—Aria, ¿estás bien? —me pregunta Nat—. Con respecto a Alisson, te aseguro que…—No me quiero arriesgar a que de verdad lo cumpla —la interrumpo—. Creo que, siendo madre, puedes comprenderme.Natasha coloca una mano sobre su vientre y asiente.—Sí, te entiendo. Lamento mucho ponerte en esta situación
Alec La primera cosa que se me pasa por la mente es ir a capturar a Alisson y arrancarle la cabeza. Tengo la urgencia de decirle a Aria cuánto la amo y la necesito, pero no puedo hacerlo con ese asunto de por medio. La rabia no me dejará en paz hasta que esa mujer, a la que ya no puedo considerar c
—¿Quiénes son? —mascullo, furioso ante esa idea.—Nadie importante, solo unos jóvenes que pensaron que ella es muy bonita para ser soltera.—Pues no lo es. Ella no es soltera desde que me conoció —digo, golpeando el volante—. Y eso le quedará claro cuando la encuentre.La abuela se ríe de mí, pero l
Aria La declaración de amor de Alec es tan inesperada que no sé ni siquiera qué contestar. Él no me pide respuesta; tan solo acaricia mi rostro y me mira con tanto amor que no dudo ni un instante en creer en lo que está diciendo. Ya no se parece en nada al hombre cruel y frío por el cual llegué a s
AriaMe quedo paralizada viendo mi prueba de embarazo positiva. Llevo algunos días sospechando sobre esto, pero el confirmarlo me hiela la sangre. Tenía la esperanza de que solo fueran imaginaciones mías y que el retraso menstrual y otros síntomas solo se debieran al continuo estrés al que mi jefe m
AriaGran parte de la noche la paso llorando desconsolada como cada vez que me sucede cuando veo la realidad de las cosas. Siempre que Natasha viene a verlo, él se olvida de mí. A ella le da sus sonrisas, su amabilidad, todo lo contrario a lo que a mí me da. Conmigo es un hombre exigente, frío y ni
AriaCuando salgo de esa oficina no soy capaz de mantenerme en mi área de trabajo, sino que tengo que ir al baño a tranquilizarme, pero me es imposible. Las lágrimas salen sin cesar por mis ojos y no puedo hacer nada para que dejen de salir.¿Debería decir que me siento mal e irme? ¿Debo renunciar?
Aria No me gusta mucho cuando el día está extremadamente cargado de trabajo, pero hoy es diferente. El agendar tantas reuniones e ir de un departamento a otro en representación del señor Elwood me despeja la mente de mis preocupaciones. Claro, eso no me libera del todo de la enorme piedra que hay