Cap. 19: PAGO Isabel averiguó los precios para cambiarse de país, y ya sabe a dónde irá, muy lejos, pero la empresa promotora que les pagará las demoliciones de las casas, ha decidido enviar un aviso a Isabel Del Castillo. Después de dos semanas transcurridas en que se firmó el acuerdo entre Ricardo y los propietarios, ya todos recibieron su pago menos Isabel. Ella, recibió la visita de Guzmán. —Señora Isabel, usted debe estar preocupada por qué no ha recibido el pago por la casa para la demolición, pero es que el día que vino el señor Ricardo usted no fue a la reunión y no firmó el documento del acuerdo. —Guzmán, ¿no me diga que Ricardo se está basando en eso para retenerme aquí? Ya hace más de dos semanas que los demás recibieron el pago, y ya andan en la búsqueda de casas para comprar y mudarse, entonces ¿cómo es que él no me paga a mí? Él sabe el por qué no fui a esa reunión y ni siquiera sabía que él era el propietario de la promotora en ese momento. —Vuelvo y le repito
Cap. 20: CENA – PARTE I Ricardo se levanta muy temprano, la emoción de ese día lo lleva a pensar en todo lo que quiere hacer. « Debo convencerla, sé que esta difícil, la forma en que me trató en la noche que fuimos al parque me dejó en claro que es una mujer guerrera y que no necesita de un hombre como bastón, así que mi tarea es demostrarle que no seré su bastón sino su compañero de vida, que quiero estar siempre con ella y con mis hijos porque soy yo quien los necesita, porque somos uno para nuestros hijos y porque podremos llegar a ser uno por y para nosotros mismos. Tengo que demostrarle que la quiero, y hacer que ella también vuelva a confiar en mí, y llegue a quererme, y a necesitarme » Está ya listo para salir y suena su teléfono, se detiene en el pasillo. Es Guzmán. —Buenos días, Guzmán, dime que andas haciendo tan temprano. —Bueno jefe, como siempre. Le comentó que yo nunca había visto a la señora Isabel tan molesta como anoche cuando le dije que usted no le iba a pa
Cap.20: CENA – PARTE II Salió en su Mercedes blanco, Al llegar, Brizna salió y Ricardo bajó del auto. —Buenas noches. ¿Isabel esta lista? —¡Voy ! —Oyó desde adentro a Isabel. Los niños venían con ella. Ricardo se sonrió y sus ojos no podían emitir más brillo al ver lo hermosa que estaba Isabel. —Papi, ¡¿Estás sordo! —Dijo Marcus, él lo llamaba, pero Ricardo no lo oía. —Marcus, ¿no ves que está lelo viendo la belleza de mami —Ricardo se volvió a verlos y alzó a Maiara. —Tienes razón Ricardito, soy un pobre tonto ante su belleza. —Eso mami, papá está halagando lo bella que eres —le dijo Ricardito. —Pero papi está bello también —dijo Maiara. —Es que papi, quiso estar acordé a su mamá, pero se me hace imposible, ella me opaca totalmente. Ricardo bajó a Maiara y le dio un beso a cada uno en las mejillas. —Esta noche, ¿me dejan llevar a su mami a cenar fuera? Les prometo que la cuidaré. —Está bien papá —dijo Ricardito y bajó la mirada para decir—: Pero si se van a quedar afuer
Cap. 21: EL VESTIDO —Entonces, en cuanto al dinero de la demolición de tu casa, ¿Aceptas mi plan de pago?— Ricardo perdió la paciencia y preguntó. —¿Qué has dicho? ¿No entendí bien lo que quieres decir? ¿Qué no vas a pagarme el dinero de mi casa? —Isabel se hace la tonta, ella sabe perfectamente cuál es el plan de Ricardo. —Como no estuviste presente el día de la firma… No hubo forma de acordar un importe de liquidación contigo. Es más, ese pago a plazos es una cortesía extra que te hice, porque la verdad ni siquiera tenías opción para recibir ni un céntimo. —Mira Ricardo, ¿con quién crees qué hablas? Mi trabajo es en la industria de la construcción, y sé perfectamente que estás haciendo esto ilegalmente. ¿O acaso no lo sabes? —¿Entonces…Es lícito que tú, como mi esposa, escondas tus bienes y los utilices para comprar una casa? Sólo estoy recuperando lo que es legítimamente mío, y te devolveré lo que es legítimamente tuyo. —¡Estás siendo… Estás siendo un arbitrario! ¡Eres un d
Cap. 22: SIGA VINIENDO Guzmán resopló y viendo con incredulidad a su jefe dijo—: No golpeé a la señora Isabel, ella salió en carrera vociferando molesta y cuando iba a detener a un taxi que pasaba giró la cara sin ver el poste y se dio un golpe, yo sólo la ayudé a llegar al coche. —¿Qué vociferaba antes de golpearse? Guzmán se mesó los cabellos mirándolo dudoso. —¿QUÉ DIJO? —le gritó Ricardo exasperado. —Es mejor que no lo sepa, no le va a gustar nada... —¡HABLA YA! Ella dijo—: “¡ERES UN CABRÓN, RICARDO DEL HOYO!… Esto te pasa por andar asando dos conejos a la vez —Guzmán repitió imitándo el tono de voz de Isabel—. ¡Jefe, no se enoje! Inesperadamente su jefe no perdió la compostura, se quedó calmado. —¿Y ahora que hacemos, jefe? —Susurró Guzmán, viendo a la mujer como dormida. —¿Qué hacemos? ¡Llevarla al hospital, que la vea de inmediato un médico! No puedo perderla ahora que volví a encontrarla. ¡Vamos, apresúrate! Tras confirmar que Isabel estaba bien, Ricardo pid
Cap. 23: JUEGO GANADO —A mí me gusta el día de campo —dijo Maiara —A mi también —secundó Marcus. —A mi no —dijo Ricardo rotundo—perdimos en el futbol con papá el año pasado. —¿Por eso no quieres tu ir? —Marcus, ¿no te da rabia? El otro equipo tiene un goleador, el papá de Santi, ellos juegan con su papá, nosotros jugamos solos. Yo le iba a pedir a papá que fuera a jugar con nosotros, pero le dijo a mami que tenía una reunión importante mañana en su trabajo. Sentí como si me respondió a mí. Sólo lo pensé… Ricardito ahogó sus palabras a punto de llorar. Ricardo sintió que su corazón se exprimía, sus ojos se aguaron y cuando se iba a levantar, alguien lo detuvo, al volverse, era Guzmán y se hizo un cierre en la boca agachándose con él. —Maiara tienes que convencerla —Repitió Ricardito, después de recomponerse. Los tres corrieron hacia donde había ido el avioncito y Guzmán ayudó a levantar a su jefe, entonces le dijo: —Jefe, usted no puede faltar a esa reunión mañana. —Nada
Cap. 24: BESOS —Adelante, Alberto, ¿Cómo estás? —dijo sonrojada. —Pasé a dejarles las galletas a los niños, “como todos los días”. —Buenas tardes —dijo Ricardo, mesándose los cabellos—. Tengan los pasteles, era sólo para hacer molestar a su mamá. —¡Ah, papi! Pero tú querías abrazar a mami… —Isabel volvió a enrojecer. Ricardo se levantó algo incómodo y enojado con la situación. —Ya me voy Isabel, tengo que regresar temprano a Madrid, aún hay cosas que hacer en la constructora. Recuerden que los amo, a los tres y a su mamá también. Les dio un beso en la mejilla a cada uno y después bajó las escaleras, Isabel sorprendida y confundida se quedó dubitativa en medio de la sala, pero entonces… —Mami, acompaña a papi hasta el auto —Ricardo oyó y terminó de bajar lento—, mira que tío Alberto se queda con nosotros ¿Verdad tío Alberto? Isabel sonrió con una mueca a Alberto y corrió escaleras abajo. —¡Ricardo! —lo llamó y él se volvió sonriendo ladeado. « Otro gol de mi equipo »,
Cap. 25: REUNIÓN —Ella debe resolver esto sola, sé que no quiere nada de lo que está pasando, pero no debo irrumpir e imponerme.—Caminó de prisa a su auto, antes de que la razón fuese vencida por los celos y la ira. Se vuelve a mirar a la casa de Isabel con ojos endiablados. Golpea con fuerzas el volante y luego lo gira repentinamente para orillarse, el poderoso CEO estaba a punto de explotar—: ¡Maldito imbécil! —Lo vio venir por el retrovisor del auto, viene presuroso y con la cara roja… Ricardo sale del descapotado a toda velocidad y se le atraviesa en el camino, parándosele al frente, así quería tenerlo, lejos de los ojos de Isabel y de sus hijos. —¿Me viste verdad? —le gruñe. —Permiso, señor constructor. —¡Escoria! Claro que me viste y por eso lo hiciste —Seguido le da un puñetazo en la mandíbula y lo manda al piso. —¡Levántate, imbécil! —No soy hombre de violencia, por favor—dice Alberto sobándose la mandíbula. Ricardo lo ve tirado en el piso, todavía la mejilla h