NARRA KIARA

Dios mío, al entrar al jardín jamás creí ver y escuchar lo que presencié, mi corazón estallaba de alegría, ver a la señora Alessa allí parada junto a mi papá y a su esposo con esa hermosa sonrisa hizo que mi alma saltara de la felicidad, Alessandro estaba raro como si su mente se hubiese quedado en blanco, sin embargo, su madre le preguntó si estaba de acuerdo o si objetaba algo, pero su hijo reaccionó diciendo que mientras ellos dos sean felices no se interpondría en nada de lo que ellos decidieran

La señora Alessa comunicó a todos que desde hoy se acabaron todos los secretos en la familia, para mí esto era un milagro, Alessandro fue a abrazar a su padre, yo me quedé allí parada en medio del jardín solo observando al cielo con mis manos tapando mi boca y susurrando hacia el cielo

—¡Gracias mi Dios, gracias por hacer feliz a mi papá!

Lágrimas de felicidad se escurrían por mis mejillas, sentí un abrazo repentino, abrí mis ojos que los había cerrado por unos momentos y divis