Madison James
Por supuesto que no voy a la cita, el día siguiente, entro a trabajar temprano y salgo a las seis de la tarde, en lugar de ir al Magestic, me voy beber al club donde me reúno siempre con mis amigos, solamente me quito la bata de médico y ya.
He perdido contacto con algunos de ellos desde hace años, pues desde que Salí de secundaria, mis prioridades cambiaron, sobre todo después de aquella fatídica noche del baile de graduación.
Hicimos cosas muy mala, de las cuales me arrepiento demasiado, por esa razón incluso estudie esta carrera, para compensar en alguna forma lo que hice.
Recibo un mensaje en mi celular de un número desconocido y no le doy importancia—Sabia que no vendrías. — Lo ignoro y sigo en lo mío, tomo unas bebidas más y paso mi tarjeta.
—Señorita, lo siento no tiene dinero. —Me dice el camarero, mi padre no tiene dinero pero yo sí, tengo un trabajo, sé que tengo esa cuenta llena.
—Pásela de nuevo debe ser un error. — Le digo, devolviendo la tarjeta.
—No señorita, dice que no tienes dinero. — Me carcajeo sin poder creerlo estoy un poco borracha pero no estoy loca.
—No te preocupes Madi, yo pago. — Dice Laura entregando su tarjeta, después de eso se me quitan las ganas de seguir bebiendo, salgo afuera, me fumo un cigarro en el capo de mi auto, y llega otro mensaje.
—Detesto cuando fumas, pero detesto aun mas que me hayas dejado plantado, mi tiempo vale oro, por eso pagarás.— Me amenaza, un escalofrió recorre mi espina dorsal al saber que alguien me observa desde la oscuridad, tiro el cigarro, nerviosa, y me subo al auto asustada.
—Cuando estoy por arrancar, me tocan la ventana del coche, pego un salto y volteo, es un policía
— ¿Todo está bien señorita?— Pregunta el oficial cuando bajo la ventanilla
—Si todo, todo bien gracias. — Respondo nerviosa, del tiro lo borracha se me fue quien sabe a dónde, esos mensajes de verdad me alteraron.
Me voy a la casa, todo está oscuro, pero apenas entro mi padre enciende la luz .No fuiste. — Susurra
—No. — Respondo, obvio que el viejo ya se lo dijo.
—Maldita sea Madison, dependíamos de eso, no sabes los alcances que tiene. —
No me importa. — Respondo
—No te importa, pues mañana debemos desalojar la casa. — Me dice mi padre.
—La desalojamos, mañana compro otra. —
—Niña estúpida, ¿no te has dado cuenta que tus cuentas fueron congeladas?—
— ¿Por qué dice eso?— Pregunto aun de pie frente a él
—Fue la orden que dio a las seis, cuando no apareciste. — Me dice.
—No puede hacer eso, mi dinero es producto de mi trabajo, no me meto con nadie. — Chillo
— ¿Acaso crees que yo provoque de alguna forma a ese hombre?, no sé porque está haciendo eso, lo único que sé es que ya ha arruinado a otros. —
— ¡Es un maldito!— Chillo y pataleo en la sala, ¡Quisiera haber ido a esa cita solo para golpear su cara!
—Paso el resto de la noche dando vueltas en la cama a las cinco ya estoy de pie, voy a correr por veinte minutos para intentar drenar el estrés, después regreso a casa y me doy un baño, me arreglo para ir a trabajar, desayuno solo un café cargado, me duele la cabeza por haber tomado de forma imprudente anoche.
Apenas llego al hospital, me encierro en mi consultorio, pasan dos pacientes, todo va normal hasta que entra el mismísimo director del hospital.
—Doctora James necesito decirle algo muy importante. — Me dice con cautela.
—Dígame jefe. — Intento responder con buen humor, siempre me la he llevado bien con él, fue incluso tutor de mi tesis de grado.
—Debo prescindir de tus servicios. — Me dice sin verme a la cara.
— ¿Qué? ¿Porque?, soy una buena doctora, nunca te he fallado. — Comienzo a decir todo lo que se viene a mi cabeza.
—Es una orden de arriba. —
— ¿Quién?— Pregunto pero ya conozco la respuesta.
—Debiste ir. — Es lo único que me dijeron que te dijera, debes irte inmediatamente de aquí.— Me dice él—Es un idiota, el no puede hacer eso.— Pataleo
—Ya lo hizo, no debiste meterte con él.— Me dice mi ex jefe.
—No hice nada, lo juro, eso hombre esta loco, debes tener cuidado mañana puede ser tu cabeza.— Digo saliendo con rabia, tomo mi bolso del escritorio, sin tomar todas mis pertenencias, cuando llego a casa, mi madre está llorando mientras arrastra una maleta, en la puerta hay diez maletas por lo menos
—Solo pueden llevar su ropa. — Dice un grandulón a mis padres que lucen devastados.
— ¿A dónde van?— Me atrevo a preguntar.
—Con Miley, me dijo que también tú podías ir. — Me dice mi madre y tengo ganas de vomitar, prefiero dormir bajo un puente que deberle algo a ella.
—Hoy es navidad. — Susurro pensando en las compras que hice para tener todo preparado este día.
—Y no tenemos nada porque agradecer, ni que celebrar. — Dice mi padre.
—Voy por mis cosas. — Digo entrando y un tipo me sigue como si fuese una delincuente, tomo dos maletas las coloco en la cama y comienzo a seleccionar parte de mi ropa, todo casual con excepción de lo de la caja un vestido elegante y sexy de terciopelo gris que no usare.
—Esto es de su jefe, ya me quito todo lo que era mío, pero este regalo no lo quiero. — Le digo al sujeto que me sigue dándole la caja con rabia.
Cierro la maleta y salgo de allí, muy molesta—Vamos. — Dice mi madre subiéndose a su auto que no le quitaron.
—No voy con ustedes. — Le digo seria colocándome unos lentes de sol, sé que en un lugar el tipo ese está observando todo y disfrutando la escena.
— ¿A dónde iras?— Me pregunta mi padre.
.No se preocupen. — Les respondo, iré con cualquier amiga, si no me reciben duermo en mi auto, pero no iré a casa de Miley y Carlos, antes prefiero mil veces humillarme a Rio Li, pidiendo piedad.
—Entiendo. — Dice papá, nos abrazamos nos despedimos y tomamos direcciones opuestas.
A pocos metros, el auto me avisa que queda poco combustible, siento que me caen todas las plagas de Egipto, manejo hasta la estación de servicios, tengo un efectivo en la guantera que ahora sé debo gastar en forma razonable.
Lleno el tanque, y saco algo de dinero para cancelar, no sé hacia dónde ir, por lo que me voy a un parque cualquiera, y me siento en una banca a meditar sobre lo que debo hacer más adelante.
Una anciana se sienta a mi lado igual de pensativa creo y me dice de la nada –Todo puede ponerse peor, no conoces los alcances de mi jefe debes hacer lo que te ordena, te está esperando en su casa. — Me dice entregándome la dirección, es cerca de la casa de mis padres a veinte minutos al menos de donde estoy ahora, tengo ganas de seguir mandándolo al diablo nuevamente.
Pero reprimo ese impulso, asiento con mi cabeza y voy hacia donde me indico la señora, siempre podremos llegar más abajo, no lo experimente en mi propia piel, pero de una u otra manera lo he vivido.
Madison JamesMascara.Manejo, quejándome desde que encendí el auto –Maldito quien se cree que es, le voy a patear las bolas en la primera oportunidad, si se atreve a propasarse, le voy a recordar el día que nació, al hijo de su madre…—De esa forma durante veinte minutos, soy creativa con los insultos y maldiciones definitivamente.Al llegar frente a la mansión, voy a bajar para llamar, pero el portón enorme se abre para dar paso a mi auto, me está esperando, continúo hasta la casa a al menos cien metros de la entrada en el auto, trato de regularizar la respiración y controlar la ira.Me bajo del auto, dando un portazo como si no fuese mío, llego a la puerta y cuando voy a tocar abre un mayordomo, es un hombre alto mayor y extremadamente elegante—Bienvenida, señorita James, mi jefe la espera en el comedor sígame por favor.— Me dice mostrando el camino que debo seguir, no puedo evitar mirar todo a mi alrededor, el estilo es moderno y elegante, no hay fotos familiares ni cuadros por ni
Madison JamesEl señor Daniels me lleva hasta mi habitación, creo que será imposible conocer a todo el personal, son demasiados, El señor Li parece solo, pero eso no me importa, tal vez se lo merezca.Estoy impresionada por la habitación, en donde me instalan es amplia, cómoda la cama es tamaño Queen, se encuentra en el segundo piso, los colores predominantes son los arena, es como si supiese hasta mis gustos, sacudo mi cabeza, tal vez es casualidad.—Si necesita ayuda no dude en llamar. — Me dice señalando un teléfono fijo en la mesa de noche.—Gracias. — Respondo.Me ve con ganas de decirme algo, y luego sacude su cabeza y se va, la gente aquí es muy extraña, son las cuatro de la tarde, entro al baño y la bañera me parece invitadora, es el baño más lindo que he visto en mi vida, lleno la bañera con agua caliente, me despojo de mi ropa coloco sales y me sumerjo intentando relajarme de forma infructuosa, todo lo que estoy viviendo ahora no tiene pies ni cabeza, si lo llego a contar se
Madison JamesTenía mucho tiempo sin escuchar el nombre de Nick, escucharlo fue remover el pasado del que no me siento para nada orgullosa, un pasado que no quiero recordar.Cierro los ojos y puedo recordar de forma vivida la última vez que le habla a Nick Lambert—Suéltalo por favor. — Grito, mientras todos se ríen, como si fuese algo normal, los empujo, pero son muchos contra uno solo.— ¿Cómo se le ocurre, a él pensar que tú te ibas a fijar en él?— Me dice, Nick pateándolo, con fuerza en el estomago, Will está en el suelo y no puede defenderse.—Es idiota, una poca cosa, un muerto de hambre, nadie lo va a extrañas. — Comienzan a decir todos alrededor, quisiera poder detener esto,¡ estuve de acuerdo en traerlo para acá, no sabia que la ” despedida” que nunca olvidaría iba a ser tan violenta!, voltee mi mirada a otra dirección las veces que lo lastimaban hasta ese día precisamente ese día , lo vi llevar a su madre en los brazos, no tenía nada de cabello, ha pasado por mucho, por dem
Madison JamesEl chofer me lleva a la mansión de nuevo, mi cabeza está hecha un lio, cada vez entiendo menos, si sigo así, el señor Li me va a volver loca.— ¿Se siente bien?— Pregunta desde adelante el chofer, me tapo la boca con la mano para no llorar y le digo un –No. — Cortado.—¿Le duele la cabeza?— Me pregunta preocupado y asiento, no solo es eso por supuesto, estoy muy abrumada por todo lo que estoy viviendo, demonios me encanta mi trabajo y ahora hago de todo menos eso.—Tome. — Me dice extendiéndome una pastilla, la miro con desconfianza, pero pienso que es lo peor que podría pasarme, me la tomo y de repente siento sueño, mucho sueño…Despierto atolondrada, en una cama que no conozco, cuando me miro llevo hasta otra ropa llevo puesta, me levanto asustada, busco unos zapatos y salgo corriendo, abro la puerto de la habitación y no sé qué dirección tomar, me siento como si estuviese en un laberinto camino apresurada sin mirar atrás.Estoy asustada, no veo a nadie, me encuentro c
Madison JamesMe despierto, muy temprano, busco en el closet ropa abrigada, tengo miedo, la forma en que me hablo Rio anoche me indica que lo que ha hecho es solo el inicio, por esa razón debo buscar la forma de escapar de él, ¡ya me quito todo!, comenzando por mi carrera.Salgo en absoluto silencio de la casa y comienzo a caminar por el bosque, no pienso quedarme aquí un minuto más, si muero será de pie, si muero será luchando, no suplicando piedad.El terreno es irregular y los zapatos no son los más adecuados ¡pero es lo que tengo!, después que camino al menos una hora, me resbalo como la propia estúpida y al caer me lastimo un pie y la cabeza fuerte contra un tronco, que evita siga yendo cuesta abajo, ¡Listo ya valí madre! Pienso me voy a morir y no sé qué carroñero me va a devorar aquí. el dolor es tan intenso que pierdo me mareo, estoy desorientada e intento levantarme y el dolor en el pie no me deja levantar., ¡demonios! No se me ocurrió, traer agua o comida, empiezo a arrast
Madison JamesDespierto por el ruido de un helicóptero que sobrevuela cerca, y no veo a imbécil de Rio por ningún lado, esto es un maldito secuestro ¡por lo que voy a escapar como sea! A la primera oportunidad.Con cuidado me bajo del sofá a donde he estado toda la noche, no puedo afincar mi pie en el suelo, por lo que avanzo saltando sobre uno solo pie, abro la puerta y grito—¡ auxilio!— como una loca desesperada, el helicóptero termina de descender y yo salga de la maldita casa como puedo, esta como a cincuenta metros de mi.Nadie baja, cuando llego cerca, baja una mujer preciosa morena de ojos claros y cabello negro con una sonrisa y detrás de ella, Rio, todas mis esperanzas se fueron al caño no tengo esperanzas de que le ayuden a escapar.—Está loca, debes cuidarte de ella, mira en las condiciones que salió de la casa. — Le dice Rio, y trae la mano vendada, no pensé que le hubiese hecho gran daño.—No se preocupe señor, ella no podrá conmigo. — Dice hablando de mí, como si no est
Rio LiLa observo por la ventana, tratar de escapar de mí, me causa risa, es tan tonta, a partir de hoy nunca más utilizare una máscara en mi vida, pero por un tiempo usare otra identidad.—Señor, Madison se está escapando. — Me avisa Ámbar, golpeando la puerta.—Lo sé, déjala ir. — Respondo sin abrir.—Se va a llevar el helicóptero. — Chilla ella, como s no conociera mis alcances.—No te preocupes Peter nos viene a buscar mañana en otro. — Le respondo— ¿Acaso usted sabia que ella escaparía?— Me pregunta——Por supuesto, la conozco tan bien que conozco los planes que tiene, se creerá libre de mi, y seguirá haciendo todo lo que yo quiera, el tiempo que yo lo decida.— Le digo tomando un trago de vino, de lo más relajado.—Hasta mañana jefe. — Se despide ella.—Hasta mañana. — Respondo, ella es fiel a mí, quiere algo mas, pero yo no quiero burlarme de Ámbar no me inspira ni un mal pensamiento, en cambio Madison me hace soñar despierto, pero no pienso caer en sus garras nuevamente, solo
Madison James. Paso la mañana caminando en búsqueda de empleo, no puedo decir que soy doctora, no puedo dar mis datos reales con lo loco que esta el tal Rio no tardará en encontrarme si hago esa estupidez Me duelen los pies de tanto caminar y estoy agotada, puedo escuchar las olas del mar me siento en la arena un rato desesperada ¿Qué puedo hacer?.— Me pregunto, me siento contra la espada y la pared jamás pensé que huiría, yo no soy de las personas que huyen de sus problemas, pero ese hombre no es un problema común y corriente, ¡Esta loco!. A las dos de la tarde aun no he comido nada, veo un lugar lindo a cerca de la playa, es un restaurante con vista al mar, un plato allí debe ser costoso, pero muero del hambre y con hambre no puedo pensar con claridad, entro y un camarero me lleva hasta la mesa. —Me entrega la carta en silencio, lo primero que creo es el precio, si cargo suficiente, pero este gasto me va a afectar, como me está afectado el hambre, ya habrá tiempo para arrepentirm