Pilar se echó a reír, ella tenía razón, no utilizarían el transporte común o que otros con más dinero contrataban. —Mejor la ayudo con eso, permítame. La enfermera asintió y le agradeció. Subieron al yate siendo acompañadas por dos escoltas, un capitán y un ayudante de cabina y partieron rumbo a A
—¿Quién te envió? —preguntó Peter, hablando en un perfecto turco. Aquel hombre, el interrogado, se enderezó en su silla al ver que el rubio entraba a ese apartamento. Al momento de lanzar esa pregunta, caminaba hacia él y se sentaba al otro lado de la mesa de pesado y frío metal, con carpetas en su
—No soy responsable de eso —saltó el hombre. —Pero sí de Beyoğlu —no fue una pregunta—, no por mucho tiempo estaría oculta esa verdad. Son atentados de lesa humanidad, se acabaron los abogados. Perdió el derecho a una llamada desde que entró acá y podría seguir perdiendo derechos, como el de un jui
—Abogado. Peter suspiró y se cruzó de brazos, recostando su espalda en la silla. —Creo que aún no sabes dónde estás. Puedo brindar protección a tu familia durante su traslado de Rumanía hasta su nuevo asentamiento, que elijan dónde, solo debes seguir respondiendo preguntas. Mis preguntas. Con un t
Se creó un silencio profundo, Peter no movió ni un solo músculo. Pensó rápidamente en esa locura que acababa de escuchar, sin mover ni una sola pestaña, no queriendo dar mayor lectura a nada más allá de lo evidente. «Este tipo conoce a Carol... Adaras conoce a Carol. Este imbécil no trabajó para Ad
Las risas del rumano fueron tragadas por la puerta que B.J cerró. Peter se alejó pasillo abajo, gruñendo, engrandecido. Abrió una puerta a su derecha, entró a otro piso, era el mismo al que llevó a Pilar cuando la interrogaba. Tomó una de las sillas que se ubicaba al rededor de la pequeña mesa, la a
(Dos días atrás). La noche cayó. Ya eran más de las 17:00 horas y Peter no daba señales de vida. Pilar agradecía sobremanera el haberse devuelto a su casa y que las ocupaciones aligeraran su preocupación. Llegar temprano a la isla fue buena cosa. Arreglar su pequeño hogar, asearlo, mostrarle a Susa
Pilar asintió, masticando su tostada untada en mermelada. —¿Te gustó el paseo de hoy? ¿Te gusta Anafi? Susana bufó, asintiendo cortito. —Es un lugar maravilloso y aún no lo conozco al completo. Todo el país lo es. Por lo que he visto, así lo creo. Santorini es increíble y apenas he visto algo. A