Vamos de camino a mi casa, Gabriel va serio e ido en sus pensamientos, desde que le mencioné a Gustavo, su sonrisa desapareció, ¿Tendrá celos?
—Amor, ¿Qué tienes? — sonríe y ese simple gesto me llena el alma.
—Me encanta que me digas amor, y no tengo nada — vuelve a ponerse serio, yo resopló y pongo los ojos en blanco.
—Gabriel perdí la memoria, pero no perdí el sexto sentido que tienen las mujeres, y además no soy estúpida , sé que tienes algo ¿Podrías decírmelo?, ¿O no confías en mí? — el auto se detiene cuando llegamos a mi casa.
—Se que las mujeres nunca pierden su sexto sentido, y también sé que no eres una estúpida, nunca lo has sido, y yo no lo he dicho, y claro que confió en ti, eres la
—Bien te escucho — dice Gustavo algo nervioso.—Bien, mañana habrá una reunión a las 9:30 a.m. quiero que estés presente, aunque ya tú sabrás de qué será la reunión porque te lo voy a decir primero.—¿Es algo grave?—¡No!, bueno al menos para mí, es una magnífica noticia, aunque no todo haya sido bueno.—¿Quieres por favor explicarte?—Claro, claro, como tú y todos saben, yo perdí la memoria, sólo sabía lo que Andrés me había dicho desde que desperté en ese hospital — Gustavo asiente pero no dice nada — Pues resulta que hace unas semanas atrás, me encontré con una conocida, una que me dijo quién era en realidad, resulta que Andrés nunca fue mi esposo, ni m
Sus labios me besan apasionadamente, y gustosa acepto su beso, Gabriel me aprieta fuertemente contra él y puedo sentir su erección, un jadeo sale de mi boca sus manos empiezan a recorrer todo mi cuerpo, yo estoy muy excitada y totalmente húmeda, pero tengo que detenerlo estamos en mi oficina.—Pa… Para…por favor…ah ...Gabriel… Estamos en mi oficina…ah… — digo entre jadeos, pero en lugar de detenerse me besa con más desesperación, pasión, con urgencia poco a poco, me llevan hasta el sofá que hay en la esquina.—Se…que estamos en tu oficina… — Respira con dificultad — Pero … Te deseo demasiado, te quiero hacer mía ya, además estar aquí encerrados, con gente afuera es muy excitante… ¿No crees? — asiento ya que la voz no me sale, sus manos tocan mi centro por encima
—¿Cómo tengo que complacerte? — dice en un jadeo, cuando tengo mi mano en su deliciosa vagina moviéndola suavemente.—Quiero hacer el amor contigo una y otra vez Durante toda la noche, quiero hacerte lo duro, y también suave, quiero cogerte hasta que ya no sientes las piernas, quiero saborearte de pies a cabeza — le digo mientras paso mi lengua por todo su cuello y ella se estremece — Quiero que seas atrevida, apasionada que me cojas hasta que ya mi amigo no pueda mas — hago a un lado sus braguitas y méto dos dedos dentro de mi mujer — Quiero que la luna sea testigo de nuestra pasión, y que el sol sea nuestro cómplice — empieza mover mis dedos de adentro hacia fuera y mi bella Montse empieza gemir desesperadamente cosa que me encanta.—¡Gabriel!, por favor te deseo, quiero que me hagas todo lo que quieras — sus palabras me
El imbécil empieza a mirar a mi hermano y a mí, y viceversa.—No tengo todo el día, ¿Que fue lo que pasó con Montserrat ese día? —dije lleno de rabia.—Yo no soy el único que quiere que no estés con Montserrat, hay dos personas más que harán hasta lo imposible porque no estén juntos, así sea que los maten pero no podrán estar juntos. — yo lo miro incrédulo ¿Pero por qué?—¿Quiénes?, ¿dime quiénes quieren vernos separados y por qué? — el muy maldito sonríe y juro por Dios que quiero partirle la cara.—¿Crees que te voy a decir?, la verdad ya preso estoy, así que no pienso traicionar más de lo que ya lo he hecho, porque te diré que a Montse me la lleve yo, se la quité de las
—¿Qué has dicho? — mi voz es apenas un susurro.—Que no podemos seguir juntos, tenemos que separarnos, no me hagas volver a decírtelo, que no voy a poder. — yo lo miro en estado de shock, ¿Porque me dice eso? ¿Porque siento que me falta el aire?—¿Por qué?— pregunto con lágrimas en los ojos, Gabriel al verme así baja su cabeza y se ve las manos. — ¿PORQUE? — grito, siento un gran dolor en mi pecho.—Por favor tranquilízate, lo hago por tu bien, por el de los niños — yo lo miro extrañada.—¿De qué hablas? ¡No te entiendo! — dije algo confundida y dolida.—Montse, te amo, eres el amor de mi vida, pero hay gente afuera que no nos quiere juntos, quieren separarnos a cualquier precio, as&iacut
Salgo dejando mi corazón con la mujer que más amo, la que le dio sentido a mi vida, la que derribó ese muro que tenía mi corazón. Cuando llego a la sala me encuentro a Kika que al verme llorar se asusta y viene a mi encuentro.—Mi niño, ¿Qué tienes? ¿Qué pasa? — sin poder aguantar un segundo más, me derrumbo en sus brazos y la abrazo como un niño pequeño.—¡Gabriel, me estás asustando, por favor, dime que te pasa! — y efectivamente su voz se oye muy preocupada.—Me voy de la casa — digo en medio de lágrimas.—¿Qué? ¿Pero por qué?—Porque tengo que proteger a mi familia.—¿Gabriel de qué hablas?, no te entiendo.—Las mismas
No puedo creer lo que tengo enfrente de mí, parece una hermosa ilusión, un bello Ángel caído del cielo, sin poder evitarlo me acerco lentamente hasta que respiro de su aliento, sus ojos tienen ese brillo que tanto amo, y también tiene ese rastro de lágrimas que hace un par de horas estaba derramando por mí. Con una de mis manos acaricio su mejilla y ella cierra sus hermosos ojos.—Pareces un hermoso sueño, un precioso Ángel.—Tu Ángel, mi amor. — pego mi frente junto a la de ella y suspiro. La amo tanto.—¿Qué haces aquí Montse? ¿En que llegaste? — trato de hablar dulcemente, para que no tome a mal mis preguntas.— Te necesito, por eso vine hasta aquí, Jessica me trajo — alzó una ceja al escucharla y sonrío complacido y sin esperar un segundo
—Mis hijos — dice Montserrat detrás de mí, al girarme empiezo ver como de sus bellos ojos salen lágrimas.—¡No puede ser mis hijos!, ¡por Dios no! Maldita sea todo esto es mi culpa — me giro y entro al baño, en cinco minutos ya estoy listo, Montse sigue llorando y en estado de shock.—Amor deja de llorar y vamos a casa ¿quieres? — ella me mira a los ojos con gran tristeza.—No es tu culpa Gabriel, es mía, tú te alejaste para mantenernos a salvo, y yo por pensar solo en mí, en lo bien que me siento a tu lado, no pensé en nada más y ahora mis bebés están en peligro.—Calmate cielo, no es tu culpa, ahora ve alistarte y vamos a casa, tenemos que ir a ver a nuestros hijos. — asiente y rápidamente se da una ducha.Despu&eac