La Recepcion

Esa maldita palabra que salió de los labios de mi esposa me hizo imaginar miles de escenarios, Tuve que tomarme un par de minutos para tratar de regular mi respiración, joder era difícil volver a la normalidad, más viendo a mi mujer contoneando el trasero mientras se bajaba de la limusina, le di un fuerte azote y ella gritó.

—¡Adriano!

—ja, ja, ja, sonreí en grande porque estoy seguro de que eso fue captado por algún paparazzi, ya que estaban en la entrada, bajé del auto y Tomé la mano de mi esposa para entrar al castillo, el cual se encontraba abarrotado de personas creo que había más de mil invitados. ¡Será extenuante saludar a cada uno de ellos! Comenzó a sonar el vals y llevé a mi esposa a la pista de baile, me gusta esa complicidad que compartimos, esa facilidad que tenemos de olvidar los problemas cuando nos vemos, es algo que nadie nunca va a entender. Ayer estábamos en guerra y solo con vernos en la iglesia todo se volvió paz, ella colocó sus manos en mi cuello y yo la tomé fu
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