LOS TRILLIZOS SECRETOS DE MI JEFE
LOS TRILLIZOS SECRETOS DE MI JEFE
Por: Anna Roma
Capítulo 0001

Aria

Me quedo paralizada viendo mi prueba de embarazo positiva. Llevo algunos días sospechando sobre esto, pero el confirmarlo me hiela la sangre. Tenía la esperanza de que solo fueran imaginaciones mías y que el retraso menstrual y otros síntomas solo se debieran al continuo estrés al que mi jefe me somete, jefe del que estoy embarazada.

La prueba de embarazo se me cae al piso cuando me llevo las dos manos a la boca para reprimir mis gritos. Mis ojos marrones me miran desde el espejo y me transmiten todo el pánico que estoy experimentando. De verdad estoy embarazada de Alec Elwood, que gana millones de dólares cada vez que yo respiro y que casi todas las noches me mete secretamente en su cama. Sé que él me va a culpar por todo cuando lo sepa, a pesar de que fue él quién eligió a la doctora que me dio mis métodos anticonceptivos y a pesar de que él me los da.

Mi vista se dirige al piso de nuevo y me pongo en cuclillas para recoger la prueba. Al voltearla, espero que haya sido tan solo un error el resultado, pero no es así. Las dos rayas siguen ahí como prueba contundente de que algo falló. Todavía no entiendo que fue lo que pudo suceder, ese es un tema que tengo que hablar con mi doctora cuando vaya a hacerle una visita, claro, si es que puedo hacerlo. Ella tiene la orden de informárselo todo a ese hombre, quien pide siempre detalles exhaustivos sobre mi salud reproductiva y en general.

Si ser su amante tiene muchos requisitos, no quiero imaginarme los que debe pedir para ser su esposa. El señor Elwood es siempre demasiado controlador y metódico con todos los aspectos de su vida. Es por eso por lo que no me siento especial por ser controlada por él. Durante este año y medio que llevamos siendo amantes, he perdido la esperanza de que él sienta algo más por mí que una intensa pasión, la cual parece esfumarse cada vez que se sacia. Nunca ha habido ni la más mínima señal de que yo le intereso y es por ello que me encuentro muy asustada por este bebé que viene en camino. ¿Que será de mi vida ahora? ¿Debería renunciar? ¿Decirle lo que pasó? No soportaré la idea de que me obligue a deshacerme de mi pequeño bebé, porque a pesar de todo lo amo y quiero protegerlo.

—No te preocupes, bebé. Encontraremos una solución, una muy buena solución. Tenemos algunos meses antes de que comiences a notarte —susurro para mi bebé mientras me acaricio el vientre con la mano libre. Con la otra sigo sosteniendo la prueba, la cual debo destruir para que mi hermano no se entere aún de lo que esta pasando.

Dejo la prueba sobre el lavamanos y comienzo a ordenar todo, incluyendo mi rostro, que está un poco sucio por el maquillaje que se me ha corrido. La prueba la desarmo y la envuelvo muy bien en papel antes de tirarla al cesto de basura. Jackson es la persona menos observadora, sobre todo con la basura, así que no le dará importancia a lo que haya aquí.

Al terminar de lavarme la cara, me seco un poco y por fin salgo. Para mi mala suerte, mi hermano está allí y me mira intrigado. Sus rizos castaños ahora mismo se asemejan a un nido de pájaros y siempre pienso que su peor enemigo son los cepillos. Esta vez no lo pienso, sino en que ese cabello revuelto es menos complicado que mi vida en estos momentos.

—¿Por qué duraste tanto tiempo en el baño si no te duchaste, Aria? —inquiere, lo que me hace sentir un vuelco al corazón—. Hazte a un lado, necesito entrar.

Dejo escapar un suspiro de alivio cuando escucho a mis espaldas que él entra. Él también parece muy nervioso, y no es para menos, pues le pedirá matrimonio a su novia mañana. Ha ahorrado durante meses para poder comprarle un anillo costoso, y yo lo he ayudado un tanto más gracias a mi buen salario, que recientemente subió. En ese aspecto, no puedo quejarme del señor Elwood, quien siempre me ha pagado muy bien desde que entré a trabajar con él.

Antes de que mi hermano salga del baño, me encierro en mi habitación. Muy pronto me va a llegar la llamada del señor Elwood para ir a su departamento. Él me dijo que quería que estuviera lista y sin maquillar, tal y como le gusta.

De mi cajón saco la lencería más bonita que tengo y la dejo sobre mi cama. Mi hermano cree que solo salgo con uno de mis compañeros de trabajo, el cual ha aprobado mi jefe para que se lo presente y nadie sospeche que en realidad estoy con él. Hacer eso me duele, pues no soporto a Rowan, dado que es muy desagradable, pero no me queda otra opción. Órdenes son órdenes y yo no quiero estar alejada de Alec, pues a pesar de todo, a pesar de su frialdad y su indiferencia, estoy enamorada de él.

Cuando estoy por elegir ropa adecuada para salir, me llega un mensaje a mi celular. Mi corazón reacciona acelerándose, pues es el tono que puse para él. Es rara la vez que me llama antes de un encuentro, pero cuando lo hace es porque tiene alguna petición con respecto a mi apariencia.

Sin embargo, no es eso lo que dice el mensaje, sino algo que me deja desconcertada. Él no puede verme hoy, pues dice que tiene una reunión importante. Por un momento me lo creo, pero luego lo analizo y sé que no es así, que no hay nada programado en su agenda. A no ser que sea un negocio que quiera ocultarme, él me está mintiendo y, para mi desgracia, sé con quién va a verse. Rowan siempre me ha tenido al tanto de la situación sentimental y secreta de nuestro jefe, y no es favorable para mí a pesar de la distancia que los separa.

El señor Elwood va a verse con otra mujer, con la que realmente ama.
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