XOXO
C96- ¿DE VERDAD ERES UN DUQUE?La habitación se llenó de un silencio incómodo cuando la nana suspiró y bajó la mirada.—Le dije la verdad, mi niña. Le conté lo que te hizo tu padre… y que él tiene la culpa.Grace sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo.—¡Nana!La mujer levantó la mirada, firme pero con un dejo de tristeza en los ojos.—¿Qué? Es la verdad. Ese hombre es un cobarde. Si hubiera dado la cara, tú no habrías pasado por todo aquello. Tiene su parte de responsabilidad. Por eso no me dio lástima cuando lloró.—¿Lucien… estaba llorando? —Grace sintió cómo se le trababa la voz. Era como si la imagen que tenía de él se derrumbara frente a sus ojos.—Como un bebé, mi niña —respondió la nana, asintiendo con seriedad—. Pero es lógico. Los cargos de conciencia pesan. Así que no le tengas lástima.Grace no pudo responder. Sus pensamientos iban y venían como un remolino. Trató de imaginar a Lucien, tan frío y seguro, derrumbándose de esa manera, y no pudo evitar que algo en su interi
C97- NUNCA MÁS.Lucien tambaleó ligeramente, pero su mirada permanecía fija en Mateo. Sus ojos estaban inyectados de celos, y su tono, cuando habló, rezumaba veneno.—Qué curioso verte tan cómodo, Mateo. ¿Es eso lo que haces ahora? ¿Jugar al protector con mujeres que no te pertenecen?Mateo, tranquilo pero firme, no retrocedió. Su postura era relajada, pero sus ojos no dejaban de observar a Lucien, analizando cada uno de sus movimientos.—No sabía que las personas eran propiedad, Lucien. Grace mucho menos. Además, mírate... estás borracho.Lucien dio un paso hacia él, sujetando el vaso de whisky como si fuera su única conexión con la cordura. Su voz se volvió más cortante, cargada de un desprecio que intentaba esconder su propia inseguridad.—¿Sabes quién es ella? —gruñó, señalando a Grace con el vaso—. Es la madre de mis hijos. Mis hijos, Mateo. ¿Tú qué tienes? Nada. No tienes nada. Nosotros… nosotros estamos unidos de una forma que tú nunca entenderás. Así que será mejor que te vaya
C98- ¿QUÉ LA HACE TAN PODEROSA?Grace se detuvo frente a la mesa de bebidas, sintiendo un torbellino en su interior que apenas podía controlar. Sin pensarlo demasiado, tomó una copa y la llevó a sus labios. El líquido ardió al recorrer su garganta, pero no hizo más que intensificar el nudo que sentía en el pecho. Cerró los ojos un instante, apretando la copa con fuerza entre sus dedos, como si eso pudiera contener el dolor que la invadía. La imagen de Lucien seguía ahí, fija en su mente. Lo amaba, lo sabía con cada fibra de su ser, pero el orgullo, mezclado con las heridas que él mismo había causado, la mantenían atrapada en un muro que no podía derribar.«Pasará, Grace... todo pasa y se olvida...» susurró para sí misma, aunque en el fondo no estaba segura de creerlo. Tomó otro sorbo, más largo esta vez, como si el vino pudiera calmar el temblor de sus manos o silenciar la voz en su cabeza que le rogaba que fuera hacia él. Quería abrazarlo, quería decirle que sí, que todo podía arr
C99- REVELACIONES.El impacto de aquellas palabras resonó como un trueno, dejando al salón en un silencio sepulcral. Los murmullos y miradas curiosas de los invitados se disiparon al instante, sustituidos por expresiones de asombro e incredulidad. Algunos abrieron la boca, incapaces de articular palabra, mientras otros intercambiaban miradas, intentando comprender lo que acababan de presenciar.Alessia quedó inmóvil, congelada por el peso de la revelación. Su rostro pasó rápidamente de la burla al horror, y sus labios temblaron, incapaces de formar palabras. Sus ojos, abiertos como platos, se movían frenéticamente entre Alexander y Grace, como si intentara procesar lo imposible.—¿Qué… qué estás diciendo? —balbuceó, su voz quebrada y vacilante—. Eso no puede ser verdad. ¡Es una mentira!Alexander mantuvo su postura firme, su mirada fija en ella, imperturbable.—¿De verdad crees que mentiría sobre algo así? —respondió con frialdad—. ¿Crees que arriesgaría mi nombre, mi familia y mi lega
C100- QUIERO SABERLO TODO.La habitación del hospital estaba en un silencio sepulcral, roto solo por el tenue pitido de las máquinas que monitoreaban a Lucien. Grace estaba sentada en una silla junto a la cama, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo, como si este pudiera darle las respuestas que tanto necesitaba.La revelación de Alexander seguía resonando en su mente.No era hija de William.No llevaba su sangre.Un alivio extraño la invadía, como si una pesada cadena hubiera sido arrancada de su cuello, pero al mismo tiempo, las preguntas se acumulaban en su interior como una tormenta.¿Por qué Alexander había esperado tanto para decírselo? ¿Qué significaba eso para su vida? ¿Y cómo podía reconciliar la imagen de un padre cruel y abusivo con la nueva verdad?Lucien, por su parte, estaba sumido en su propio tormento.Desde la cama, la observaba con una mezcla de dolor y arrepentimiento. Sabía que había perdido cualquier oportunidad con ella, pero la revelación de que Gr
C101- CONTRATO GENERACIONAL.Grace había entrado en la habitación con pasos firmes, pero su corazón llevaba un ritmo distinto: uno descontrolado, como si intentara advertirle que no estaba lista para lo que estaba a punto de escuchar. Su rostro, aunque mantenía una apariencia firme, era un campo de batalla. Sus ojos brillaban de ansiedad contenida, su mandíbula apretada intentaba contener un torbellino que amenazaba con desbordarse.No esperó a que Alexander hablara. Las palabras salieron de su boca como un disparo, rápidas y cargadas de determinación.—Quiero la verdad, Alexander. Todo. Sin mentiras, sin excusas. Quiero saber quién soy y por qué me lo ocultaste.Alexander se tensó en su lugar. La seriedad en la voz de Grace lo golpeó de lleno. Intentó mantener la calma, pero un leve temblor en su voz lo traicionó.—No fue mi intención ocultarte nada, Grace. Si hubiera sabido dónde estabas... si lo hubiera sabido, todo habría sido diferente.Grace sintió que un nudo subía por su gargan
C102- SOY SU ESPOSA.EN OTRA PARTE DE CHICAGO.Kate despertó con la luz de la mañana colándose a través de las gruesas cortinas que cubrían la habitación. Se incorporó lentamente en la cama, dejando que sus ojos recorrieran el lugar. Al pie de la cama, su ropa estaba cuidadosamente doblada, y en el baño contiguo, los artículos de tocador nuevos estaban dispuestos con una precisión casi obsesiva."¿Cuánto tiempo llevó a Aaron planear todo esto?", se preguntó mientras se lavaba el rostro, tratando de ordenar sus pensamientos.Con pasos cuidadosos, salió al pasillo. El departamento era un intrincado laberinto decorado con arte moderno. En su exploración, se topó con Tilda, el ama de llaves: una mujer mayor de mirada penetrante que, a pesar de su semblante severo, le dedicó una cálida sonrisa.—Buenos días, señora. ¿Quiere desayunar ahora o prefiere más tarde? —preguntó Tilda con amabilidad.Kate abrió la boca para responder, pero las palabras parecían no salir, sintiéndose un poco fuera
C103- MI REINA.Kate finalmente se armó de valor y decidió visitar al médico. Había sentido cómo su cuerpo cambiaba en los últimos días, pero nunca imaginó que aquella visita cambiaría su vida por completo. Sentada en la camilla, el corazón le latía con fuerza mientras esperaba el diagnóstico del doctor.—Señora Anderson, los resultados están listos —dijo el médico con una sonrisa, mirando la hoja en sus manos.—¿Y...? —preguntó con voz temblorosa.—Señora Anderson, usted tendrá un bebé.Kate sintió como si el aire abandonara sus pulmones de golpe.—¿S-si...? ¿Estoy esperando un bebé? —balbuceó, llevando una mano a su vientre de forma instintiva.—Así es. Felicidades, va a ser madre —confirmó el médico.La sorpresa, los nervios y la emoción se apoderaron de ella al mismo tiempo. Mientras caminaba hacia casa, las preguntas comenzaron a llenar su mente. «¿Qué le diré a Aaron? ¿Debería llamarlo de inmediato o esperar a que regrese? ¿Qué pensará? ¿Cómo reaccionará?» Se mordía el labio, s