Ay, ya me va a dar... Sufro cuando voy cerrando los arcos de mis bebes literarios.
C174- YA SOMOS UNA FAMILIA.La ceremonia había sido perfecta.El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados. Y el jardín, que antes estaba lleno de nervios y expectativas, se transformaba en un espacio mágico, iluminado con luces colgantes que danzaban con la brisa nocturna. Las mesas elegantes estaban decoradas con flores frescas, y una pista de baile, ubicada justo debajo de las estrellas, esperaba a los recién casados.El sacerdote levantó la voz, con una sonrisa cálida, y proclamó las palabras que todos esperaban.—Y ahora los declaro marido y mujer. —Le sonrió a Lucien y asintio—. Puede besar a la novia.Lucien, con la mirada fija en Grace, no necesitó más palabras. Se acercó a ella; sus manos temblaban ligeramente de emoción, pero su voz, cuando habló, era suave, casi un susurro.—Te amo.Grace no pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla, y con una sonrisa llena de amor, se acercó a él. El beso que compartieron fue dulce, pero cargado de años de
C175- TE DARÉ MÁS BEBES.El suave zumbido de la ciudad que se escuchaba debajo apenas atravesaba el grueso cristal de la suite donde Lucien y Grace se sumieron en un capullo de silencio, interrumpido únicamente por el sonido de sus respiraciones, aceleradas, superficiales y cargadas de anticipación.Lucien se acercó, sus manos temblaban ligeramente mientras la alcanzaban.Esta noche era su noche.La noche que ambos habían esperado, soñado, desde el momento en que se habían dicho "Sí, quiero".Sus dedos rozaron la delicada tela de su vestido, el satén fresco contra su piel. Encontró el primer botón en la nuca y, lenta y meticulosamente, comenzó a desabrocharlo. Su respiración se entrecortó a medida que cada botón cedía, revelando más de su suave e impecable piel. Inclinó, sus labios rozando la curva de su hombro, dejando un rastro de suaves besos que la hicieron estremecer.―Lucien... ―susurró Grace e inclinó la cabeza hacia un lado, permitiéndole más acceso, y él la tomó con entusiasm
C176- CONFRONTACIÓN PELIGROSA.Kate salió de la tienda de comestibles con una bolsa en una mano, mientras la otra descansaba instintivamente sobre su vientre. Las luces amarillas de las farolas pintaban sombras alargadas en la calle desierta. A lo lejos, un auto estacionado llamó su atención, pero decidió ignorarlo. Tenía cosas más importantes en mente.Avanzó hacia su coche, pero el sonido de una puerta abriéndose la hizo detenerse. De aquel auto salió Cristine, su silueta recortada contra la luz. Caminaba rápido, con una mirada que ardía de odio.—¡Hola perra! —la voz de Cristine era fría como el filo de un cuchillo—. Ahora tu y yo tenemos que hablar.Kate giró lentamente y la sorpresa era evidente en su rostro.—¿Cristine? —preguntó, tratando de entender la situación—. ¿Qué haces aquí? ¿Me estás siguiendo?Cristine soltó una risa amarga que resonó en la calle vacía.—No voy a darte explicaciones, estoy aquí para poner las cosas en claro. Se muy bien cuál es tu juego.Kate cruzó los
C177- QUIERO IRME.Aaron irrumpió en la sala de emergencias, con la respiración entrecortada y la mirada frenética. —¡Mi esposa! Kate Anderson... ¿Dónde está? ¿Cómo está? —preguntó al mostrador, con urgencia en la voz.La enfermera levantó la vista, notando el estado alterado de Aaron. Con un gesto profesional pero empático, se levantó de su asiento.—Señor Anderson, por favor, sígame.Sin decir nada más, Aaron asintió rápidamente y la siguió. Finalmente, la enfermera se detuvo frente a una puerta y la abrió. Aaron entró, y el aire pareció escapársele del pecho. Allí estaba Kate, acostada en la cama. Pálida, débil, con su cabello desordenado y una vía conectada a su brazo. Los monitores emitían pitidos rítmicos, pero lo que más lo golpeó fue su fragilidad.Kate abrió los ojos lentamente, como si sintiera su presencia. Al verlo, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios antes de que sus párpados volvieran a caer pesadamente.—Kate... amor, estoy aquí —dijo Aaron, acercándose. Su voz
C177- NO ES TU FELICIDAD.Kate había sido clara. Su decisión de separarse había sido firme, y aunque al principio él había intentado convencerla de lo contrario, ella no vaciló. En sus ojos se reflejaba una certeza de hierro, algo que Aaron no pudo romper con sus palabras, por más que las pronunciara llenas de desesperación. Y ahora la casa que había comprado para los dos, ahora era solo de ella.Pero él no podía quitársela de la cabeza. No solo a Kate, sino al bebé que iban a tener. La preocupación y el miedo seguían intactos, a pesar de que Cristine ya estaba tras las rejas. El recuerdo de lo que había sucedido, del peligro que habían corrido, aún lo atormentaba. Sabía que su instinto le decía que debía proteger a Kate a toda costa, pero ella había querido espacio.Y él se obligó a dárselo.Se levantó de su silla, desordenándose el cabello con las manos, como si ese gesto pudiera ordenar los pensamientos que giraban como un torbellino en su cabeza. Aún la extrañaba, aún sentía que
C179- LO ESTOY CONSOLANDO.Kate se quedó quieta, sin saber qué decir. Las palabras de Sergio se repetían en su mente, pero no podía procesarlas. Y de pronto, su cuerpo reaccionó antes que su mente, y, en un impulso, se levantó de golpe, alejándose de él, sintiendo cómo todo se desmoronaba alrededor de ella.No podía quedarse allí escuchando eso.—No —dijo, la voz un poco temblorosa, pero firme—. No voy a dejar a Aaron.Sergio la miró, confundido. No esperaba esa respuesta. Se acercó, tratando de calmarla.—Kate, tienes que verlo. Aaron es descuidado, no te pone como prioridad... —dijo, como si eso fuera lo más obvio.Kate, herida por sus palabras, apretó los dientes y lo miró con dureza.—¡Basta, Sergio! No hables de él así. Aaron se preocupa por mí, por el bebé. Estaba destrozado cuando me vio en el hospital. Estaba desesperado... ¡desesperado! No tienes idea de lo mucho que se preocupó.Recordó cómo Aaron no podía dejar de mirarla, su rostro lleno de miedo, el dolor que sentía por
C179- ¿POR QUÉ ESTA MEDIO DESNUDA EN TU SALA?Kate respiró hondo, llenando sus pulmones de aire frío antes de abrir la puerta del auto. Allí estaba, frente a la casa de los padres de Aaron. La llamada de la madre de Aaron dos días atrás seguía resonando en su mente: "Espero verte en mi cumpleaños". Kate había intentado negarse, buscar una excusa, pero al final no pudo hacerlo.No después de lo bien que se había portado con ella.Sin embargo, la idea de encontrarse con Aaron la tenía al borde del colapso. Las imágenes de Madison seguían grabadas en su memoria como un tatuaje que no podía borrar. Había decidido no decir nada, por el bien del bebé que crecía dentro de ella. No quería arriesgarse a nada que pudiera ponerlo en peligro de nuevo. Pero eso no hacía que fuera más fácil. Tragó saliva, se armó de valor y salió del auto.El salón y el jardín estaban decorados con una elegancia sobria, llena de luces cálidas y arreglos florales que desprendían un aroma dulce. Un murmullo de conver
C180- ESTAS DESPEDIDA.Aaron miró las fotos en el teléfono de Kate, atónito. Su rostro pasó del desconcierto al horror, y luego a una furia contenida. Kate, observando cada matiz de su expresión, se dio cuenta de que su reacción era genuina.Él no estaba fingiendo.—¿Qué carajos...? —murmuró antes de tomar el teléfono y acercar la imagen, como si necesitara confirmar lo que veía—. ¿Es mi maldito sofá? ¿Qué hizo esta loca?Kate no respondió, pero su silencio hablaba por sí solo. Aaron alzó la vista hacia ella, tratando de explicarse.—Kate, yo no sabía de esto. Es más... — frunció el ceño, y de pronto algo hizo clic en su mente. Recordó un momento específico —. Ella... —murmuró—. Madison vino a dejar unos documentos el día que estaba vestida así. Maldita... —gruñó, apretando el teléfono en su mano como si quisiera romperlo.Kate, con la voz más suave esta vez, soltó algo que había estado guardando durante demasiado tiempo.—Lo ha hecho desde que nos conocimos —confesó—. Cuando estabas