Hoy amanecí mucho mejor y no hablo de nivel físico, sino que emocional y quiero hablar con Adriano.

—Buenos días, hija, ¿cómo amaneces? —bien mamá, estoy muy feliz por la boda de mi hermana, se nota kilómetros que Sergio la amo con locura, hacen una pareja muy linda.

—así es hija, ellos dos me hacen recordar a tu padre y a mí Keelan siempre ha sido así de especial conmigo y la petición de mano fue una locura total.

—Sí, mamá, yo no podía parar de llorar, bueno, aunque ahora creo que eso fue culpa de las hormonas —ja, ja, ja, tu abuela te envió algunos vestidos para ti —Qué bueno, muero por verlos, pero antes quiero que llames a Adriano —¿estás segura de eso?

—Sí, mamá, yo sé que no es el culpable de que nuestro hijo se haya muerto, es más, creo que las cosas se confundieron, yo sentía miedo al estar al lado de él porque sé bien que no está preparado para protegernos… Más nunca lo he culpado por lo que sucedió, supongo que yo nunca mejoré, solo traté de estar bien para que él se sintie