Damián voltea el rostro con fuerza, como si tratara de ignorar la realidad.—No hace falta qué aquí se nombre a mis hijas —Declan interfiere. Prendado está de la rabia—, no hago más nada estando en Horizon. Tampoco me hace falta —Declan observa su reloj—, sustitúyeme las veces qué sean necesarias po
El mismo sentimiento de no saber qué hacer vuelve a su vida, tal cual sucedió cuando años atrás los resultados de semanas sintiéndose mal terminaron diciéndole que esperaba no en una vida, sino en dos vidas en su vientre.No es para nada una sorpresa quedarse anonadada en dónde está, rígida, sin hab
“Demonios” gruñe Declan tras el teléfono.” Cuando el oficial llegue ve con él a la casa.”—No quiero dejar a Claire sola. Me necesita, más ahora. No quiero —Maylene logra recuperar el aliento, probablemente no puede de ahora en adelante—, por favor, ven. Quiero a estar a tu lado, Declan. Quiero que
Desaparecida la enfermera, Maylene enciende el televisor. El noticiero menciona la gravedad del asunto de Shannon David, y para estos instantes, le interesa poco lo qué le ocurra. Algo de pesar siente por Mason, quien resultó ser la última persona en la que dudaría. El abogado vendrá, y con su testi
—Parece qué no sólo usa sus contactos de toda la vida sino también los mismos que utilizaba Shannon David para mantener los sobornos lejos de la luz pública —Carrison expresa frente al lugar acordado para la emboscada contra Carl Pitts—, lo qué le puede facilitar la salida incluso del país.—Ese hij
—No quiero palabras. Quiero hechos —Declan acelera, observando la ubicación. Cada vez se alejan más. Y de pronto, se detienen.Ya no puede ver la ubicación de Maylene.Para Declan el mundo se detiene otra vez. Piensa en sus hijas con una loca desesperación qué solo lo hace volverlo más loco de lo qu
El oficial no objeta cuando le dice qué no necesita compañía al baño. Lo único qué le pide es que esté al pendiente de Claire, mientras Madeleine está a su lado y sin decir nada, comienza a guiarla hacia las afueras de la clínica.Maylene observa a todas partes, cuando se queda mirando fijamente al
Su teléfono vibra en su pantalón. Deben estar llamándola. Si contesta, es posible qué una bala la hiera. Pero no puede pasar la oportunidad de avisarle a alguien que está en peligro.—Dame el teléfono —Madeleine estira la mano qué tiene el arma—, nuestro príncipe azul debe tardarse así qué le diremo