oficina no soy capaz de mantenerme en mi área de trabajo, sino que tengo que ir al baño a tranquilizarme, pero me es imposible. Las lágrimas salen sin cesar por mis ojos y no puedo hacer nada para que dejen de salir.¿Debería decir que me siento mal e irme? ¿Debo renunciar?
Aria No me gusta mucho cuando el día está extremadamente cargado de trabajo, pero hoy es diferente. El agendar tantas reuniones e ir de un departamento a otro en representación del señor Elwood me despeja la mente de mis preocupaciones. Claro, eso no me libera del todo de la enorme piedra que hay
Aria—Piérdete —le exijo a Rowan en voz baja—. ¿Qué estás haciendo aquí?—No estoy aquí por gusto, querida —me dice con tono desdeñoso—. Pero nuestro querido jefe te conoce e intuye que te vas a ir.Miro a mi compañero de trabajo totalmente estupefacta. No puedo creer que su control llegue hasta est