Aria Durante la noche no logro descansar bien aunque tengo a mis hijos y a Alec conmigo. Estoy preocupado no solo por la situación de la cirugía, sino también por el asunto de Demetria, quien está un poco callada y desanimada cuando vamos de camino al pueblo. No quiero preguntarle nada; me basta co
Tengo miedo de no volver a verlo. Esta vez lucía demasiado mal. A las pocas horas, aparecen Ethan, Natasha y Julia, que están muy preocupados, aunque bastante más serenos que Stacy y yo. A ninguna de las dos se nos ha permitido acudir al hospital y no podemos más de la preocupación, la culpa y la d
Aria Saber que hay una salvación para mi hermano me llena de fe y esperanza. Por otro lado, saber que el donante es Alec me da mucho miedo. Me siento muy egoísta, pero en el fondo habría deseado que no fuera él quien lo hiciera. Si algo le pasa, no seré capaz de sobrevivir. Si acaso sigo respirando
—Te amo, nunca olvides eso —gruñe cuando bajo a besarlo—. Y recuérdalo mientras me recupero de todo. No tienes permitido…—Nunca, yo no quiero ser de nadie más —susurro—. ¿Hasta cuándo lo entenderás? —Creo que nunca siempre sentiré celos —admite—. Pero confío en ti, confío mi vida entera en ti.Tra
Aria Mis pequeños, al despedirse de nosotros, se mostraron muy asustados por lo que su padre hará, pero también puedo ver el brillo de admiración en sus ojos. Aquello le da a Alec un motivo para estar contento y a mí uno para tranquilizarme un poco y no echar a perder todo con mi negatividad. Me cu
Alec Lo último que veo antes de salir de la habitación es a Aria, que está muy nerviosa por la cirugía, por si algo sale mal. Ahora que estoy aquí, en la camilla rumbo al quirófano, comprendo cómo se siente. Es terrible pensar que puedo morir y dejarla sola, pero supongo que debe ser más aterrador
Aria Las horas pasan una tras otra y no hay noticias de nadie. A pesar de que Alec no quería que me paseara por los pasillos, me es inevitable seguir a Stacy por ellos. Al principio fuimos a la cafetería a tomar algo y a fingir que todo está bien, que somos positivas. Luego, cuando ya nos hartamos
Aria La ansiedad que me da saber que Alec podría morir después de lo que hizo me desvanece durante algunos minutos, y despierto gritando, con varias personas tratando de calmarme.—No, no me voy a calmar, no, no lo haré —digo retorciéndome para que me suelten—. No pienso quedarme de brazos cruzados