CAPÍTULO 41- SON MIS HIJOS.

CAPÍTULO 41- SON MIS HIJOS.

El restaurante irradiaba una elegancia discreta. Y Aaron hojeaba el menú con una sonrisa tranquila, mientras Grace, sentada frente a él, luchaba con las palabras que había ensayado durante todo el trayecto.

—Tienes que probar el risotto de mariscos —dijo, levantando la vista hacia ella—. Es la especialidad de la casa, y te aseguro que no te arrepentirás.

Grace le devolvió una sonrisa, pero era apenas un reflejo de su habitual expresión alegre. Su mente seguía atrapada en el dilema que había estado rondándola desde que aceptó la invitación. Aaron, siempre perceptivo, notó la sombra en su rostro. Extendió la mano con suavidad y cubrió la de ella.

—¿Estás bien? —preguntó.

Grace lo miró por un segundo, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que no podía seguir postergándolo. Tomó aire, tratando de reunir el valor necesario.

—Aaron, tengo que decirte algo —dijo finalmente, con un tono serio.

La sonrisa de Aaron se desvaneció mientras fruncía el ceño, percibiendo
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