Uy, le dará un ataque a Alec jajajajaja ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
Alec Aunque tengo un deseo enorme de buscar a Aria, no lo hago. Ella me miró con tanto odio que sé que, si me acerco ahora, huirá y todo se irá al infierno. Posiblemente, las cosas ya se hayan ido al abismo, pero debo aferrarme a una última esperanza. Y mi última esperanza es la abuela.Mientras l
—Hablas como si tuvieras experiencia —murmuro. —Es que la tengo. —Le da una ligera palmada al dorso de mi mano—. No voy a entrar en detalles, ya que eres mi nieto y esto es muy desagradable, pero no quiero que te suceda lo mismo que a mí. —¿Amaste a alguien que…? —Sí, hijo —responde, con los ojos
Aria Mis padres y mi hermano ya no intentan convencerme de que tome otra decisión, pero la desaprobación se les nota en la cara. Por eso, no dejo que nadie me ayude a empacar las cosas de mis pequeños, que están en su cuarto.—¿Qué estás haciendo, mami? —me pregunta Alec al entrar en la habitación.
Alisson sale a toda prisa de aquella casa, con la rabia recorriendo sus venas. No está dispuesta a dejar pasar todas las humillaciones recibidas, mucho menos cuando se trata, desde su perspectiva, de una mujer tan insignificante como Aria Mills.Pero no solo es la rabia lo que la impulsa a marcharse
AriaEl camino hacia el pueblo es bastante deprimente, aún más que cuando vine por primera vez. El cielo está lleno de nubes negras que parecen no abandonarnos hasta que estalle una buena tormenta que nos deje sin energía eléctrica. No me preocupa que mis hijos se asusten por eso, ya que no lo hacen
—Aria, ¿estás bien? —me pregunta Nat—. Con respecto a Alisson, te aseguro que…—No me quiero arriesgar a que de verdad lo cumpla —la interrumpo—. Creo que, siendo madre, puedes comprenderme.Natasha coloca una mano sobre su vientre y asiente.—Sí, te entiendo. Lamento mucho ponerte en esta situación
Alec La primera cosa que se me pasa por la mente es ir a capturar a Alisson y arrancarle la cabeza. Tengo la urgencia de decirle a Aria cuánto la amo y la necesito, pero no puedo hacerlo con ese asunto de por medio. La rabia no me dejará en paz hasta que esa mujer, a la que ya no puedo considerar c
—¿Quiénes son? —mascullo, furioso ante esa idea.—Nadie importante, solo unos jóvenes que pensaron que ella es muy bonita para ser soltera.—Pues no lo es. Ella no es soltera desde que me conoció —digo, golpeando el volante—. Y eso le quedará claro cuando la encuentre.La abuela se ríe de mí, pero l