Pilar terminó de empacar, no se encontraba sola. Dejó a su hijo en el cuarto del bebé Lain mientras Carla y Lenis la acompañaban, viendo cómo acomodaba las pocas cosas que llevó. —¿Por qué lo hiciste? —La pregunta de Carla paralizó todo. El tono de voz destiló confianza y no juicio, sin embargo,
No quiso abrirlo en el carro. Después de Peter irse al trabajo, ella salió, buscó el paquete y llegó con él en brazos, alargando el momento de destapar esa pequeña caja. Casi sin respirar, atrajo hacia sí el famoso paquete y lo abrió, revelándose lo que ya sabía: un teléfono celular. Pilar apretó
Peter buscó a Pilar después de la reunión con sus amigos, pero supo que hablaba con las chicas, así que no quiso interrumpir. Buscó a sus hijos y al entrar al cuarto de Lain, encontró a Victoria y a Piero dormidos en una misma cama-cuna. Le pidió a la niñera un momento a solas. Después de ella salir
—Ya tenía una oferta de trabajo aquí, vi la posibilidad y no lo pensé dos veces. Eso fue todo, no es nada que tenga que ver con una amenaza, no escapé de algo en específico. Esa muerte fue muy horrible y lamentable, no quise quedarme más tiempo rodeada de todo eso y que ese suceso comprometiera mi c
Pilar se sentía frustrada, arrepentida y en ocasiones, un poco inútil. Desde que llegaron al nuevo apartamento, Peter y ella no se habían podido comunicar más allá de unos cortos minutos. La niñera tenía una habitación allí, era temporal, todo era temporal y era con esa chica con quien la enfermera
Por su parte, desde que llegaron a ese nuevo edifico, Peter se puso trabajar, su gente hacía un excelente trabajo y desde varios caminos llegaba información, emanando toma de decisiones y delegando más funciones. Dicha ocupación no dejó que pudiese ser el prefecto anfitrión para Pilar, la niñera y s
Al finalizar esa semana pudo hablar con Pilar, ver a sus dos hijos un poco más de cinco minutos. La encontró desesperada, quería irse a como diera lugar, pero la convenció de quedarse un poco más, esperar. La frase dicha por el excéntrico, "Carol quiere acabar con la enfermera" pinchaba las sienes d
Peter estrechó la mano de Vlachos. —Mi compañera, la oficial Takur. —Wow... —exhaló el griego, contemplándola—. Anteriormente, las oficiales no eran así de hermosas. —Ella no se inmutó ante el zalamero halago—. Por favor, adelante, siéntese por acá. ¿Desean algo de beber? —Señor Gaetano, no le ha