LA VENGANZA DE RIO
LA VENGANZA DE RIO
Por: Melani Seijas
OBSESIÓN

Rio Li

                Todos en la vida tenemos algo por lo cual luchar somos impulsados por una fuerza interna para conseguir nuestras metas, en mi caso, mi impulso siempre fue la venganza.

En este momento soy uno de los hombres con más dinero y poder en Estados Unidos, es el momento de hundir a todos los que me humillaron por ser diferente a ellos, cada uno obtendrá una cucharada de su propia medicina, sobre todo ella.

Me levanto a las cinco de la mañana con energía y ganas de comerme al mundo, después de mi entrenamiento en el gimnasio me doy un baño, no necesito rasurarme, no tengo nada de barba, es la herencia japonesa de mi familia, ya tengo veinticinco años, uso mi perfume favorito y me visto con una traje gris Armani de esta temporada, me miro al espejo satisfecho porque acabo de iniciar mi venganza.

Todos se arrepentirán de haberse metido con la persona equivocada.

Actualmente, dirijo mi propio imperio de telecomunicaciones, pero no siempre fue así, en mi adolescencia pase por demasiadas cosas, incluso llegue a desear morir, pero esa no fue opción para mí.

—Señor, ya el pájaro está en la jaula— Me dice el comandante de la policía que está a mi servicio, con mi inteligencia y recursos, puedo investigar a todo el que quiera y descubrir todos sus trapos sucios.

Los ricos, siempre hacen cosas fuera de la ley, el poder hace que mucho pierdan el norte y hagan cosas que están fuera de la ley.

No existe una persona que no incumpla alguna ley en algún momento, sonrió con amplitud colocando una equis sobre el nombre de Nick Lambert ,  le hare la vida imposible, y cuando desee morir, solo allí le revelare porque está allí, su familia e incluso el es culpable de lo que se le acusa, todo seguiría igual si él no se hubiese equivocado, mi venganza contra el apenas comienza, en mi lista hay doce, cada uno de ellos llevara su merecido, pero hay una en especial, ellos nunca han sido mis amigos, pero ella lo fue y me traiciono, por ese motivo, ella llevará la peor parte.

—Madison James, muy pronto nos veremos las caras. — Saboreo su nombre, mientras mis dedos, trazan un recorrido en su nombre

Madison James

Después que salgo del hospital, me dirijo al supermercado para comprar todo lo que necesito para la cena de navidad.

Podrían ir las empleadas de la casa, pero me hasta escoger por mi misma las cosas que me voy a comer, trabajo solo por vocación, mi padre es dueño de una de las compañías petroleras más importantes del país, y tiene un gran poder y presencia en Arabia saudita, en algún momento voy a dirigir su empresa, pero quisiera que no fuese en una época cercana, los negocios no son lo mío.

Escojo lo que necesito para la cena, un pavo, vegetales para la ensalada, ingredientes para el pastel, las galletas, nueces, uvas, Champaña cristal.

Cuando estoy cancelando en la caja, mi tarjeta no pasa—Tiene que haber un error, tiene crédito ilimitado. — Le digo a la cajera.

—Ella encoje sus hombros. — Pero no quiere pasa, dice que su saldo no es suficiente. —

Me carcajeo en su cara— ¿No sabes con quien hablas cierto?— Pregunto con arrogancia sacando otra de mis tarjetas, las que paga mi papi por supuesto mi sueldo, nunca lo he tocado.

—Igual, creo que alguien olvido cancelar la tarjeta. — Me dice ella, sonriendo, pasó un par más y ocurre lo mismo.

—Si no va a comprar nada, por favor váyase. — Dice la persona que está detrás de mí.

—Esta si pasara. — Le digo dándole a la cajera mi tarjeta. —

— ¿Segura que tiene dinero en esta?— Me cuestiona ella.

—Por supuesto. — Respondo, esa nunca la he usado, porque todo ese dinero lo he guardado para comprar mi propia casa.

—Si paso. — Dice la cajera entregándomela con una sonrisa a lo que yo ruedo los ojos.

—Al fin. — Dice la persona que está detrás de mí, volteo molesta y veo un hombre elegante de ojos rasgados, su cara se me hace familiar, ¿Algún problema?— Pregunto seria

—Puede, darme permiso me obstaculiza para comprar. — Me dice él con su cara sin expresión alguna, o tal vez si tiene una expresión aburrimiento.

—Está bien. — Respondo entre dientes, tomando mis compras con dificultad, porque están pesadas

—Al entrar a mi auto me reviso en el espejo, estoy acostumbrada a recibir las miradas de admiración de los hombres, pero este ni siquiera se fijo e mi impresionantes ojos verdes ¿será que perdí mi toque?— Me pregunto al encender mi escandaloso macérate, un regalo de mi abuelo.

—Miro a lo lejos al hombre que me miro con indiferencia, ahora que estoy lejos y el no puede verme, lo miro de pies a cabeza, su piel es tan blanca suave la envidia de cualquier mujer, es alto y atlético, sube a un Ferrari, parece que le gustan los autos italianos, a decir verdad, no soy fan del mío, solo que fue un regalo y lo aprecio.

—Madison, eres un caso. — Me digo a mi misma, riéndome de mi misma, te fijas en un desconocido solo porque no te hizo caso.

Estoy sola desde hace más de dos años, el motivo encontré a mi hermana mayor con él en la cama, desde ese día mi hermana murió para mí, y con ella mis ganas de enamorarme de nuevo.

Seis meses después ella se caso con él, con el apoyo de toda mi familia, tengo que convivir con el todo el tiempo, lo peor es que en el futuro nos tocara trabajar juntos incluso, ya que él es socio de mi padre, eso es algo a lo que no me quiero enfrentar.

Llego a casa con la sensación de ser observada, pero miro a mi alrededor y no veo a absolutamente nadie, apenas abro la puerta escucho a mi madre está hablando con su mejor amiga —Que vergüenza, contigo patricia, no entiendo que paso, gracias por ayudarme. —

—Buen día mamá, hola Pati. —Saludo apenas entro, con algunas de las bolsas, la mitad esta en el auto

—Llegas mas tarde de lo habitual, ¿te encontraste con alguien?— Me pregunta mi madre moviendo las cejas arriba y abajo.

—Tuve problema con las tarjetas que me dio papá, en el supermercado, tarde un poco para pagar y la gente se molesto. — Le cuento ella y Patricia se ven a la cara como si no pudieran creerlo.

— ¿Qué sucede?— Lees pregunto dejando las compras en la mesa.

—Mis tarjetas no pasaron tampoco, voy a llamar a tu padre para que solucione, seguramente es un error de las secretarias olvidaron pagar al banco o algo así. — Me dice ella restándole importancia

—Si eso debe ser. — Dice su amiga con una sonrisa forzada.

—Mientras voy por el resto de las cosas. — Tomo las compras y hay una nota dentro de mis bolsas, nunca coloque algo allí,  pero esta así que la saco y leo extrañada.

“Recogerás lo que sembraste” Dice la nota, en una letra hermosa clara y legible, no le doy importancia, la dejo en el auto y termino de llevar las cosas adentro.

—Es temporal. — Dice mi madre con mala cara al teléfono, y yo solo llevo las cosas a la cocina en silencio.

—Señorita hice sus galletas favoritas. — Me dice la cocinera apenas me ve entrando y se apresura a ayudarme con las bolsas.

—Gracias, señora Hope. — Le digo dejando las cosas en el mesón y tomando el envase de galletas se ven deliciosas tomo un par y comienzo a comer entre suspiros.

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