Al fin llegaron a este mundo, para ser lo más importante para Aria. ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
Alec Llevo tan solo un mes casado con Natasha y es una tortura. Evadirla en la cama es difícil, pero no porque yo la desee, sino porque ella me busca a todas horas, intentando que seamos un matrimonio real. Mi madre no para de llamarme exigiendo explicaciones, así que opté por bloquearle las llama
—Sí, claro, pero solo con las personas que se merecen mi respeto. —Se encoge de hombros—. No es este el caso. —Lo mismo digo de ti —sonrío. —Dime para qué me llamaste —me pide—. No tengo tanto tiempo. Si lo hiciste para decirme que me quieres y que quieres una relación de hermanos, pierdes el tie
Ethan 1 mes antes Estar lleno de dolor no me ha impedido cuidar de mi odiosa hermana menor, por el contrario, Aria y mis sobrinos son mi razón de vivir ahora, lo único que me da fuerzas para continuar existiendo, para sentir que vale la pena quedarme. Jackson también es otro motivo, he de admitir.
Aria Estar inconsciente y consciente a la vez es la peor de las pesadillas. Tengo en mente que necesito ver a mis hijos, que necesito saber si están vivos, pero simplemente mi cuerpo no colabora y no puedo despertar. Por momentos me rindo y me dejo llevar por las aguas más profundas de este estado,
Aria La noticia sobre mi despertar no tarda en correrse como la pólvora, aunque el doctor tiene que decirle a mi ansiosa familia que antes de que pueda ver a alguien o yo ir ver a mis bebés necesitaba ser revisada y verificar que todo en mi cuerpo funcionara de una manera correcta. Yo estaba deses
Aria Las puertas de la UCIN finalmente se abren y puedo entrar. El corazón me late más rápido que nunca y siento que me explotará dentro del pecho. No estoy nada lista para lo que me voy a encontrar, siento mucho miedo y por un segundo quiero irme por temor a hacerles daño, a mover algo que no deb
AriaDos años antes Hoy es el día, pero la noticia me llega de golpe y sin previo aviso, causándome miedos e incertidumbre. Llevo tres meses cuidando de mis pequeños, recibiendo toda la ayuda posible, acostumbrada a una rutina que ya tengo aprendida de memoria, al igual que Julia y Ethan, quienes s
—No está, mami —solloza Juliett. —Perdón —dice Jack—. Perdón, perdón, Jul. —No, no perdón —grita mi hija, quien se me sube a los brazos y me moja la ropa. —Tranquilos, chicos, no tienen que pelear —les digo—. Ahora tendrán que darse un baño, se metieron con la ropa. —Burbujas —protesta Jack. —M