Me desperté con muchas ganas de ser pipí, pero noté que no estaba sola en la cama, Gianni me tenía abrazada por la espalda y sonreí como una tonta porque no esperaba este gesto suyo. Yo sabía muy bien a lo que me enfrentaba cuando me vine a vivir a esta casa, pero él no ha dejado de ser atento conmigo aun cuando estaba enojado. Ha velado por nuestro bienestar cada día, sin contar que ha cumplido cada capricho y antojo que he tenido, estoy segura de que algo cambió en él después del viaje, porque antes de eso se encontraba la defensiva. No sé si fue la distancia, pero sea cual sea la razón de su cambio, estoy agradecida porque mi intención no es vivir peleado peleada con él, lo que yo más quisiera es que pudiésemos comenzar de nuevo… Joder es el hombre que quiero para mí.

—¿a dónde vas? —necesito hacer pipí, por favor —la solté y ella fue corriendo al baño, pero en pocos minutos se encontraba otra vez en la cama, así que la abracé y le monté mi pierna para seguir durmiendo.

—tengo hamb