Dilan:Aurora podía volver loco a cualquiera. Todavía conserva ese espíritu rebelde que te da la juventud. Hacía muy poco tiempo que había dejado de ser humana y, como era de esperarse, aún no lo procesaba del todo. Para ella era libre y podía hacer lo que quisiera, cuando quisiera y, lo más importante, con quien quisiera. Pero la vida, o mejor dicho, la existencia de seres como nosotros, dependen de que nos mantengamos en manadas, Clanes o Aquelarres, eso depende de la especie a la cual pertenezcamos, pero siempre en grupo, nunca solos. Constantemente hay enemigos poderosos que quieren hacernos daño por eso necesitamos protegernos, y que mejor manera de hacerlo que en comunidad. Pero para ella eso era como una prisión y cada vez que podía se escapaba. Era tal cual una niña traviesa.- Estás muy serio, ¿en qué es lo en lo que piensas?Me preguntó Aurora, con el suave tono de su voz al que me tenía acostumbrado, mientras se sentaba a mi lado y acariciaba mi brazo, en claro gesto de car
Narrador: Ante semejante descubrimiento, ambas brujas habían quedado sumamente consternadas- Debemos decirles, Ernestina, ¿no cree? – Sara experimentaba una mezcla de euforia feliz y desconcierto, ante un acontecimiento sin precedentes – A demás el Amo Dilan quedará muy feliz al saber que tendrá un hijo de Aurora, él que tanto la ama- Sara, no me queda ninguna duda de que Dilan estará muy feliz, al igual que Aurora, no así Caín, claro está, pero ese el menor de los males – suspiró- ¿Y cuál sería el peor de los males?- Piensa por un segundo… - se volteó y se sentó en una silla frente a la mesa con la cabeza apoyada en sus manos y los codos en la tabla - ¿Quién lo criaría?- Lo mejor sería que lo criaran sus padres, o sea la señorita Aurora y el Amo Dilan- ¿Una vampira y un hombre lobo, líder de una manada? – más que preguntar, rezongó Ernestina – Piensa un poco Sara, más allá de que Dilan no le dé importancia a las antiguas tradiciones, su manada está esperando por una Luna, y Au
Narrador:Ernestina estaba viendo los primeros indicios del embarazo de Aurora, pues su casi desmayo y el apetito voraz de los últimos días, lo confirmaban. No podía decir nada, tampoco es que supiera que decir, pero sobre todo era porque no tenía idea de que era lo que tenía que hacer - ¡una vampira embarazada y encima de un hombre lobo!, eso no tenía precedente alguno.- ¡Ernestina, tanto tiempo! ¡Qué maravilla saber de ti!- Lara, también me da gusto comunicarme contigo, lamento que no hablemos más a menudo- Sí, lo sé, pero seguramente lamentas más el motivo de tu llamada- Me conoces bien- Pues síLara y Ernestina era antiguas amigas y colegas de Aquelarre, pues pertenecían al mismo. Un día se revelaron y lo abandonaron, Ernestina optó por una vida apartada y en soledad, viviendo en su cabaña en el bosque, pero Lara se había unido a un nuevo Aquelarre.Ambas brujas eran muy poderosas, pero su amiga contaba con el aval de su congregación.- Tengo que hablar contigo de forma urgen
Narrador:Ernestina y Sara llegaron a la ciudad y se reunieron de inmediato con Lara, quien las esperaba en su casa, donde además oficiaba de COVEN para su grupo.Lara era una mujer esbelta y de gran estatura, su cabello ne*gro siempre lo llevaba recogido en un moño a la altura de su nuca. El maquillaje era el necesario como para tratar de disimular los años que ya llevaba sobre los hombros y el desgaste por el hecho de ser la bruja más poderosa de los 9 Aquelarres. Si bien estaba orgullosa de su estatus, el cansancio le hacía desear con urgencia un sucesor.- ¡Ernestina, querida amiga, qué gusto me da que hayas venido! Dijo esbozando una amplia sonrisa cuando, al abrir la puerta, se encontró con las dos brujas paradas en el umbral- Lara… ¡un placer como siempre verte! - Ernestina no ocultó su alegría ante el reencuentro con su vieja amigaAmbas mujeres se fundieron en un afectuoso y sincero abrazo- Y tú debes ser Sara… - dijo Lara al separarse de su amiga y dirigirse a la otra bru
Aurora:Me sentía un poco perdida sin Ernestina cerca, esa bruja me cuidaba tanto que la sensación de estar desprotegida sin ella me agobiaba.- ¿Te sientes bien, Aurora?- Si, Dilan, perfectamente – respondí un poco molesta - ¿por qué le ha dado a todo el mundo por preguntarme, no como estoy sino como me siento? – acompañé mi respuesta con un resoplo - ¿A caso me veo enferma?- Ya te dije que te veo más pálida que de costumbre…- ¿Y haciéndome enojar crees que se me pondrán rosadas las mejillas? – pregunté sarcásticamente - ¡Soy un vampiro, un maldito vampiro! Y por si no te has dado cuenta estoy muerta, bien muerta – Dilan me observaba con asombro – ¡y todo eso te lo debo a ti! – le gritéEstaba enojada y molesta, no tenía motivos aparente, pero así me sentía, quería salir corriendo y parar solo cuando estuviera exhausta, o de lo contrario romper todo lo que tenía a mí paso. Si esto me hubiera pasado hace algo más de un año atrás, seguramente hubiera hecho alguna de los dos cosas si
Narrador:Luego de lo sucedido en la cocina, ambos se dirigieron a sus respectivos dormitorios para poder disfrutar de una ducha reparadora.El primero en terminar fue Dilan quien volvió y se puso a preparar algo de comer.- ¡Wow!, que bien hueleDijo Aurora, abrazando a Dilan por la espalda y pegando su nariz a la musculosa espalda del Lobo. Él sonrió- ¡La comida o yo!- AmbosDilan giró para quedar frete a Aurora, tomó su rostro y la besó dulcemente- Si no fuera porque se me quema lo que estoy preparando, te tiraría otra vez sobre la encimera para viol*arte reiteradas veces- ¡Siempre tan romántico tú!Y ambos soltaron a reír a carcajadas, como solían hacerlo cuando estaban en el Astillero, donde todo fluía y parecía perfecto, aunque fuera solo una ilusión.Mientras comían, hablaban de muchas cosas.- Cuéntame algo de ti – solicitó de repente Dilan- ¿Qué te puedo contar que no sepas?- Muchas cosas, como fue tu niñez, por ejemplo, que pretendías ser de adulta, y hablo como humana
Narrador:Dilan sabía el daño que le había causado aquella noche, pero no fue hasta ese momento que, escuchó el relato de la principal involucrada. Hacía muchos años, sino siglos, que no se sentía tan culpable y empático con una situación. Él se había enamorado de ella durante su aventura en el Astillero. Así que se juró protegerla con su vida a toda costa, por el resto de su existencia, sin importar si ella le seguía amando o le empezaba a odiar.Después del desgarrador relato de a Aurora y luego de pasar un largo tiempo sentados en el sofá frente a la estufa, abrazados pero sin hablar, solo el sollozo de Aurora rompía de vez en cuando el prolongado silencio. Así, abrazados, se fueron quedando dormidos.Pamela ingresó a la casa para hablar con Dilan y los vio en el sillón, así que se acercó y tocó el hombro del lobo para despertarlo. Este abrió grande los ojos cuando vio que era ella quien lo despertaba- ¡Pam!, ¿qué sucede?- Perdona que te despierte, Dilan, debo hablar contigo- Vo
Narrador:Dilan quedó algo preocupado por lo que le había informado Pamela respecto a la desaparición de Camila, pero estaba convencido, o al menos eso quería, de que ella solo se había alejado por un tiempo, como siempre lo hacía cuando se enfadaba con él, por no prestarle la atención de la que consideraba merecedora, pero no para traicionar a la manada y mucho menos a él.Con esos pensamientos, y luego de que Pam se fuera nuevamente al campamento, entró en la casa. Esperaba encontrar a Aurora durmiendo aún en el sofá, tal y como él la había dejado.Lejos de eso, se encontró a la joven vampira sentada, con una mano tapando su boca, la otra estirada hacia abajo y su teléfono móvil en el suelo, con los ojos llenos de lágrimas y la vista perdida.De inmediato corrió hacia ella, no sabía que había ocurrido, pero era notorio que nada bueno.- Aurora, cariño, ¿qué sucede? - ella lo miró sin responder y las lágrimas rodaron por sus mejillas, Dilan la abrazó con fuerza - dime que pasa, ¡por